«Ángeles del COVID», una ayuda de «todo corazón» para contagiados en Bolivia
Santa Cruz, EFE
Los "Ángeles del COVID" compensan con "todo corazón" y voluntariedad la falta de medios para atender a enfermos de coronavirus en Santa Cruz, la ciudad boliviana más afectada por la enfermedad y donde muchos centros de salud no pueden con tantos pacientes.
"Hasta que los voluntarios se agotan", comentó a Efe Melany Delgado, una joven que ayudaba en un colegio que consiguieron que les cedieran para habilitar su centro de atención.
Un centro donde algunos pacientes esperaban en los pasillos, con el suero agarrado con cintas improvisadas, pues los medios escasean y dependen de su dedicación desinteresada y de donaciones, desde medicinas hasta alimentos.
La voluntaria lamentó la falta de apoyo institucional, pese a las continuas quejas de que los centros sanitarios están saturados en la ciudad, la mayor de Bolivia con más de millón y medio de habitantes.
Al colegio llegaron pacientes rechazados en esos centros, relataron los familiares, y algunos fallecieron pese al esfuerzo de estos "ángeles", con los que colaboran varios médicos de distintas especialidades, desde medicina general a cardiología y cirugía.
A veces tienen que prestar una primera atención incluso en la acera en la calle, relató a Efe Víctor Hugo Núñez, uno de los impulsores del grupo.
Al principio llegaban unas 200 personas, pero ahora son cerca de 500 cada día, a las que registran antes de atenderlas.
Aunque sea en un colchón en el piso de un pasillo, no les falta atención, pese a la indiferencia institucional, comentó Núñez.
Otros colegios y recintos feriales les fueron denegados, hasta que la alcaldesa interina de Santa Cruz, Angélica Sosa, cedió un centro educativo, que luego tuvieron que dejar y buscar otro lugar.
A pesar de todos los avatares, siguen como pueden su ayuda desinteresada, con algunos instrumentos como termómetros y aparatos para medir la tensión, pero no encuentran otros que necesitan, señaló el voluntario.
Igual ocurre con las medicinas, pues usan algunas como Ivermectina, un antiparasitario autorizado en el país aunque no está del todo constatada su efectividad, para bajar la inflamación y aliviar el dolor, pero faltan otros como antibióticos, vitamina C o aspirinas.
"Estamos realmente agobiados, es una lucha titánica para salvar a esta gente", lamentó, mostrando a quienes esperaban en la fila acompañados de familiares, pese al dolor en muchos casos.
Faltan camillas, sillas de ruedas y otros muchos medios, pero "corazón y tripas" les hace seguir, sentenció.
Los voluntarios muestran a pacientes y familiares nociones de como regular la temperatura corporal, medir la presión y el ritmo cardíaco, para que sigan los tratamientos en sus casas, además de contar con médicos que por internet los colaboran.
La región de Santa Cruz registra 307 decesos y 12.988 contagios por COVID-19, de los 697 y 21.499, respectivamente, de toda Bolivia, según datos oficiales.
Los "Ángeles del COVID" compensan con "todo corazón" y voluntariedad la falta de medios para atender a enfermos de coronavirus en Santa Cruz, la ciudad boliviana más afectada por la enfermedad y donde muchos centros de salud no pueden con tantos pacientes.
"Hasta que los voluntarios se agotan", comentó a Efe Melany Delgado, una joven que ayudaba en un colegio que consiguieron que les cedieran para habilitar su centro de atención.
Un centro donde algunos pacientes esperaban en los pasillos, con el suero agarrado con cintas improvisadas, pues los medios escasean y dependen de su dedicación desinteresada y de donaciones, desde medicinas hasta alimentos.
La voluntaria lamentó la falta de apoyo institucional, pese a las continuas quejas de que los centros sanitarios están saturados en la ciudad, la mayor de Bolivia con más de millón y medio de habitantes.
Al colegio llegaron pacientes rechazados en esos centros, relataron los familiares, y algunos fallecieron pese al esfuerzo de estos "ángeles", con los que colaboran varios médicos de distintas especialidades, desde medicina general a cardiología y cirugía.
A veces tienen que prestar una primera atención incluso en la acera en la calle, relató a Efe Víctor Hugo Núñez, uno de los impulsores del grupo.
Al principio llegaban unas 200 personas, pero ahora son cerca de 500 cada día, a las que registran antes de atenderlas.
Aunque sea en un colchón en el piso de un pasillo, no les falta atención, pese a la indiferencia institucional, comentó Núñez.
Otros colegios y recintos feriales les fueron denegados, hasta que la alcaldesa interina de Santa Cruz, Angélica Sosa, cedió un centro educativo, que luego tuvieron que dejar y buscar otro lugar.
A pesar de todos los avatares, siguen como pueden su ayuda desinteresada, con algunos instrumentos como termómetros y aparatos para medir la tensión, pero no encuentran otros que necesitan, señaló el voluntario.
Igual ocurre con las medicinas, pues usan algunas como Ivermectina, un antiparasitario autorizado en el país aunque no está del todo constatada su efectividad, para bajar la inflamación y aliviar el dolor, pero faltan otros como antibióticos, vitamina C o aspirinas.
"Estamos realmente agobiados, es una lucha titánica para salvar a esta gente", lamentó, mostrando a quienes esperaban en la fila acompañados de familiares, pese al dolor en muchos casos.
Faltan camillas, sillas de ruedas y otros muchos medios, pero "corazón y tripas" les hace seguir, sentenció.
Los voluntarios muestran a pacientes y familiares nociones de como regular la temperatura corporal, medir la presión y el ritmo cardíaco, para que sigan los tratamientos en sus casas, además de contar con médicos que por internet los colaboran.
La región de Santa Cruz registra 307 decesos y 12.988 contagios por COVID-19, de los 697 y 21.499, respectivamente, de toda Bolivia, según datos oficiales.