La epopeya que marcó la historia de Boca
La Gira del 25 no sólo lo convirtió en el primer equipo argentino en jugar en Europa, también provocó la gran explosión de popularidad en todo el país y el mundo. A 95 años del partido que cerró ese viaje, Olé le rinde homenaje.
Olé
La Gira del 25 de Boca por Europa marcó un antes y un después mucho antes de que el Boca del Toto Lorenzo o el de Carlos Bianchi conquistaran el mundo. Por esos años, en el Río de La Plata se disputaba por esos años la supremacía en el fútbol sudamericano. Uruguay había sido campeón olímpico en 1924 y Argentina, que era el gran rival en los torneos sudamericanos, quería mostrar sus dientes de manera internacional y armar un equipo para florearse por Europa. Sin embargo, por una razón o por otra, siempre terminaba echándose para atrás.
"Vamos nosotros", dijo Boca, que recibió el apoyo de todo el fútbol argentino y en 1925 emprendió un viaje sin retorno, que no sólo lo convirtió en el primer equipo argentino en cruzar el Atlántico, sino que provocó la gran explosión de popularidad xeneize en todo el territorio nacional y llevó sus colores al resto del mundo.
“Los aficionados están en el deber de despedir dignamente la primera embajada deportiva argentina que surcará el océano para hacer conocer en la vieja Europa la potencialidad de nuestro más popular deporte. Saludemos a los bravos footballers que llevan tan alta misión deportiva y patriótica”, dijo el diario Crítica, a modo de convocatoria para la despedida.
Y más de 10.000 personas asistieron. “Nunca una concurrencia más numerosa que la de anoche al puerto, a despedir una delegación sportiva”, escribió el diario La Nación.
Boca partió el 4 de febrero a bordo del transatlántico Formose, hizo una escala en Montevideo y llegó a Vigo el día 27. Y tras una escala en Santos, llegó de regreso al país en el Mosella el 12 de julio, poco más de cinco meses después.
Jugadores propios y prestados
Boca llevó una delegación de 17 jugadores, con doce propios y cinco prestados por otros equipos para que representen al país con los colores azul y amarillo; dos dirigentes; un hincha que hacía de utilero, masajista y todo lo que fuera necesario; y un periodista, Natalio Botana, enviado por Crítica.
En el viaje de ida, para no perder la forma, los futbolistas se entrenaban en la cubierta. De hecho, el número 5 xeneize Mario Busso se lesionó a bordo de barco y durante la mayor parte de la gira lo reemplazó Luis Vaccaro, que se había sumado prestado por Argentinos.
A pesar del agotador viaje, Boca debutó el 5 de marzo con una victoria por 3-1 ante el Celta de Vigo. Luis Cerroti tuvo el privilegio de convertir el primer gol argentino en Europa y también el segundo, a los 2 y 57 minutos del partido.
Era tanta la expectativa por ver al equipo argentino que la cancha desbordó con 25.000 personas y el juego estuvo parado 16 minutos durante el primer tiempo porque se vino abajo el techo de una fábrica vecina donde había gente mirando el partido, con un saldo de dos muertos y 26 heridos.
En total, Boca ganó 15 de los 19 partidos disputados entre España, Alemania y Francia, empató uno y perdió apenas tres. Antonio Cerroti y Segundo Médici fueron los únicos que estuvieron en los 19, mientras que Manuel Seone fue el goleador con 12 y lo siguió Cerroti con 10.
"Voy a hacerle un gol de 25 metros", desafió Tarasconi ante la prensa, antes de enfrentar al Espanyol que tenía en sus filas al famoso arquero Zamora. Hubo polémica, lo trataron de argentino bocón. Pero Tarasca cumplió con un zapatazo que superó a "El Divino" y pudo "verse" a través de los gráficos de los goles que hacía cada día el diario Crítica.
Una intoxicación en un banquete organizado la noche previa a la revancha con Celta llevó a la primera derrota; y luego, otras dos caídas polémicas en el País Vasco sobre el cierre de la gira por España, llevaron a que los franceses desistieran de la invitación y Boca partiera para Alemania, donde volvió a recuperar su brillo y no volvió a caer por el resto de la gira. "Los malabaristas del fútbol", los llamaron.
Antes de pegar la vuelta, tras la levantada, el equipo finalmente se presentó en Francia con una goleada 4-2 a un seleccionado de Paris.
"En la gira nació otro mito, el del jugador número 12, Victoriano Caffarena", cuenta Germán Origuela, autor del libro "La gira del 25, historia gráfica de la gira por Europa". Es que Toto, como le decían, vendió una propiedad para ayudar a costear el viaje, cubrió los gastos de varios jugadores y durante esos cinco meses ofició de masajista, utilero, aguatero, delegado, técnico, posaba para las fotos en la formación. Se hizo amigo de los futbolistas, organizó salidas recreativas en el barco y en las distintas ciudades. "El jugador número 12", empezó a llamarlo Cerroti, mucho antes de elegirlo como padrino de uno de sus hijos.
Por esa gira, siempre contó Alberto J. Armando que se hizo hincha de Boca durante su infancia en Córdoba, mucho antes de convertirse en uno de los presidentes más importantes de la historia del club. No por nada en 1955, en el 30 aniversario de la gira, le entregó una plaqueta a Caffarena para reconocerlo oficialmente como el Jugador Nº 12.
En los libros del club, aparece que Toto se hizo socio en 1922, tres años antes de la gira, también fue creador en 1926 de La marcha de Boca (le pidió a Italo Goyeche un himno y este lo compuso) y luego fue escribano del club durante muchos años.
Caffarena murió el 13 de agosto de 1972, pero el mito que él comenzó no paró de crecer.
Explosión de popularidad
Al tiempo que empezaron a sumarse las victorias, "la gente se abarrotaba en las radios de la calle Florida y en el diario La Prensa para escuchar los partidos de Boca", cuenta Origuela, quien en su libro muestra cómo los medios de Argentina y el mundo reflejaron ese viaje por Europa. "Los diarios marcaban la epopeya. La gira fue un antes y un después. Boca ganó prestigio y lo terminó de llevar a todos los rincones del país", asegura.
Más de 25.000 personas recibieron a la delegación en su regreso en el puerto de Buenos Aires. Los jugadores fueron subidos en andas y, “como una procesión, fueron para el viejo estadio de madera, que se llenó para la ocasión”, dice Sergio Brignardello, fundador y ex presidente de la Subcomisión de historia del club. “En el recibimiento hasta había jugadores y dirigentes de River”, asegura Origuela.
"Una anécdota, un mito, cuenta que cuando Boca llega al puerto, en otro barco había una persona maravillada con la recepción, y era Einstein, que estaba llegando al país. Pero verificamos fechas y no coincidía", agrega Brignardello.
Un año después, la Asociación declaró a Boca campeón de honor y los jugadores recibieron sus medallas. El título aparece hoy resaltado en las actas de la AFA (fojas 131 y 137 del Consejo Directivo del 28/7/1926) que está reproducida en el libro de Origuela. "Le sacamos una foto para que no se escape", cuenta con una sonrisa, sobre la que es una de las 69 estrellas del escudo.
Olé
La Gira del 25 de Boca por Europa marcó un antes y un después mucho antes de que el Boca del Toto Lorenzo o el de Carlos Bianchi conquistaran el mundo. Por esos años, en el Río de La Plata se disputaba por esos años la supremacía en el fútbol sudamericano. Uruguay había sido campeón olímpico en 1924 y Argentina, que era el gran rival en los torneos sudamericanos, quería mostrar sus dientes de manera internacional y armar un equipo para florearse por Europa. Sin embargo, por una razón o por otra, siempre terminaba echándose para atrás.
"Vamos nosotros", dijo Boca, que recibió el apoyo de todo el fútbol argentino y en 1925 emprendió un viaje sin retorno, que no sólo lo convirtió en el primer equipo argentino en cruzar el Atlántico, sino que provocó la gran explosión de popularidad xeneize en todo el territorio nacional y llevó sus colores al resto del mundo.
“Los aficionados están en el deber de despedir dignamente la primera embajada deportiva argentina que surcará el océano para hacer conocer en la vieja Europa la potencialidad de nuestro más popular deporte. Saludemos a los bravos footballers que llevan tan alta misión deportiva y patriótica”, dijo el diario Crítica, a modo de convocatoria para la despedida.
Y más de 10.000 personas asistieron. “Nunca una concurrencia más numerosa que la de anoche al puerto, a despedir una delegación sportiva”, escribió el diario La Nación.
Boca partió el 4 de febrero a bordo del transatlántico Formose, hizo una escala en Montevideo y llegó a Vigo el día 27. Y tras una escala en Santos, llegó de regreso al país en el Mosella el 12 de julio, poco más de cinco meses después.
Jugadores propios y prestados
Boca llevó una delegación de 17 jugadores, con doce propios y cinco prestados por otros equipos para que representen al país con los colores azul y amarillo; dos dirigentes; un hincha que hacía de utilero, masajista y todo lo que fuera necesario; y un periodista, Natalio Botana, enviado por Crítica.
En el viaje de ida, para no perder la forma, los futbolistas se entrenaban en la cubierta. De hecho, el número 5 xeneize Mario Busso se lesionó a bordo de barco y durante la mayor parte de la gira lo reemplazó Luis Vaccaro, que se había sumado prestado por Argentinos.
A pesar del agotador viaje, Boca debutó el 5 de marzo con una victoria por 3-1 ante el Celta de Vigo. Luis Cerroti tuvo el privilegio de convertir el primer gol argentino en Europa y también el segundo, a los 2 y 57 minutos del partido.
Era tanta la expectativa por ver al equipo argentino que la cancha desbordó con 25.000 personas y el juego estuvo parado 16 minutos durante el primer tiempo porque se vino abajo el techo de una fábrica vecina donde había gente mirando el partido, con un saldo de dos muertos y 26 heridos.
En total, Boca ganó 15 de los 19 partidos disputados entre España, Alemania y Francia, empató uno y perdió apenas tres. Antonio Cerroti y Segundo Médici fueron los únicos que estuvieron en los 19, mientras que Manuel Seone fue el goleador con 12 y lo siguió Cerroti con 10.
"Voy a hacerle un gol de 25 metros", desafió Tarasconi ante la prensa, antes de enfrentar al Espanyol que tenía en sus filas al famoso arquero Zamora. Hubo polémica, lo trataron de argentino bocón. Pero Tarasca cumplió con un zapatazo que superó a "El Divino" y pudo "verse" a través de los gráficos de los goles que hacía cada día el diario Crítica.
Una intoxicación en un banquete organizado la noche previa a la revancha con Celta llevó a la primera derrota; y luego, otras dos caídas polémicas en el País Vasco sobre el cierre de la gira por España, llevaron a que los franceses desistieran de la invitación y Boca partiera para Alemania, donde volvió a recuperar su brillo y no volvió a caer por el resto de la gira. "Los malabaristas del fútbol", los llamaron.
Antes de pegar la vuelta, tras la levantada, el equipo finalmente se presentó en Francia con una goleada 4-2 a un seleccionado de Paris.
"En la gira nació otro mito, el del jugador número 12, Victoriano Caffarena", cuenta Germán Origuela, autor del libro "La gira del 25, historia gráfica de la gira por Europa". Es que Toto, como le decían, vendió una propiedad para ayudar a costear el viaje, cubrió los gastos de varios jugadores y durante esos cinco meses ofició de masajista, utilero, aguatero, delegado, técnico, posaba para las fotos en la formación. Se hizo amigo de los futbolistas, organizó salidas recreativas en el barco y en las distintas ciudades. "El jugador número 12", empezó a llamarlo Cerroti, mucho antes de elegirlo como padrino de uno de sus hijos.
Por esa gira, siempre contó Alberto J. Armando que se hizo hincha de Boca durante su infancia en Córdoba, mucho antes de convertirse en uno de los presidentes más importantes de la historia del club. No por nada en 1955, en el 30 aniversario de la gira, le entregó una plaqueta a Caffarena para reconocerlo oficialmente como el Jugador Nº 12.
En los libros del club, aparece que Toto se hizo socio en 1922, tres años antes de la gira, también fue creador en 1926 de La marcha de Boca (le pidió a Italo Goyeche un himno y este lo compuso) y luego fue escribano del club durante muchos años.
Caffarena murió el 13 de agosto de 1972, pero el mito que él comenzó no paró de crecer.
Explosión de popularidad
Al tiempo que empezaron a sumarse las victorias, "la gente se abarrotaba en las radios de la calle Florida y en el diario La Prensa para escuchar los partidos de Boca", cuenta Origuela, quien en su libro muestra cómo los medios de Argentina y el mundo reflejaron ese viaje por Europa. "Los diarios marcaban la epopeya. La gira fue un antes y un después. Boca ganó prestigio y lo terminó de llevar a todos los rincones del país", asegura.
Más de 25.000 personas recibieron a la delegación en su regreso en el puerto de Buenos Aires. Los jugadores fueron subidos en andas y, “como una procesión, fueron para el viejo estadio de madera, que se llenó para la ocasión”, dice Sergio Brignardello, fundador y ex presidente de la Subcomisión de historia del club. “En el recibimiento hasta había jugadores y dirigentes de River”, asegura Origuela.
"Una anécdota, un mito, cuenta que cuando Boca llega al puerto, en otro barco había una persona maravillada con la recepción, y era Einstein, que estaba llegando al país. Pero verificamos fechas y no coincidía", agrega Brignardello.
Un año después, la Asociación declaró a Boca campeón de honor y los jugadores recibieron sus medallas. El título aparece hoy resaltado en las actas de la AFA (fojas 131 y 137 del Consejo Directivo del 28/7/1926) que está reproducida en el libro de Origuela. "Le sacamos una foto para que no se escape", cuenta con una sonrisa, sobre la que es una de las 69 estrellas del escudo.