Bad Bunny con el 3 de Iverson

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Allen Iverson es una absoluta leyenda de la NBA y así se lo reconocen oficialmente (Hall of Fame en 2016), pero aún lo es más en las calles, en las canchas de baloncesto callejeras tan mitificadas de la cultura americana. Pocos jugadores tan carismáticos y queridos por el público como The Answer, así que no es extraño ver cómo la música urbana, Bad Bunny, se refiere a él en uno de sus temas.


Firmó noches épicas durante toda su carrera en los Sixers, pero ahora nos remontamos a su primer año, 1997, cuando ganó el premio a rookie del año. La fuerte personalidad y el descaro de Iverson la envidia Bad Bunny y cualquier chaval del mundo. Un jugador único en ataque, capaz de batir a cualquiera en un uno contra uno con sus tímidos 183 centímetros. Y cualquiera es cualquiera, hasta al más grande, hasta al 23.

Ser el enano de la NBA era un fuerte hándicap a la hora de pelear por arriba, pero también una ventaja ante hombres que superan las tres cifras de peso. Hizo del crossover un arte y tampoco se le resistían los mejores defensores de la historia. Y con 22 años se lo explicó a Michael Jordan.

Tras el famoso documental de Jordan se ha vuelto a recordar el increíble carácter del mejor jugador de todos los tiempos y uno de los aspectos más llamativos ha sido la dureza con la que trataba a sus compañeros de equipo. Pero también de profesión, a sus rivales. En el primer partido que les enfrentó, Jordan le dio su particular bienvenida al pick 1 del draft. “La primera vez que hablé con él fue ese año, en mi primer partido ante él como novato. Nunca lo olvidaré, porque se acercó a mí y me dijo: '¿Qué pasa, putita?' Nunca lo olvidaré ", recordó Iverson, quien esperaría un par de meses para responderle con aquel crossover. "Se encargó de hacerme recordar el número 23, siempre lo hacía. Pero cuando se marchó, iba a recordar también el número 3”.

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