Ansia por la Premier

Alexander-Arnold, Salah, Fabinho y Mané no dieron ninguna opción a los londinenses y ponen a los reds a tiro del título, que podría ser oficial hoy si pincha el City.

Alberto Muñoz
As
No hay respiro. El Liverpool quiere la Premier y la quiere ya. Demoledor partido de los de Klopp ante el Crystal Palace, que demostraron una vez más que si no se puede poner puertas al mar tampoco se pueden poner muros al tsunami en que a veces se convierten los reds. A pesar de tener la liga en el bolsillo, y de que el alirón es más cuestión de tiempo que de cualquier otra cosa, los campeones de Europa salieron con una intensidad y un hambre impropios de quienes tienen 23 puntos de ventaja sobre sus perseguidores. Si el Manchester City se deja puntos mañana ante el Chelsea, acuciado este por la necesidad de asegurar la Champions, Inglaterra tendrá nuevo campeón.


Los 'eagles', que no tienen prácticamente posibilidades de colarse en Europa pero que han hecho una temporada más que digna hasta la fecha, fueron incapaces siquiera de plantear resistencia. Ni Zaha, que jugó una hora, pudo inquietar a Alisson. Este Liverpool, que con los cuatro tantos de este miércoles supera por tercera temporada consecutiva la barrera de los 100 goles, no dio opción, y por delante solo le queda un objetivo: superar el récord histórico de 100 puntos alcanzado por los citizens, para lo que necesitan 15 de los últimos 21 puntos.

Curiosamente, y a pesar de que se destaca ese caudal ofensivo de los del técnico alemán, el verdadero protagonista del partido fue un Fabinho que estuvo mayúsculo y que demuestra que, cuando está inspirado, es sin duda uno de los mejores jugadores del mundo en su puesto.

El primer tanto sin embargo lo marcaría Alexander-Arnold, el tercero en Premier este año, con un zapatazo espectacular de libre directo. El guante que tiene el jovencísimo lateral es espectacular, no solo por la gran cantidad de goles que marca directamente sino porque es uno de los grandes asistentes de la competición. El segundo estuvo a punto de llegar con una volea preciosa de Henderson que se estrelló en la madera y que, de no ser por la defensa, que la sacó en la línea, habría terminado en un gol de van Dijk aprovechando el rechace.

Lo logró Salah, esta vez sí, al filo del descanso tras un pase escandaloso de Fabinho en profundidad por encima de la defensa. Maravilloso el pase del brasileño, que se inventó el espacio para envolverle, con lazo incluido, el gol al egipcio. Pero es que en la reanudación, y en lo que parecía ya la noche de las largas distancias para él, desenfundó la pierna desde 30 metros para disparar un misil teledirigido a la puerta de Hennessey.

Redondearía la noche Mané definiendo perfectamente en un mano a mano tras otro pase extraordinario al espacio, esta vez firmado por Salah, que sirvió para avisar de forma clara que el hambre de este Liverpool no tiene fin y que, incluso con el objetivo en el bolsillo, es capaz de jugar con intensidad todos y cada uno de sus partidos.

Entradas populares