Las claves del caso Romero

Varios jugadores, dirigentes y otros actores importantes del club reafirman en voz baja que Silvio Romero no se manejó bien como capitán para pedir el pago de la deuda. Desde el entorno del delantero sostienen que él no quiso intimar. ¿Cómo sigue esto?

Olé
Debilitado. Así quedó Silvio Romero ante una parte importante del plantel de Independiente. Son varios los futbolistas que por lo bajo sostienen que el capitán del equipo los arrastró a todos a un conflicto que podría haberse evitado. Fueron 14 los jugadores que intimaron al club el 4 de mayo. De todos ellos, hay dos que se encuentran a préstamo en otras instituciones, pero el Rojo aún se hace cargo de abonar parte de sus salarios: Jonathan Menéndez, quien está en Talleres, y Cristian Chávez​, que se encuentra en Central Córdoba de Santiago del Estero. Ambos deberán regresar a Avellaneda después del 30 de junio.


Muchos jugadores consideran que el Chino adoptó una postura demasiado confrontativa. Lo que cuestionan no es el reclamo, que por cierto todos consideran legítimo, sino las formas de ejercerlo. Creen que no era necesario llegar a la instancia de las cartas documento. Están convencidos de que el problema pudo haberse resuelto sin entrar en guerra con la dirigencia. Y advierten que quedaron expuestos ante el público en un contexto de crisis generalizada por el parate del fútbol, lo que llevó a muchas instituciones a tener dificultades para afrontar sus pagos cotidianos ante la merma significativa de ingresos.

Desde el entorno de Romero aseguran que él no tomó la decisión de ir a fondo, aunque en el plantel algunos sostienen que fue el punta quien agarró las riendas y empujó a todos hacia la contienda. Lo mismo piensan muchos dirigentes importantes. Todos acusan al Chino de haber sido quien fogoneó la revuelta. Y existen otros actores muy importantes en la vida del club que consideran que el atacante no debería continuar en la institución y lo ven como el responsable de haber generado una grieta.

Romero llegó a Independiente a principios de 2018. En ese momento, el Rojo se comprometió a pagarle al América de México 4.200.000 dólares por el 70% del pase. Si el club no hubiese desembolsado un monto tan importante para contratarlo, sería más fácil concretar su salida. Pero los directivos no están dispuestos a regalar el patrimonio. De todas formas, hay posibilidades de que el goleador se marche si llega alguna oferta convincente. Desde Avellaneda cuentan que lo que más despierta preocupación es la continuidad de su vínculo con algunos de sus compañeros. Temen que pueda surgir un foco de conflicto. Y ese temor no sólo se ve reflejado en lo que los directivos sostienen en voz baja, sino también en otros actores clave.

El delantero de 31 años está indignado y optó por atacar a los mensajeros. En diciembre del año pasado, sus representantes se pelearon con la CD y casi vuelan trompadas. En el club creen que por eso les está haciendo la vida imposible.

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