Caniggia: “No pongan la excusa del bidón”

A 30 años de su histórico gol a Brasil en Italia 90, el Cani opina que “es ridículo”, que se argumente que Argentina eliminó por eso a la Verdeamarela. Un mano a mano del Pájaro con Olé recordando aquella histórica jornada.

Olé
El gol de Caniggia a Brasil en Italia 90 es uno de los más presentes en la memoria del futbolero argentino. Tiene todos los ingredientes que potencian el recuerdo: el clásico adversario, la instancia (octavos de final de Italia 90), Diego averiado, un rival claramente dominador en el primer tiempo y que determinó la victoria del equipo de Carlos Bilardo ante el de Lazaroni, que debió volverse a casa. El Pájaro, a 30 años exactos de aquella proeza, recordó con Olé esa jornada de maravilloso final en el estadio Delle Alpi de Turín.


-Juan Simon contó que la imagen que le quedó de aquel partido fue la de Ruggeri dando una vuelta olímpica, ¿vos con cuál te quedaste?

-No le creas a Simon (risas). No es dar la vuelta, el Cabezón corrió por todos lados. La imagen fue solamente la de haber ganado el partido. Haber pasado, después de todo lo que pasó tras el primer partido, al haber perdido terminar terceros en la zona, eso nos cambió todo, la sede, nos tuvimos que trasladar a Turín, tierra de brasileños. Después de todo lo que había pasado, jugamos contra uno de los candidatos, Brasil. ¿Qué me queda? Fue un partido en el que todos pensábamos que ya estábamos afuera, y lo dimos vuelta. Ninguna otra sensación. Simplemente dejar afuera a uno de los candidatos y porque era el clásico de siempre. Y que nosotros seguíamos, que no habíamos quedado afuera de un Mundial. Cuando arranca un Mundial, jugás tres partidos y quedar afuera en octavos es muy duro, es donde son los playoffs, el que gana sigue y el que pierde queda afuera. A Brasil le pasó el caso contrario. Ganó los tres partidos de su zona, muy fácil, y de repente en octavos de final se encuentra con que un partido lo deja afuera. La sensación de quedar afuera es la misma, se trata de Brasil-Argentina, son dos rivales de un gran historial, a cualquiera le hubiese dolido. No importa que vengas de ganar los tres partidos y que nosotros, a los tumbos. Las sensaciones fueron de un placer enorme, de haber logrado uno de los primeros objetivos... No quiero decir que si hubiésemos quedado afuera contra Yugoslavia, nos íbamos satisfechos con eliminar a Brasil. Muchas veces se dice del Mundial del 90 que fue defensivo, que tuvimos suerte. Suerte, siempre el campeón tiene un poquito de suerte, en algún momento de los siete partidos. Pero no hay que olvidarse, porque leo comentarios que no me gustan, y entiendo que no pasamos por arriba a todos, que no hay equipos que pasen por encima a todos. Si nombramos a todos los rivales, Camerún, campeón de Africa, Rusia era un gran equipo, lo mismo que Yugoslavia, que no creo que haya vuelto a tener otro equipo tan bueno como ése, Brasil, Italia.... Jugamos contra grandes rivales. Esa es la verdad. Decime un Mundial donde haya jugado Argentina contra este tipo de rivales. Yugoslavia fue el mejor de la historia, Brasil ya tiene historia, hubo otros grandes equipos, Italia, local, gran equipo, no le habían hecho un gol. Alemania ni hablemos... De los siete partidos, decime el que menos historia tiene. ¿Rumania? ¿Rusia? Había grandes jugadores. Rumania no repitió esos cinco jugadores bárbaros que tenía.

-En ese primer tiempo hay consenso de que Brasil dominó ampliamente. ¿Recordás en tu carrera profesional un match donde hayas sido tan superado como en esa etapa?

-Sí, pero vos sabés que yo estaba viendo el primer tiempo de Brasil-Argentina. Sí, ellos tuvieron posibilidades, dos especialmente, pero tampoco... Yo me di cuenta de que no nos pasaron por arriba, dominaron el juego, pero de tres cuartos para adelante no fueron tan contundentes. Llegaron un par de veces pero se equivocaban, no es que se equivocaban en el último pase, dos contra uno, cerca del área. No es fácil cuando desbordás, en los centros había mucha gente. Hubo dos jugadas, la de Dunga y la de Careca. No es que tuvieron tantas. Dominaron, pero de tres cuartos para adelante se equivocaban mucho, no hacían grandes cosas. El tema es que nosotros no lográbamos tener un juego fluido o avanzar. Lo vi el otro día y no fue para tanto, sí fue un dominio de ellos, en el primer tiempo.

-¿Ese gol fue tu mayor satisfacción personal? También con Boca le hiciste tres goles a River, ganaste una Copa América con la Selección. Y otros goles importantes...

-Sí, obviamente porque era un Mundial. La dimensión de un Mundial no la tiene ningún otro campeonato en el mundo. Y porque estás enfrentando a los mejores jugadores de un país. Prácticamente, las ventajas son mínimas. Si no las aprovechaste, es muy difícil. Yo estaba mirando el partido contra Italia, las diferencias en velocidad, en la creatividad... No es que le sacás ventaja como en otro tipo de partido, con superioridad numérica. Es todo muy difícil, cada jugada es difícil. Italia tenía grandes jugadores. Baggio, que era un gran jugador en la Serie A, por darte un ejemplo. Pero no era tan fácil sacarse un hombre de encima. No es que ibas a tener superioridad numérica, es todo muy trabado. A veces sale un partido de ida y vuelta, según los rivales, según la mentalidad de los jugadores. Hay algunos que se abren más, otros se cierran. Era un Mundial, también por reglamentaciones, que le podías dar la pelota al arquero y que la agarre con la mano. Era otro fútbol. Por eso el actual es más rápido, antes en una situación de dificultad se la dabas al arquero, ahora te pueden apretar. Entonces al arquero se le complica bastante. Esa es una de las reglas que mejoró en el hecho de que un equipo no sea tan defensivo. En ese momento se hacía. Yo escuché todo ese tipo de cosas, pero recordemos que fue un gran Mundial, con grandes jugadores y grandes equipos. Si ves las selecciones que quedaron afuera, tipo Holanda, con Van Basten, Gullit, Koeman, Rijkaard y algunos que me olvido. Lo mismo de Yugoslavia. España no estaba como ahora, pero había grandes equipos que estaban muy bien. Fue un Mundial difícil, para cualquiera.

-¿Volviste a hablar vez alguna ves con jugadores brasileños de aquel equipo, como Taffarel, Ricardo Rocha?

-Con Ricardo Rocha he hablado, me he encontrado en algún que otro evento. Pero ya en un plan de joda, de reírse un rato y de recordar ese momento. Mucho más distendido, fueron un par de minutos para intercambiar lo que fue ese partido. Con Dunga también, me lo encontré el año pasado en Brasil en un evento, de adidas. Tampoco recordando el partido, hablando un poco de general de fútbol. En Brasil nadie quiere hablar de ese partido, para nosotros es más fácil. Después se puede hablar en una mesa distendida, que hay varios y surge el tema, pero al que perdió nunca le gusta...

-Un enfermero contó que un paciente con suero salió corriendo por un pasillo en el festejo de tu gol. Lo tuvieron que correr y decirle que vuelva a la habitación. ¿A vos los hinchas te contaron alguna anécdota que recordás por tu gol?

-No, ahora no me viene en mente nada. A lo mejor pasó y no me acuerdo. Sí que te hagan recordar los hinchas dónde estaban y la alegría que tuvieron y cómo eso los marcó, a la gente que mira fútbol, que era chico y su padre le hizo ver el partido. Y que sintió algo diferente por la pasión del argentino y todo lo que significa. Mucha gente me hizo comentarios toda la vida, pero algo como lo del hospital, no.

-Una situación de ese partido es el bidón de Branco. ¿Hay algo para decir o ya se dijo todo para vos?

-No, ya se dijo todo. Es como una leyenda urbana. Ya está. Queda ahí. Además, parece que lo del bidón de Branco fuera porque Brasil sufrió eso y por eso perdió el partido, eso es ridículo. No pongan esa excusa. Dejemos esa historia del bidón de Branco.

-Tu decisión de ir de derecha a izquierda en el gol, ¿había algo ensayado o fue sólo por buscar el espacio libre?

-Calculá que en ese Mundial jugaba por todo le frente de ataque. Yo hubiese preferido jugar adelante con Balbo, que era un gran nueve, jugaba en Italia, muy inteligente. A mí siempre me sirvió un punto de referencia. Para mí era mucho mejor por mi estilo de juego, moverme por izquierda, por derecha, por el medio, arrancar de atrás, con mucha más libertad, jugar con un punto de referencia adelante, para que los marcadores se fijaron un poco en él y yo tuviera más espacio para desnivelar. Pero yo era el único atacante, era muy complicado. Tenía que ver por dónde iba el juego e ir de derecha a izquierda, del medio hacia la derecha... Era mucho más difícil, eran todos centrocampistas. También tiene un mérito el hecho de que jugamos con un solo atacante y casi ganamos el Mundial. O como se dice, tuvieron suerte, no. La suerte es un poquitito, un mínimo, que todos la tienen. En más, tuvimos casi todo en contra...

-Las lesiones, las suspensiones...

-Las lesiones, las amarillas y las expulsiones. El arbitraje en el último partido (NdeR: el mexicano Codesal contra Alemania)... El penal lo podría haber dejado pasar y hubo un penal contra Calderón, lo vio todo el mundo, ése fue penal. Estaba viendo Italia-Argentina, a mí me sacaron amarilla; a Giusti, amarilla y roja; al Vasco Olarticoechea, al Checho Batista, a varios. Y yo vi que después de la amarilla mía no le sacaron ni una a los italianos y hubo patadas fuertes. Dos a mí, en una que arranco, otra de atrás. A Ruggeri, Serena le pega una patada terrible y ni siquiera es amarilla. No sacó una. Las amarillas eran sólo para nosotros. Cuando se dice que los jugadores de antes para justificar... No. Está todo ahí, en los videos. Lo miraba, después de tantos años no me acordaba de algunas jugadas contra Italia. No hay ni una amarilla y hubo cuatro foules que en un partido normal es amonestación. Lo que más nos podemos, no reprochar, sino lamentar, son las lesiones. Hubo muchas. Los jugadores no llegaron bien. Diego, para nada bien, ya sabemos las infiltraciones en el tobillo. Burruchaga no estaba bien. Ruggeri con pubalgia, que del primer partido pasa al cuarto. El Checho no había llegado bien y trató de recuperar durante el Mundial. Todas lesiones de jugadores importantísimos, que no jugaron ni al 50% de lo que podían, o un 40% menos. Y sin embargo, casi lo ganamos.

-Bilardo contó una vez que en sus equipos ensayaban los festejos para que no se excedieran. Diego una vez te gastó porque hiciste un movimiento sencillo con la mano tras el 1 a 0 a Brasil. ¿Vos no quisiste exagerar porque faltaban diez minutos?

-A Diego lo quiero mucho, al Cabezón (Ruggeri) también... El tema es muy simple. ¿Cómo hay que festejar? Lo festejé al gol, ¿pero tengo que salir corriendo 50 metros por todos lados y abrazarme con todo el mundo? No. Aparte vinieron dos jugadores a abrazarme, los demás no vinieron. Lo festejé, no tan efusivamente. Era el primer mano a mano que hubo, Creo que hubo una de Burruchaga, un cabezazo de Ruggeri, una de Troglio. Fueron tiros con mucha gente adelante de ellos. Sacando la del Cabezón, había sido pegarle al arco porque no había otra, ellos se cerraban. Entonces, se termina el gol ahí. Y repito: hubo sólo dos jugadores me vinieron a abrazar, quizá tres. Pero los demás volvieron a su posición, como Bilardo lo quería. Yo volví último, no había otra manera de festejarlo. Claro que lo festejé, pero no podía pasar por debajo de los carteles, o que que vaya al banco a correr a los suplentes. No daba para eso. El partido estaba complicado, faltaban diez u once minutos. Yo decía: 'Esperemos que a los brasileños no les quede más energía'. Y no tuvieron. Nosotros tuvimos dos más, que si el Pepe Basualdo era un poquito más rápido le hubiesen hecho penal. Ellos tuvieron la de Muller en el final. Por dentro mío era 'festejo cuando termine este partido'.

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