Clásicos, placer y pesadilla

La AFA bosqueja un torneo con una fecha de interzonales y varios se oponen. ¿Cómo pasó un derby de ser una fiesta a un incordio?

Olé
Pocas cosas son tan emotivas como los clásicos en el fútbol. Se viven desde varios días atrás, se palpitan, se duerme con hormiguitas en el estómago la noche anterior, hacen desaparecer el resto del mundo por dos horas, y se disfrutan como los grandes placeres o se sufren como uno sufre por las cosas que ama.



Cierto que buena parte de ese fantástico clima estará afectado, en la “normalidad” a la que nos iremos asimilando de aquí a fin de año, por la pandemia. Serían sin público en la cancha, sin cantos, restringiendo banderazos cuando los equipos salgan rumbo al estadio. Pero serían clásicos. De lo más movilizante que puede ofrecer el minitorneo que se bosqueja en la AFA para volver a la competencia local.

Un muestreo acotado marca una tendencia: 76% de los hinchas quiere clásicos en la programación. El borrador todavía no se ha discutido en la Liga Profesional. Pero ya campea en el ambiente que varios clubes se oponen a que, además de las fechas del fixture dividido en grupos, haya una de clásicos interzonales. Boca, River, Estudiantes y Rosario Central están anticipando su rechazo.

Y más allá de que puedan especular con la posibilidad de reclamar más dinero a la televisión para agregar ese atractivo, algo inquietante está pasando para que haya resistencia a lo más lindo del fútbol. El placer de los clásicos, con el tiempo y las presiones, ha devenido una pesadilla.

Los que jugarán copas pondrán sus mayores energías en el certamen internacional y no quieren que el rival de toda la vida los agarre mal parados. Los clásicos se volvieron angustiosos y angustiantes para la estabilidad de los dirigentes; como endiosan jugadores, a otros los condenan; y mientras se atiende otro frente y se rearman equipos que vienen de cuatro meses inmóviles en plena pandemia, el resultado de un derby hasta puede ser sacatécnicos.

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