Zidane, el profesor de Vinicius
Zizou empezó aconsejando en los entrenamientos al brasileño, que un día le pidió ayuda individualizada. Valdebebas es el aula de esas clases particulares.
Mario Cortegana
As
Una vez recuperado Vinicius (19 años) de la grave lesión que sufrió en marzo de 2019, Zidane prestó una gran atención a sus maneras en los entrenamientos. El técnico vio en él mucho potencial, pero también un amplio margen de mejora, por lo que los consejos, sobre todo para la finalización, fueron continuos. Pasados unos meses, al inicio de esta temporada, Vini, al que sus compañeros le habían hablado maravillas del Zizou entrenador, no dejó pasar la oportunidad y, para sorpresa de ZZ, decidió pedirle una ayuda extra tras las sesiones grupales.
Zidane, un jefe con un don psicológico para el trato humano, y su cuerpo técnico recogieron el guante. Dependiendo de lo que permita la agenda, desde entonces suelen ensayar dos o tres días a la semana la definición. Vinicius, además, se lleva deberes a casa, donde ve vídeos, analiza posturas corporales para el golpeo y superficies de contacto con el balón. Estudia cada detalle que influye en esos metros finales que le han afeado alguna actuación brillante y que en Brasil, en su ascenso hasta el primer equipo de Flamengo, no suponían problema alguno.
El apoyo audiovisual no es sólo con objetivos profesionales, sino también recreativos. Vinicius, que por edad casi no vio en directo a Zidane, busca sus vídeos en Youtube desde que el marsellés inició su segunda etapa en el banquillo blanco. Los disfruta tanto como la cercanía del míster, que en su peor momento, cuando en noviembre no le convocaba, fue cariñoso con él y le explicó los motivos de sus ausencias. Por eso, al margen de por su sueño de triunfar en el Madrid, nunca contempló una cesión en enero.
Mismo peso, más explosividad
Zidane celebra este Vinicius igual de intrépido pero, al mismo tiempo, más calmado, más maduro en la toma de decisiones y, muy importante para el entrenador, más solidario en defensa. Ante el Mallorca, cuando el francés varió el esquema y la posición de su gran estrella, Hazard, para que le entrara Vinicius en el once, el atacante fue el madridista con más balones recuperados, 9. Además, hizo el 1-0 y lideró los registros de faltas recibidas (3), ocasiones creadas (2, como Benzema), regates completados (2, como Modric), anticipaciones (2, como Ramos) y pases de espaldas (2, como Bale). Sin embargo, a causa de su atrevimiento, perdió 13 posesiones.
En el club y en el vestuario destacan el estado físico de Vinicius, ya de por sí explosivo. La clave la guarda su confinamiento, durante el que el atacante trabajó sin descanso. No quería perder el fuelle que había lucido en febrero y marzo, menos todavía sabiendo que Hazard estaría disponible con la reanudación de la competición, y unió a la rutina diseñada por Dupont la de su fisioterapeuta personal, Thiago Lobo, al que fichó en abril de 2019.
Con Lobo y Wesley Menezes y Luis Filipe Menegate, dos amigos de infancia con los que convive, se ejercitó en doble sesión cada día de la semana, con un total de tres horas y media diarias. La misión era potenciar sus músculos, definirlos, estar más fibrado, pero partiendo de la premisa de no ganar masa porque no la necesita y, por contra, se corría el riesgo de perder esa velocidad vital para sus cabalgadas y regates. Su peso, por lo tanto, apenas ha variado. Con los cuidados y las enseñanzas de Zidane y su dedicación fuera de Valdebebas, Vinicius, que ha participado en cinco goles en sus últimas siete titularidades, pide un hueco en el once.
Mario Cortegana
As
Una vez recuperado Vinicius (19 años) de la grave lesión que sufrió en marzo de 2019, Zidane prestó una gran atención a sus maneras en los entrenamientos. El técnico vio en él mucho potencial, pero también un amplio margen de mejora, por lo que los consejos, sobre todo para la finalización, fueron continuos. Pasados unos meses, al inicio de esta temporada, Vini, al que sus compañeros le habían hablado maravillas del Zizou entrenador, no dejó pasar la oportunidad y, para sorpresa de ZZ, decidió pedirle una ayuda extra tras las sesiones grupales.
Zidane, un jefe con un don psicológico para el trato humano, y su cuerpo técnico recogieron el guante. Dependiendo de lo que permita la agenda, desde entonces suelen ensayar dos o tres días a la semana la definición. Vinicius, además, se lleva deberes a casa, donde ve vídeos, analiza posturas corporales para el golpeo y superficies de contacto con el balón. Estudia cada detalle que influye en esos metros finales que le han afeado alguna actuación brillante y que en Brasil, en su ascenso hasta el primer equipo de Flamengo, no suponían problema alguno.
El apoyo audiovisual no es sólo con objetivos profesionales, sino también recreativos. Vinicius, que por edad casi no vio en directo a Zidane, busca sus vídeos en Youtube desde que el marsellés inició su segunda etapa en el banquillo blanco. Los disfruta tanto como la cercanía del míster, que en su peor momento, cuando en noviembre no le convocaba, fue cariñoso con él y le explicó los motivos de sus ausencias. Por eso, al margen de por su sueño de triunfar en el Madrid, nunca contempló una cesión en enero.
Mismo peso, más explosividad
Zidane celebra este Vinicius igual de intrépido pero, al mismo tiempo, más calmado, más maduro en la toma de decisiones y, muy importante para el entrenador, más solidario en defensa. Ante el Mallorca, cuando el francés varió el esquema y la posición de su gran estrella, Hazard, para que le entrara Vinicius en el once, el atacante fue el madridista con más balones recuperados, 9. Además, hizo el 1-0 y lideró los registros de faltas recibidas (3), ocasiones creadas (2, como Benzema), regates completados (2, como Modric), anticipaciones (2, como Ramos) y pases de espaldas (2, como Bale). Sin embargo, a causa de su atrevimiento, perdió 13 posesiones.
En el club y en el vestuario destacan el estado físico de Vinicius, ya de por sí explosivo. La clave la guarda su confinamiento, durante el que el atacante trabajó sin descanso. No quería perder el fuelle que había lucido en febrero y marzo, menos todavía sabiendo que Hazard estaría disponible con la reanudación de la competición, y unió a la rutina diseñada por Dupont la de su fisioterapeuta personal, Thiago Lobo, al que fichó en abril de 2019.
Con Lobo y Wesley Menezes y Luis Filipe Menegate, dos amigos de infancia con los que convive, se ejercitó en doble sesión cada día de la semana, con un total de tres horas y media diarias. La misión era potenciar sus músculos, definirlos, estar más fibrado, pero partiendo de la premisa de no ganar masa porque no la necesita y, por contra, se corría el riesgo de perder esa velocidad vital para sus cabalgadas y regates. Su peso, por lo tanto, apenas ha variado. Con los cuidados y las enseñanzas de Zidane y su dedicación fuera de Valdebebas, Vinicius, que ha participado en cinco goles en sus últimas siete titularidades, pide un hueco en el once.