El Barça se encoge
El equipo azulgrana se complica LaLiga al seguir con la mala dinámica fuera del Camp Nou, con 22 de 45 puntos posibles, y no dar la talla ante los grandes rivales
Jordi Quixano
Barcelona, El País
Gerard Piqué no se calla ni una. Discute con los periodistas a través de las redes sociales como hace de voz del vestuario cuando las cosas se complican. “Viendo las dos jornadas que llevamos, va a ser muy difícil ganar esta Liga. Al no depender de nosotros, vamos a hacer todo lo posible porque he visto ya las jornadas y va ser difícil que el Madrid pierda puntos”, resolvió el central azulgrana con una doble puya: una al Barça porque está aletargado, lejos de una versión contundente y convincente; y la otra al Madrid por los supuestos errores arbitrales que le benefician. Un discurso, sin embargo, bien diferente al que articuló el futbolista en 2016 en una situación similar.
Resulta que en esa temporada, el Barça empató frente al Valencia a falta de cinco jornadas para concluir el campeonato y había perdido un buen colchón de puntos. Entonces, con la gente del Camp Nou crispada como lo está ahora porque el equipo juega sin ritmo y sin demasiados recursos, Piqué cogió el micro y soltó: “No hay que lamentarse. Si jugamos así, ganaremos los cinco partidos que nos quedan y seremos campeones”. Y lo lograron. “Hemos tenido que ganar LaLiga dos veces. Tuvimos un bache. Da la sensación de que 25 años antes, no la habríamos ganado. Hemos cambiado el pesimismo que había antes en este club. Somos un equipo ganador”. Aunque eso está por ver en esta temporada, con un Barça irrisorio fuera de casa y con unos resultados mediocres en los grandes partidos que evocan a los dos tropiezos postreros y humillantes en las ediciones anteriores de la Champions contra la Roma y el Liverpool.
El Barcelona ya no es el que era en los partidos grandes, al menos contra los dos rivales que le han disputado las últimas Ligas, pues ya son 15 años en los que el Madrid, el Atlético –solo en una ocasión- y el Barça se han repartido el laurel. En este ejercicio, el equipo de Valverde –despedido en navidades- y el de Setién solo han sumado cuatro puntos ante los dos rivales directos, con un empate y una derrota frente al conjunto blanco y con un triunfo y otro batacazo contra los colchoneros. Un registro que expresa la poca fiabilidad del Barça, que debe remontarse al curso 2007-08 –último año al frente del banquillo de Frank Rijkaard, con el ocaso de Ronaldinho y Deco-, cuando solo cosechó un triunfo en los cuatro encuentros ligueros. Tampoco se salió airoso de San Paolo, con un empate ante el Nápoles en la ida de los octavos de final de la Champions. Ni se llevó nada que festejar el sábado contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán como tampoco venció en Bilbao en la Copa. Curiosamente, Griezmann, siempre puesto en tela de juicio por su poca incidencia en el juego pero destacado por sus goles –suma 14, como Luis Suárez y solo por detrás de los 26 de Messi- fue suplente en los dos partidos.
Perder puntos por el camino lejos del Camp Nou es ya un mantra para el equipo azulgrana en este ejercicio. Empezó torcido el estreno liguero ante el Athletic con un gol sobre la bocina y de tijereta de Aduriz; y todavía no se ha enderezado, pues ha firmado seis triunfos, cuatro empates y otras seis derrotas. Lo que sale a 22 puntos de 45 posibles, números desastrosos para un equipo que aspira a ganar LaLiga, por más que en casa sea un ciclón, toda vez que ha vencido 43 de los 45 posibles (solo cedió un empate ante el Madrid). Datos que se agrandan con los goles, pues lejos del Camp Nou el Barça ha firmado 22 tantos y ha recibido 19, mientras que en su estadio ha logrado festejar 47 por los 12 que ha encajado. En el olvido quedan ya las palabras de Setién, tras regresar del confinamiento, cuando dijo: “Quizá a los equipos grandes les pueda suponer cierta ventaja el jugar en los campos rivales sin público”.
Jordi Quixano
Barcelona, El País
Gerard Piqué no se calla ni una. Discute con los periodistas a través de las redes sociales como hace de voz del vestuario cuando las cosas se complican. “Viendo las dos jornadas que llevamos, va a ser muy difícil ganar esta Liga. Al no depender de nosotros, vamos a hacer todo lo posible porque he visto ya las jornadas y va ser difícil que el Madrid pierda puntos”, resolvió el central azulgrana con una doble puya: una al Barça porque está aletargado, lejos de una versión contundente y convincente; y la otra al Madrid por los supuestos errores arbitrales que le benefician. Un discurso, sin embargo, bien diferente al que articuló el futbolista en 2016 en una situación similar.
Resulta que en esa temporada, el Barça empató frente al Valencia a falta de cinco jornadas para concluir el campeonato y había perdido un buen colchón de puntos. Entonces, con la gente del Camp Nou crispada como lo está ahora porque el equipo juega sin ritmo y sin demasiados recursos, Piqué cogió el micro y soltó: “No hay que lamentarse. Si jugamos así, ganaremos los cinco partidos que nos quedan y seremos campeones”. Y lo lograron. “Hemos tenido que ganar LaLiga dos veces. Tuvimos un bache. Da la sensación de que 25 años antes, no la habríamos ganado. Hemos cambiado el pesimismo que había antes en este club. Somos un equipo ganador”. Aunque eso está por ver en esta temporada, con un Barça irrisorio fuera de casa y con unos resultados mediocres en los grandes partidos que evocan a los dos tropiezos postreros y humillantes en las ediciones anteriores de la Champions contra la Roma y el Liverpool.
El Barcelona ya no es el que era en los partidos grandes, al menos contra los dos rivales que le han disputado las últimas Ligas, pues ya son 15 años en los que el Madrid, el Atlético –solo en una ocasión- y el Barça se han repartido el laurel. En este ejercicio, el equipo de Valverde –despedido en navidades- y el de Setién solo han sumado cuatro puntos ante los dos rivales directos, con un empate y una derrota frente al conjunto blanco y con un triunfo y otro batacazo contra los colchoneros. Un registro que expresa la poca fiabilidad del Barça, que debe remontarse al curso 2007-08 –último año al frente del banquillo de Frank Rijkaard, con el ocaso de Ronaldinho y Deco-, cuando solo cosechó un triunfo en los cuatro encuentros ligueros. Tampoco se salió airoso de San Paolo, con un empate ante el Nápoles en la ida de los octavos de final de la Champions. Ni se llevó nada que festejar el sábado contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán como tampoco venció en Bilbao en la Copa. Curiosamente, Griezmann, siempre puesto en tela de juicio por su poca incidencia en el juego pero destacado por sus goles –suma 14, como Luis Suárez y solo por detrás de los 26 de Messi- fue suplente en los dos partidos.
Perder puntos por el camino lejos del Camp Nou es ya un mantra para el equipo azulgrana en este ejercicio. Empezó torcido el estreno liguero ante el Athletic con un gol sobre la bocina y de tijereta de Aduriz; y todavía no se ha enderezado, pues ha firmado seis triunfos, cuatro empates y otras seis derrotas. Lo que sale a 22 puntos de 45 posibles, números desastrosos para un equipo que aspira a ganar LaLiga, por más que en casa sea un ciclón, toda vez que ha vencido 43 de los 45 posibles (solo cedió un empate ante el Madrid). Datos que se agrandan con los goles, pues lejos del Camp Nou el Barça ha firmado 22 tantos y ha recibido 19, mientras que en su estadio ha logrado festejar 47 por los 12 que ha encajado. En el olvido quedan ya las palabras de Setién, tras regresar del confinamiento, cuando dijo: “Quizá a los equipos grandes les pueda suponer cierta ventaja el jugar en los campos rivales sin público”.