Rakitic resucita al Barcelona
El croata salió del banquillo para solucionar en el 70' un partido en el que el Barça, de nuevo líder, estuvo atascado gracias a la gran defensa del Athletic.
Santi Giménez
As
El Barça se agarra a LaLiga pese a presentar síntomas claros de desgaste. Venció al Athletic por un 1-0 agónico en una nueva puesta en escena desastrosa de los blaugrana que salvó Rakitic en una jugada aislada que premia exageradamente la actuación del equipo blaugrana, que se aprovechó de un Athletic demasiado tímido. El equipo catalán ganó tres puntos clave que le permiten recuperar el liderato provisional y gana tiempo ante unas sensaciones futbolísticas terribles.
El Barça es un equipo de pronóstico muy grave que sin rumbo vive del respeto que sigue provocando en unos rivales que si fueran a por él desde el principio del partido le desmontarían. También vive de grandes jugadores y de arranques de orgullo. Pero eso no es un plan.
Lo demás, es un decorado de cartón piedra que se derrumbará antes o después si no hay un cambio radical. Tiene momentos, escasísimos, el equipo de Setién en los que trata de recordar lo que fue ante un equipo contrario que se teme lo peor. Puede seguir sacando adelante partidos, pero el conjunto blaugrana a día de hoy no es más que Gloria Swanson en el Crepúsculo de los Dioses bajando por la escalera de su mansión pensando que sigue siendo la gran estrella del cine…mudo cuando el sonoro es lo que impera.
Ya no es el Barça un equipo que juegue un partido, que vive de momentos y juega a tres velocidades. A saber: lentísimo en ataque, rápido para recuperar la pelota y luego, la que quiera Messi. Un equipo funcionarial que impone a los rivales por lo que fue y porque sus jugadores sacan adelante una obra en la que se improvisa la escena cada tres minutos. El plan de juego es inexistente.
Desde el inicio de su duelo ante el Athletic, el Barcelona fue su versión más simple. La de un equipo previsible en ataque, y que vivía de las correcciones de Busquets, Piqué y de los acelerones de Messi ante un Athletic que se reservó a su dinamita de cara a la segunda parte.
Garitano salió sin Muniain, Iñigo Martínez, Dani García, Raúl García y Capa. Y con Yuri sancionado. Todos teóricos titulares. Tras el desastre de la primera parte, un chequeo a los banquillos de ambos equipos dejaba claro que los vascos tenían más balas en la recámara que Setién.
Tras unos primeros 45 minutos insulsos debidos a la timidez del Athletic y la incompetencia blaugrana el partido estaba en un punto en el que o lo resolvía un golpe de genio inesperado del Barça o era del Athletic a poco que apretara y se diera cuenta de que el Barça era un muerto viviente.
A los diez minutos de la reanudación Setién dio entrada a Riqui Puig, un chaval del filial, por un Arthur, que de nuevo volvió a ejercer de jefe de reposición de grapadoras en una oficina de patentes. Por su parte, Garitano metió mambo en su equipo con la entrada de Dani García y Muniain. Les siguieron Capa y Villalibre, mientras que al técnico cántabro no le quedaba otra que tirar, esta vez sí, de Ansu. El partido entraba en sus últimos 20 minutos en un duelo entre un Barça apuntalado por unos chavales que pusieron las pilas a unos veteranos como Rakitic, que cazó un rebote en el área para marcar un gol que era el desfibrilador de un conjunto agónico. El Barça es líder, pero tiene muy mala pinta.
Santi Giménez
As
El Barça se agarra a LaLiga pese a presentar síntomas claros de desgaste. Venció al Athletic por un 1-0 agónico en una nueva puesta en escena desastrosa de los blaugrana que salvó Rakitic en una jugada aislada que premia exageradamente la actuación del equipo blaugrana, que se aprovechó de un Athletic demasiado tímido. El equipo catalán ganó tres puntos clave que le permiten recuperar el liderato provisional y gana tiempo ante unas sensaciones futbolísticas terribles.
El Barça es un equipo de pronóstico muy grave que sin rumbo vive del respeto que sigue provocando en unos rivales que si fueran a por él desde el principio del partido le desmontarían. También vive de grandes jugadores y de arranques de orgullo. Pero eso no es un plan.
Lo demás, es un decorado de cartón piedra que se derrumbará antes o después si no hay un cambio radical. Tiene momentos, escasísimos, el equipo de Setién en los que trata de recordar lo que fue ante un equipo contrario que se teme lo peor. Puede seguir sacando adelante partidos, pero el conjunto blaugrana a día de hoy no es más que Gloria Swanson en el Crepúsculo de los Dioses bajando por la escalera de su mansión pensando que sigue siendo la gran estrella del cine…mudo cuando el sonoro es lo que impera.
Ya no es el Barça un equipo que juegue un partido, que vive de momentos y juega a tres velocidades. A saber: lentísimo en ataque, rápido para recuperar la pelota y luego, la que quiera Messi. Un equipo funcionarial que impone a los rivales por lo que fue y porque sus jugadores sacan adelante una obra en la que se improvisa la escena cada tres minutos. El plan de juego es inexistente.
Desde el inicio de su duelo ante el Athletic, el Barcelona fue su versión más simple. La de un equipo previsible en ataque, y que vivía de las correcciones de Busquets, Piqué y de los acelerones de Messi ante un Athletic que se reservó a su dinamita de cara a la segunda parte.
Garitano salió sin Muniain, Iñigo Martínez, Dani García, Raúl García y Capa. Y con Yuri sancionado. Todos teóricos titulares. Tras el desastre de la primera parte, un chequeo a los banquillos de ambos equipos dejaba claro que los vascos tenían más balas en la recámara que Setién.
Tras unos primeros 45 minutos insulsos debidos a la timidez del Athletic y la incompetencia blaugrana el partido estaba en un punto en el que o lo resolvía un golpe de genio inesperado del Barça o era del Athletic a poco que apretara y se diera cuenta de que el Barça era un muerto viviente.
A los diez minutos de la reanudación Setién dio entrada a Riqui Puig, un chaval del filial, por un Arthur, que de nuevo volvió a ejercer de jefe de reposición de grapadoras en una oficina de patentes. Por su parte, Garitano metió mambo en su equipo con la entrada de Dani García y Muniain. Les siguieron Capa y Villalibre, mientras que al técnico cántabro no le quedaba otra que tirar, esta vez sí, de Ansu. El partido entraba en sus últimos 20 minutos en un duelo entre un Barça apuntalado por unos chavales que pusieron las pilas a unos veteranos como Rakitic, que cazó un rebote en el área para marcar un gol que era el desfibrilador de un conjunto agónico. El Barça es líder, pero tiene muy mala pinta.