La Premier más esperada
Los goles de Willian y Pulisic le dan el campeonato inglés a los de Klopp. No lo lograban desde la temporada 1989-1990, cuando todavía no existía la Premier.
Alberto Muñoz
As
Han tenido que pasar tres décadas, dos Champions y una pandemia para que el Liverpool vuelva a ser campeón de Inglaterra. Y, por primera vez, campeón de la Premier en su actual formato. Los 'reds' suman su 19º título de liga de la forma más extraña, y es que no solo se convierten en campeones desde casa a raíz de la derrota de su perseguidor (si es que se puede seguir llamando así a un Manchester City que está a 23 puntos), sino que también lo hacen en medio de un confinamiento que hace imposible la celebración con sus aficionados. A las calles de la ciudad de los Beatles más les vale no tener demasiada música y alboroto esta noche, pues el país está bajo amenaza de una segunda oleada de la enfermedad, pero Klopp ya tiene el título que querían en Anfield. Él, ya es leyenda.
El coronavirus congeló en marzo al que puede ser el campeón más contundente de la historia de la Premier pero el retorno ha demostrado que el motor de los 'Reds' no ha perdido una sola revolución. La temperatura a la que los mantiene Jürgen Klopp es encomiable, sobre todo teniendo en cuenta que ayer, con 20 puntos de ventaja sobre el Manchester City y el título ya en el bolsillo, la imagen que dieron los suyos fue espectacular. No solo pasaron por encima del Crystal Palace con contundencia, sino que mantuvieron las ganas desde el minuto uno hasta el 90. El campeón en estado puro.
En Stamford Bridge, sin embargo, se pudieron ver otras dos realidades. Una, la de un Manchester City que se sabe con potencial para disputar mejor esta Premier pero al que la realidad le ha puesto frente a un reflejo de lo más incómodo. Este equipo no puede terminar la temporada tan lejos del líder. La otra, la de un Chelsea ilusionado con los fichajes de la próxima temporada y con la sensación de que pueden retener la cuarta plaza ante el embate del Manchester United. De momento, y a falta de que jueguen los 'red devils', los 'blues' tienen cinco puntos de ventaja.
Tanto Lampard como Pep tenían claro antes del partido que el Liverpool iba a hacerse con esta Premier, ya fuese esta noche o el fin de semana. “¡Que nos animen los aficionados del Liverpool es algo muy extraño! Ya ganaron la liga hace meses y no creo que pierdan nada en cuanto a celebraciones si se confirma esta noche. Han hecho una temporada impresionante. Deberían estar muy contentos por lo bien que lo han hecho, pero eso es cosa suya, nosotros solo nos centramos en el partido”, aseguraba el entrenador del Chelsea.
Mientras, Guardiola, que ha terminado hincando la rodilla ante Klopp, no quiso ocultar el trago que suponían estos días para ellos: “Escucha, no podemos ganar todos los títulos, pero tampoco podemos negar que esta semana va a ser dura. Le doy mi enhorabuena al Liverpool, se han llevado el título. Ahora tenemos por delante la eliminatoria de Champions y la FA Cup, que estamos bien posicionados”.
A pesar de que los 'citizens' empezaron el partido con mucha fluidez en la circulación de balón, el Chelsea golpeó primero. Lo hizo, además, de la forma que más duele a Pep. Al contragolpe y aprovechándose de dos errores garrafales de Mendy. Primero dejando el balón a Pulisic demostrando una total falta de intensidad, y después no acertando a meter la pierna con contundencia cuando el estadounidense se la tiró al espacio para plantarse ante Ederson. El ex del Dortmund, al que por cierto entrenó Jürgen, no pudo definir mejor, como tampoco pudo disparar mejor De Bruyne en la segunda mitad.
Su disparo de falta a la escuadra derecha de Kepa detuvo el tiempo en Liverpool, pero es que prácticamente acto seguido Sterling mandó un balón al palo que seguro que hizo que más de un aficionado 'red' volviese a poner el corcho al champán. En los minutos finales la volvió a tener Pulisic, pero Walker le sacó el balón sobre la línea. Lo mismo intentó poco después Fernandinho, esta vez con la mano, pero el VAR, que anduvo más rápido que el árbitro, le pilló, mostró tarjeta roja al brasileño y el penalti terminó en gol de Willian y título para el Liverpool.
Alberto Muñoz
As
Han tenido que pasar tres décadas, dos Champions y una pandemia para que el Liverpool vuelva a ser campeón de Inglaterra. Y, por primera vez, campeón de la Premier en su actual formato. Los 'reds' suman su 19º título de liga de la forma más extraña, y es que no solo se convierten en campeones desde casa a raíz de la derrota de su perseguidor (si es que se puede seguir llamando así a un Manchester City que está a 23 puntos), sino que también lo hacen en medio de un confinamiento que hace imposible la celebración con sus aficionados. A las calles de la ciudad de los Beatles más les vale no tener demasiada música y alboroto esta noche, pues el país está bajo amenaza de una segunda oleada de la enfermedad, pero Klopp ya tiene el título que querían en Anfield. Él, ya es leyenda.
El coronavirus congeló en marzo al que puede ser el campeón más contundente de la historia de la Premier pero el retorno ha demostrado que el motor de los 'Reds' no ha perdido una sola revolución. La temperatura a la que los mantiene Jürgen Klopp es encomiable, sobre todo teniendo en cuenta que ayer, con 20 puntos de ventaja sobre el Manchester City y el título ya en el bolsillo, la imagen que dieron los suyos fue espectacular. No solo pasaron por encima del Crystal Palace con contundencia, sino que mantuvieron las ganas desde el minuto uno hasta el 90. El campeón en estado puro.
En Stamford Bridge, sin embargo, se pudieron ver otras dos realidades. Una, la de un Manchester City que se sabe con potencial para disputar mejor esta Premier pero al que la realidad le ha puesto frente a un reflejo de lo más incómodo. Este equipo no puede terminar la temporada tan lejos del líder. La otra, la de un Chelsea ilusionado con los fichajes de la próxima temporada y con la sensación de que pueden retener la cuarta plaza ante el embate del Manchester United. De momento, y a falta de que jueguen los 'red devils', los 'blues' tienen cinco puntos de ventaja.
Tanto Lampard como Pep tenían claro antes del partido que el Liverpool iba a hacerse con esta Premier, ya fuese esta noche o el fin de semana. “¡Que nos animen los aficionados del Liverpool es algo muy extraño! Ya ganaron la liga hace meses y no creo que pierdan nada en cuanto a celebraciones si se confirma esta noche. Han hecho una temporada impresionante. Deberían estar muy contentos por lo bien que lo han hecho, pero eso es cosa suya, nosotros solo nos centramos en el partido”, aseguraba el entrenador del Chelsea.
Mientras, Guardiola, que ha terminado hincando la rodilla ante Klopp, no quiso ocultar el trago que suponían estos días para ellos: “Escucha, no podemos ganar todos los títulos, pero tampoco podemos negar que esta semana va a ser dura. Le doy mi enhorabuena al Liverpool, se han llevado el título. Ahora tenemos por delante la eliminatoria de Champions y la FA Cup, que estamos bien posicionados”.
A pesar de que los 'citizens' empezaron el partido con mucha fluidez en la circulación de balón, el Chelsea golpeó primero. Lo hizo, además, de la forma que más duele a Pep. Al contragolpe y aprovechándose de dos errores garrafales de Mendy. Primero dejando el balón a Pulisic demostrando una total falta de intensidad, y después no acertando a meter la pierna con contundencia cuando el estadounidense se la tiró al espacio para plantarse ante Ederson. El ex del Dortmund, al que por cierto entrenó Jürgen, no pudo definir mejor, como tampoco pudo disparar mejor De Bruyne en la segunda mitad.
Su disparo de falta a la escuadra derecha de Kepa detuvo el tiempo en Liverpool, pero es que prácticamente acto seguido Sterling mandó un balón al palo que seguro que hizo que más de un aficionado 'red' volviese a poner el corcho al champán. En los minutos finales la volvió a tener Pulisic, pero Walker le sacó el balón sobre la línea. Lo mismo intentó poco después Fernandinho, esta vez con la mano, pero el VAR, que anduvo más rápido que el árbitro, le pilló, mostró tarjeta roja al brasileño y el penalti terminó en gol de Willian y título para el Liverpool.