El punto débil de ligas fuertes

Bayern ganó su 8ª Bundesliga seguida. Ejemplar en tantos aspectos, Alemania no logra hacer un torneo más competitivo y parejo.

Olé
Mientras Messi sigue entusiasmando en cada aparición, y más en tiempos de abstinencia de pasión local; mientras se observa cómo hasta le hacen un tackle para frenarlo desde atrás; mientras Tapia nos pone el freno a la fantasía explicando que hasta fase 4 imposible que haya entrenamientos, en Alemania el fútbol primereó en todo sentido, en la reanudación y en la vuelta olímpica.


Claro, ése es el lado más valorado y envidiado de los alemanes. La organización, el orden, el alto respeto por las normas. Ahora, visto desde afuera también, lo negativo es la excesiva repetición del campeón. Porque si bien seguro que tiene su mérito para el Bayern Munich haberse transformado en octacampeón, eso también refleja que la Bundesliga no puede encontrarle la vuelta a este tema y hacer al torneo más atractivo. Es el mal de muchas ligas poderosas, como ésta, como la francesa (PSG casi siempre ganador) y últimamente la italiana (Juventus armó su imperio). Y España es más atractiva porque están Barcelona y Real Madrid disputándose la corona.

El Bayern Munich lleva ocho años seguidos de supremacía y sólo seis veces del 2000 para acá no fue campeón. Si la Premier fue creciendo en los últimos tiempos hasta transformarse en una liga top, es por el nivel de sus jugadores, de sus partidos, por sus estadios llenos y porque supo lograr esa competitividad entre los equipos. El City, el United, el Tottenham, el Chelsea, el Arsenal, hasta se coló en su momento el Leicester. Con el 8 en la camiseta, símbolos como Neuer, Müller y Lewandowski celebraron otro título ganado antes del final del campeonato. Vale, sí, por qué no. Pero está clarito que esos equipos, como el PSG o la Juve, se terminan midiendo realmente en la Champions, que es donde en general tienen la verdadera y real competencia.

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