La redención de Bale
Madrid, AS
Once partidos para la redención de Gareth Bale. El galés de 30 años (31 en poco más de un mes) tiene ante sí la oportunidad de protagonizar otro retorno desde el ostracismo, empezando este mismo domingo (19:30 horas, Movistar LaLiga) contra el Eibar en el Alfredo di Stéfano de Valdebebas. Zidane sopesa contar con él en el once titular como extremo derecho, formando tridente de ataque junto a Hazard, por la izquierda, y a Benzema, en punta. La relación entre Zizou y Bale no es la ideal, pero ya desde el principio de la temporada el técnico dejó claro que, si el británico estaba a su disposición, pensaba sacar lo máximo de él.
Tanto fue así que Bale fue titular en seis de las ocho primeras jornadas de LaLiga, pese a que Zidane exteriorizó claramente en pretemporada su deseo de que saliese del equipo: “Es bueno para todos, el jugador conoce su situación. El Madrid está tratando su salida, si se va mañana, mejor”, dijo Zizou en Houston tras el primer amistoso del curso ante el Bayern, en los días en que el galés anduvo muy cerca de firmar por un club de China.
Aquello no fructificó, Bale se quedó en Madrid y Zidane tiró de él cuanto pudo, hasta que llegaron los problemas: las recurrentes lesiones, aquella pancarta en Gales (“Wales. Golf. Madrid. In that order”) y un rendimiento cuestionable, con sólo tres goles y dos asistencias en 1.160 minutos este curso. No marca en LaLiga desde el 1 de septiembre de 2019 (doblete en casa del Villarreal) y con el Madrid como local, desde el 16 de marzo del mismo año, en LaLiga del pasado curso. Aun así, fue titular en casa del PSG, en el Camp Nou, en el Metropolitano… Pero en las semanas previas al parón por la crisis de la COVID-19 Zidane parecía haber perdido la fe del todo en él: sólo 15 minutos en la ida de octavos de Champions contra el City, ninguno en el Bernabéu ante el Barcelona y tampoco en el Villamarín contra el Betis, con el equipo perdiendo y cediendo el liderato.
Los rivales en la derecha
Sin embargo, las circunstancias han acudido de nuevo en ayuda de Bale, al que le beneficia su experiencia, su capacidad goleadora (más en el pasado que en el presente) y sobre todo, la coyuntura de la plantilla. Zidane sólo ve a Vinicius por la izquierda, donde la recuperación de Hazard le cierra el paso; los números de Rodrygo (siete goles en 1.010 minutos) son su mejor aval, pero la confianza de Zidane en él menguó con el paso de las semanas, hasta el límite de que a finales de febrero debió bajar al Castilla para poder disfrutar de minutos, tras tres jornadas sin siquiera ir convocado; Lucas Vázquez parte con el cartel de revulsivo y refresco, su turno llegaría más adelante con la sobrecarga de partidos; Brahim no cuenta, sólo ha disputado 170 minutos, la mayor parte en Copa; y Asensio asomaría como el principal rival de Bale por ese puesto en la derecha, pero Zidane no se arriesgará a darle la titularidad de primeras tras más de diez meses en el dique seco. El momento del balear llegará, pero Zidane ya ha demostrado que las prisas no van con él.
Once partidos para la redención de Gareth Bale. El galés de 30 años (31 en poco más de un mes) tiene ante sí la oportunidad de protagonizar otro retorno desde el ostracismo, empezando este mismo domingo (19:30 horas, Movistar LaLiga) contra el Eibar en el Alfredo di Stéfano de Valdebebas. Zidane sopesa contar con él en el once titular como extremo derecho, formando tridente de ataque junto a Hazard, por la izquierda, y a Benzema, en punta. La relación entre Zizou y Bale no es la ideal, pero ya desde el principio de la temporada el técnico dejó claro que, si el británico estaba a su disposición, pensaba sacar lo máximo de él.
Tanto fue así que Bale fue titular en seis de las ocho primeras jornadas de LaLiga, pese a que Zidane exteriorizó claramente en pretemporada su deseo de que saliese del equipo: “Es bueno para todos, el jugador conoce su situación. El Madrid está tratando su salida, si se va mañana, mejor”, dijo Zizou en Houston tras el primer amistoso del curso ante el Bayern, en los días en que el galés anduvo muy cerca de firmar por un club de China.
Aquello no fructificó, Bale se quedó en Madrid y Zidane tiró de él cuanto pudo, hasta que llegaron los problemas: las recurrentes lesiones, aquella pancarta en Gales (“Wales. Golf. Madrid. In that order”) y un rendimiento cuestionable, con sólo tres goles y dos asistencias en 1.160 minutos este curso. No marca en LaLiga desde el 1 de septiembre de 2019 (doblete en casa del Villarreal) y con el Madrid como local, desde el 16 de marzo del mismo año, en LaLiga del pasado curso. Aun así, fue titular en casa del PSG, en el Camp Nou, en el Metropolitano… Pero en las semanas previas al parón por la crisis de la COVID-19 Zidane parecía haber perdido la fe del todo en él: sólo 15 minutos en la ida de octavos de Champions contra el City, ninguno en el Bernabéu ante el Barcelona y tampoco en el Villamarín contra el Betis, con el equipo perdiendo y cediendo el liderato.
Los rivales en la derecha
Sin embargo, las circunstancias han acudido de nuevo en ayuda de Bale, al que le beneficia su experiencia, su capacidad goleadora (más en el pasado que en el presente) y sobre todo, la coyuntura de la plantilla. Zidane sólo ve a Vinicius por la izquierda, donde la recuperación de Hazard le cierra el paso; los números de Rodrygo (siete goles en 1.010 minutos) son su mejor aval, pero la confianza de Zidane en él menguó con el paso de las semanas, hasta el límite de que a finales de febrero debió bajar al Castilla para poder disfrutar de minutos, tras tres jornadas sin siquiera ir convocado; Lucas Vázquez parte con el cartel de revulsivo y refresco, su turno llegaría más adelante con la sobrecarga de partidos; Brahim no cuenta, sólo ha disputado 170 minutos, la mayor parte en Copa; y Asensio asomaría como el principal rival de Bale por ese puesto en la derecha, pero Zidane no se arriesgará a darle la titularidad de primeras tras más de diez meses en el dique seco. El momento del balear llegará, pero Zidane ya ha demostrado que las prisas no van con él.