Griezmann, un león herido
Barcelona, AS
El 6 de febrero, los seguidores del Athletic respiraron. "Griezmann siempre juega bien en San Mamés", explicaban los periodistas de más trayectoria en Bilbao antes de los cuartos de final de Copa. Contra todo pronóstico, Setién lo dejó en el banquillo. Cuando salió al campo, el Principito estuvo a punto de hacer el 0-1 que daba la clasificación al Barça.
Pero al final los azulgrana cayeron. Una decepción para el Barça y, a nivel personal, un palo para Griezmann. No esperaba ser suplente en un partido decisivo. El pasado viernes, en el Sánchez Pizjuán, Setién volvió a cuestionar su estatus y lo dejó en el banquillo en el partido ante el Sevilla. "Griezmann es indiscutible", había dicho días antes en una rueda de prensa en la que había explciado que había algunos jugadores que, por su jerarquía, iban a decidir cómo iban a dosificar sus minutos. Para Setién, por tanto, Griezmann no está en el mismo estatus que Piqué, Busquets, Messi y Suárez. Y no parece que porque sea su primera temporada en el Barça.
Salvo sorpresa, Griezmann regresará este martes al once ante el Athletic. Aunque sea un jugador con una trayectoria suficiente para ir andando con reivindicaciones, un futbolista siempre está a examen. Y si es ambicioso, siempre quiere más. Por eso se espera a un jugador herido, con ganas de demostrar su tremendo caché.
El debate que, sin embargo, no se puede regatear es el de su encaje en el equipo. Griezmann juega encorsetado en la izquierda. Lo más sorprendente es que ni Valverde ni Setién hayan resuelto el asunto. No es sencillo hacerlo, no obstante. Porque no se trata solo de acercarlo más al área y centrar más su posición, sino de hacerlo compatible con los equilibrios defensivos del equipo. Da la sensación como de que hiciese falta un poco de voluntad de las dos partes. Los técnicos, de intentar entender la sensibilidad futbolística del jugador. Y de Griezmann, un punto de rebeldía para darle la vuelta a un fútbol que en ocasiones tiene mucho de burocrático, nada que ver con su espíritu desenfadado de otras épocas. Ante el Athletic, Antoine, el león herido, tiene una nueva oportunidad.
El 6 de febrero, los seguidores del Athletic respiraron. "Griezmann siempre juega bien en San Mamés", explicaban los periodistas de más trayectoria en Bilbao antes de los cuartos de final de Copa. Contra todo pronóstico, Setién lo dejó en el banquillo. Cuando salió al campo, el Principito estuvo a punto de hacer el 0-1 que daba la clasificación al Barça.
Pero al final los azulgrana cayeron. Una decepción para el Barça y, a nivel personal, un palo para Griezmann. No esperaba ser suplente en un partido decisivo. El pasado viernes, en el Sánchez Pizjuán, Setién volvió a cuestionar su estatus y lo dejó en el banquillo en el partido ante el Sevilla. "Griezmann es indiscutible", había dicho días antes en una rueda de prensa en la que había explciado que había algunos jugadores que, por su jerarquía, iban a decidir cómo iban a dosificar sus minutos. Para Setién, por tanto, Griezmann no está en el mismo estatus que Piqué, Busquets, Messi y Suárez. Y no parece que porque sea su primera temporada en el Barça.
Salvo sorpresa, Griezmann regresará este martes al once ante el Athletic. Aunque sea un jugador con una trayectoria suficiente para ir andando con reivindicaciones, un futbolista siempre está a examen. Y si es ambicioso, siempre quiere más. Por eso se espera a un jugador herido, con ganas de demostrar su tremendo caché.
El debate que, sin embargo, no se puede regatear es el de su encaje en el equipo. Griezmann juega encorsetado en la izquierda. Lo más sorprendente es que ni Valverde ni Setién hayan resuelto el asunto. No es sencillo hacerlo, no obstante. Porque no se trata solo de acercarlo más al área y centrar más su posición, sino de hacerlo compatible con los equilibrios defensivos del equipo. Da la sensación como de que hiciese falta un poco de voluntad de las dos partes. Los técnicos, de intentar entender la sensibilidad futbolística del jugador. Y de Griezmann, un punto de rebeldía para darle la vuelta a un fútbol que en ocasiones tiene mucho de burocrático, nada que ver con su espíritu desenfadado de otras épocas. Ante el Athletic, Antoine, el león herido, tiene una nueva oportunidad.