Batman Ocampos y Robin Navas son de Champions
El argentino marcó y selló el triunfo con un paradón en el descuento tras la lesión de Vaclik. Navas asistió y salvó bajo palos en el 100.
José María López
As
EI Sevilla dio un paso de gigante para sellar su pasaporte para la próxima edición de la Champions League gracias a Lucas Ocampos, el goleador y también el salvador de los de Lopetegui. Porque no conforme con marcar el gol de la victoria demostrando que su sociedad con Jesús Navas es más que ilimitada, el argentino se puso los guantes de su compañero Vaclik, lesionado de gravedad en la penúltima jugada del partido, para defender el enésimo balón colgado del Eibar y sacarle una mano milagrosa a Dmitrovic, que había subido a rematar. Para terminarlo todo, Jesús Navas salvó el triunfo bajo palos.
Toda la locura generada en el minuto 99 del partido tuvo su génesis en una jugada anterior, en la que un Sevilla pidiendo la hora dejó solo ante Vaclik a Kike García. El delantero armero cruzó en exceso y su disparo se estrelló en el palo, pero a inercia de su carrera hizo que chocara involuntariamente con Vaclik, provocándole un gesto extraño en su ya de por sí maltrecha rodilla.
Antes de la locura del descuento, el Sevilla se había adelantado gracias a que el brazalete de capitán lo luce un diablillo que reinó en el infierno de calor, 35 grados a la hora del inicio, en el que se convirtió el partido. A Navas le cerraron la banda y encontró una solución sencilla: recortar y tensar un balón con su pierna mala para que Ocampos entrara como una locomotora en el segundo palo.
A Dmitrovic le faltó poco para empatar pero no se le puede poner un reproche puesto que mantuvo vivo a su equipo con paradones de todos los colores. Pero el Sevilla tenía ayer a dos héroes sobre el césped que facilitan su presencia en la próxima Champions.
José María López
As
EI Sevilla dio un paso de gigante para sellar su pasaporte para la próxima edición de la Champions League gracias a Lucas Ocampos, el goleador y también el salvador de los de Lopetegui. Porque no conforme con marcar el gol de la victoria demostrando que su sociedad con Jesús Navas es más que ilimitada, el argentino se puso los guantes de su compañero Vaclik, lesionado de gravedad en la penúltima jugada del partido, para defender el enésimo balón colgado del Eibar y sacarle una mano milagrosa a Dmitrovic, que había subido a rematar. Para terminarlo todo, Jesús Navas salvó el triunfo bajo palos.
Toda la locura generada en el minuto 99 del partido tuvo su génesis en una jugada anterior, en la que un Sevilla pidiendo la hora dejó solo ante Vaclik a Kike García. El delantero armero cruzó en exceso y su disparo se estrelló en el palo, pero a inercia de su carrera hizo que chocara involuntariamente con Vaclik, provocándole un gesto extraño en su ya de por sí maltrecha rodilla.
Antes de la locura del descuento, el Sevilla se había adelantado gracias a que el brazalete de capitán lo luce un diablillo que reinó en el infierno de calor, 35 grados a la hora del inicio, en el que se convirtió el partido. A Navas le cerraron la banda y encontró una solución sencilla: recortar y tensar un balón con su pierna mala para que Ocampos entrara como una locomotora en el segundo palo.
A Dmitrovic le faltó poco para empatar pero no se le puede poner un reproche puesto que mantuvo vivo a su equipo con paradones de todos los colores. Pero el Sevilla tenía ayer a dos héroes sobre el césped que facilitan su presencia en la próxima Champions.