¿Dónde está el arco que Boca le regaló a Palermo?
Este viernes se cumplen nueve años del último partido del Loco en la Bombonera, mismo día en el que el club le obsequió un insólito presente. Olé te cuenta qué hizo el 9 con él y en qué lugar lo puso.
Olé
Martín Palermo es el máximo anotador en la historia de Boca con 236 goles. Y muchos de ellos, por supuesto, fueron en los arcos de la Bombonera. Sin embargo, hubo uno de los dos que para el ex delantero de 46 años fue más especial que el otro y no necesariamente por las pelotas que metió dentro de ése, sino porque ¡se lo regalaron! El 12 de junio de 2011 no sólo fue el último partido del Loco en el Templo (1-1 vs. Banfield), sino que además ese día el club le obsequió los tres postes que daban a Casa Amarilla. Hoy, nueve años después, Olé te cuenta qué hizo con el arco, dónde lo puso y en qué lugar se encuentra actualmente.
Ante la atenta mirada de Palermo, un autoelevador sacó el arco del pasto, lo levantó y lo lució delante de toda la Bombonera. "No sé dónde lo voy a meter, en casa no me entra", decía, mientras observaba la secuencia, el propio Loco. Y se lo llevó nomás, eh. Durante un tiempo, el regalo estuvo en un depósito de La Plata, ciudad de la que es oriundo Martín, hasta que le llegó el día... Una vez terminada la obra en 44 entre 147 y 148, el complejo deportivo llamado Montego Sport del que Palermo es socio y el que maneja su hermano Gabriel, el arco pasó a formar parte de ese lugar como si fuera una especie de estatua, de monumento.
Los que frecuentaron el lugar cuentan que los visitantes del lugar se sacan fotos con el arco como si se trata de un edificio público, una plaza o un paseo. Y no es para menos, en ese arco Palermo ha convertido goles muy importantes como dos a River que quedaron en la historia: uno en el Torneo Clausura 1999, del que Boca se consagraría bicampeón, y que sirvió para poner el 2-1 girando afuera del área y sacando un zurdazo; y el otro, más reciente, en 2011, en el último superclásico antes de que el Millonario se fuera a la B. Obviamente, ese arco también superó nada menos que a Roberto Cherro (el 12 de abril del 2010, 4-0 vs. Arsenal) para convertirse -con 219 tantos- en el máximo goleador del club.
Así las cosas, y además de que el día de su despedida Palermo usó una camiseta especial con números dorados (que luego se la obsequió a Rubén Araguas, el histórico kinesiólogo de Carlos Bianchi que curó al 9 de la rotura de ligamentos previa a que inmortalizara el Muletazo a River), que Andrés Ciro Martínez tocó el himno en medio de la Bombonera y emocionó hasta las lágrimas a Martín, de que La 12 cantó y coreó su nombre, y aparte de las miles de banderas y carteles, el Loco se llevó el arco. Sin dudas, uno de los regalos más particulares que se han hecho a lo largo de la historia del fútbol. Y ahora, que los hinchas de Boca ya saben dónde está, lo pueden ir a visitar.
Olé
Martín Palermo es el máximo anotador en la historia de Boca con 236 goles. Y muchos de ellos, por supuesto, fueron en los arcos de la Bombonera. Sin embargo, hubo uno de los dos que para el ex delantero de 46 años fue más especial que el otro y no necesariamente por las pelotas que metió dentro de ése, sino porque ¡se lo regalaron! El 12 de junio de 2011 no sólo fue el último partido del Loco en el Templo (1-1 vs. Banfield), sino que además ese día el club le obsequió los tres postes que daban a Casa Amarilla. Hoy, nueve años después, Olé te cuenta qué hizo con el arco, dónde lo puso y en qué lugar se encuentra actualmente.
Ante la atenta mirada de Palermo, un autoelevador sacó el arco del pasto, lo levantó y lo lució delante de toda la Bombonera. "No sé dónde lo voy a meter, en casa no me entra", decía, mientras observaba la secuencia, el propio Loco. Y se lo llevó nomás, eh. Durante un tiempo, el regalo estuvo en un depósito de La Plata, ciudad de la que es oriundo Martín, hasta que le llegó el día... Una vez terminada la obra en 44 entre 147 y 148, el complejo deportivo llamado Montego Sport del que Palermo es socio y el que maneja su hermano Gabriel, el arco pasó a formar parte de ese lugar como si fuera una especie de estatua, de monumento.
Los que frecuentaron el lugar cuentan que los visitantes del lugar se sacan fotos con el arco como si se trata de un edificio público, una plaza o un paseo. Y no es para menos, en ese arco Palermo ha convertido goles muy importantes como dos a River que quedaron en la historia: uno en el Torneo Clausura 1999, del que Boca se consagraría bicampeón, y que sirvió para poner el 2-1 girando afuera del área y sacando un zurdazo; y el otro, más reciente, en 2011, en el último superclásico antes de que el Millonario se fuera a la B. Obviamente, ese arco también superó nada menos que a Roberto Cherro (el 12 de abril del 2010, 4-0 vs. Arsenal) para convertirse -con 219 tantos- en el máximo goleador del club.
Así las cosas, y además de que el día de su despedida Palermo usó una camiseta especial con números dorados (que luego se la obsequió a Rubén Araguas, el histórico kinesiólogo de Carlos Bianchi que curó al 9 de la rotura de ligamentos previa a que inmortalizara el Muletazo a River), que Andrés Ciro Martínez tocó el himno en medio de la Bombonera y emocionó hasta las lágrimas a Martín, de que La 12 cantó y coreó su nombre, y aparte de las miles de banderas y carteles, el Loco se llevó el arco. Sin dudas, uno de los regalos más particulares que se han hecho a lo largo de la historia del fútbol. Y ahora, que los hinchas de Boca ya saben dónde está, lo pueden ir a visitar.