Boca desiste de canjear a Marcone

El trueque por Marcone no va: el Rojo retiró de la mesa a Romero, el único jugador que a Boca le interesaba, y ofreció a Cecilio, que se considera libre.

Olé
Entonces al final ustedes no me quieren, yo estoy haciendo un esfuerzo grande para que la operación se dé, pero ustedes no quieren largar a Romero. Me hicieron perder el tiempo...”.


La frase, en tono amargado, con una buena dosis de reproche, la soltó Iván Marcone y no le costó ser mordaz. Del otro lado del teléfono, un dirigente de Independiente se tuvo que bancar ser el malo de la película para sostener una decisión que venía de más arriba. Cuando Independiente decidió sacar del trueque por Marcone el nombre de Silvio Romero, la operación madre dejó de existir.

Es que a Boca sólo le interesaba sacarle a Independiente al goleador del campeonato. Solamente eso justificaba perder a un jugador en un puesto clave como el de volante central. Olvídense de que Marcone fue suplente de Campuzano: es un futbolista con experiencia, que ya conoce el sistema de Russo, por algo el DT no lo quería largar por nada de mundo (ver aparte). Pero a Independiente le pareció demasiado entregar a Romero, por más conflicto que hubiera entre el jugador y la dirigencia. En definitiva, el problema de Romero se soluciona renegociando el contrato. Aún con las dificultades económicas que tiene Independiente, eso es mucho más barato que dárselo a Boca en bandeja de oro. “Imaginate si con Silvio los ayudábamos a ganar la Séptima... No podemos hacer eso. Romero es nuestro capitán y la figura del equipo, y Marcone es un suplente en Boca...”, fue la explicación que le dieron a Olé desde Mitre 470...

Por eso, ante este retroceso en chancletas de la dirigencia, Marcone se calentó. Porque sintió que él había quedado expuesto ante Boca y su gente, militando (por su condición de hincha confeso de Independiente) la chance del trueque, y manifestando su intención de bajar sus pretensiones económicas (se habló que cedería un 40%) para cumplir el sueño de jugar en el Rojo. Y ahora todo se desvanecía en el aire.

Lo que quedó en pie es la propuesta de Independiente, que para Boca es igual de ruinosa que el boceto anterior lo era para Independiente. Los Moyano el 75% del pase de Cecilio Domínguez a cambio del 50% del pase de Marcone, pero en un combo realmente inaceptable. Primero, querían que en el paquete se incluyera una condonación de una serie de deudas que el club de Avellaneda mantiene con Boca. Se incluye el detalle: 1.500.000 pesos por una diferencia cambiaria por los derechos de formación de Juan Sánchez Miño (un futbolista que le interesa al Consejo de Fútbol de Boca pero que quedó fuera del pack), que venció el 29 de febrero pasado; además de 4.000.000 de pesos de otra diferencia cambiaria por una cuota anterior del pase de Pablo Pérez, más 300.000 dólares de una cuota caída del pase del mismo Pérez que venció el mes pasado. El 31 de marzo del año que viene queda otra cuota del mismo valor por el pase del mediocampista que ahora juega en Newell’s, pero ese monto no estaba dentro de la propuesta.

Todo, por un jugador como Cecilio Domínguez que está en conflicto con Independiente, ya que se considera jugador libre por falta de pago. El Rojo, además, está en litigio con el América de México porque debe 4 millones de dólares del pase (que adquirió por 6 millones a principios de 2019). Son 3,2 millones, más 800 mil por penalidades por atrasarse en los pagos.

Imposible que Boca acepte no ya a un jugador, sino a una bomba legal a punto de estallar. Además de tratarse de un futbolista que nunca estuvo en los planes y que arrastra un historial de conflictos y de un rendimiento que en Independiente nunca levantó demasiado... Ya va quedando claro que Boca jugueteó con la desesperación de Independiente, para llevarlo a un arreglo apurado, para soltar a su mejor jugador como si fuera un remate judicial. Era demasiado bueno para ser real...

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