La incertidumbre del jugador argentino en la pandemia
La situación para muchos futbolistas argentinos es límite, física y psicológicamente. Algunos ya se plantean dejar Argentina el próximo mercado.
Jorge Castro
As
El 17 de marzo de 2020 se suspendía de forma indefinida el fútbol argentino. La llegada del coronavirus al país ponía fin a la Copa de la Superliga en sus primeros partidos, y dejaba en el horizonte un panorama difícil de preveer. Más de tres meses más tarde, la situación sigue siendo una incógnita. Todavía se desconoce cuando volverán los equipos a los entrenamientos y es aún más difícil saber cuando se volverá a jugar.
Muchos clubes tanto del interior como de la ciudad han empezado a presionar a la Asociación del Fútbol Argentina (AFA) para regresar a las prácticas. Marcelo Gallardo, director técnico de River Plate, pidió soluciones. Futbolistas de los equipos cordobeses pidieron entrenar. De momento, lo único que se ha anunciado es un protocolo sanitario para cuando se vuelva, pero sin aclarar fechas.
En esta situación, los futbolistas argentinos viven con la incertidumbre de no saber cuando deben volver al trabajo, y entrenando de forma precaria en sus casas. Muchos están llegando a su límite, hasta tal punto que empiezan a plantearse la opción de salir del país en busca de un futuro más seguro en otras ligas.
Respecto a los contratos, Agremiados y AFA llegaron a un importante acuerdo para asegurar los salarios hasta final de año, pero no es suficiente. La devaluación que sufre el fútbol mundial afecta directamente al argentino, y cada día que pasa sin competición hace que todo sea un poco más difícil. Si bien es cierto que a corto plazo la situación está solucionada, no se está planeando el futuro a medio y largo.
El problema físico y psicológico
Se van a cumplir 100 días desde que los jugadores se entrenasen en grupo por última vez. Por este motivo, la Asociación de Profesores de Educación Física del Fútbol Argentino (APEFFA) publicó una carta en la que intentaban explicar los problemas que puede generar tantos días de inactividad, aclarando que no solo son físicos, sino también psicológicos.
"La inactividad prolongada produce en el jugador una reversibilidad o desentrenamiento muy significativo, acarreando consecuencias negativas en varios planos. El deportista se ve afectado no sólo en el aspecto físico, sino también cognitivo, estructural, funcional, psicológico y emocional", explican los expertos.
A pesar del esfuerzo de los clubes por que los chicos se mantengan en forma con videollamadas y planes personalizados, las condiciones no acompañan. Muchos de ellos no tienen los recursos o el espacio necesario. A esto hay que sumarle el esfuerzo mental que conlleva estar encerrado durante tanto tiempo.
Pasa el tiempo y faltan respuestas. Gallardo lo explicaba el otro día: "Cada vez es más difícil de asimilar, no sólo para los futbolistas, para todos". El virus no se va a marchar, y el deber de las organizaciones es buscar soluciones para que el fútbol pueda volver. Ya lo ha hecho en muchos otros países que pueden servir de ejemplo. Mientras tanto, los jugadores siguen esperando.
Jorge Castro
As
El 17 de marzo de 2020 se suspendía de forma indefinida el fútbol argentino. La llegada del coronavirus al país ponía fin a la Copa de la Superliga en sus primeros partidos, y dejaba en el horizonte un panorama difícil de preveer. Más de tres meses más tarde, la situación sigue siendo una incógnita. Todavía se desconoce cuando volverán los equipos a los entrenamientos y es aún más difícil saber cuando se volverá a jugar.
Muchos clubes tanto del interior como de la ciudad han empezado a presionar a la Asociación del Fútbol Argentina (AFA) para regresar a las prácticas. Marcelo Gallardo, director técnico de River Plate, pidió soluciones. Futbolistas de los equipos cordobeses pidieron entrenar. De momento, lo único que se ha anunciado es un protocolo sanitario para cuando se vuelva, pero sin aclarar fechas.
En esta situación, los futbolistas argentinos viven con la incertidumbre de no saber cuando deben volver al trabajo, y entrenando de forma precaria en sus casas. Muchos están llegando a su límite, hasta tal punto que empiezan a plantearse la opción de salir del país en busca de un futuro más seguro en otras ligas.
Respecto a los contratos, Agremiados y AFA llegaron a un importante acuerdo para asegurar los salarios hasta final de año, pero no es suficiente. La devaluación que sufre el fútbol mundial afecta directamente al argentino, y cada día que pasa sin competición hace que todo sea un poco más difícil. Si bien es cierto que a corto plazo la situación está solucionada, no se está planeando el futuro a medio y largo.
El problema físico y psicológico
Se van a cumplir 100 días desde que los jugadores se entrenasen en grupo por última vez. Por este motivo, la Asociación de Profesores de Educación Física del Fútbol Argentino (APEFFA) publicó una carta en la que intentaban explicar los problemas que puede generar tantos días de inactividad, aclarando que no solo son físicos, sino también psicológicos.
"La inactividad prolongada produce en el jugador una reversibilidad o desentrenamiento muy significativo, acarreando consecuencias negativas en varios planos. El deportista se ve afectado no sólo en el aspecto físico, sino también cognitivo, estructural, funcional, psicológico y emocional", explican los expertos.
A pesar del esfuerzo de los clubes por que los chicos se mantengan en forma con videollamadas y planes personalizados, las condiciones no acompañan. Muchos de ellos no tienen los recursos o el espacio necesario. A esto hay que sumarle el esfuerzo mental que conlleva estar encerrado durante tanto tiempo.
Pasa el tiempo y faltan respuestas. Gallardo lo explicaba el otro día: "Cada vez es más difícil de asimilar, no sólo para los futbolistas, para todos". El virus no se va a marchar, y el deber de las organizaciones es buscar soluciones para que el fútbol pueda volver. Ya lo ha hecho en muchos otros países que pueden servir de ejemplo. Mientras tanto, los jugadores siguen esperando.