A 12 años del último campeonato antes del descenso
El 8 de junio de 2008, River le ganaba a Olimpo por 2-1 y se consagraba campeón del Clausura con Simeone. Paradójicamente, fue el inicio de la peor era para el club de Núñez.
Olé
A lo largo de sus 119 años de vida, River ha ganado decenas de campeonatos. Algunos más importantes que otros, dependiendo de la propia valía del título y del contexto. Algunos que quedan en la memoria y otros no tanto. Y al referirnos al Clausura 2008, se abre una dicotomía particular que la vamos a repasar justamente a doce años de la consagración.
Luego del frustrado segundo ciclo de Daniel Passarella como DT, el por entonces presidente José María Aguilar había contratado a Diego Simeone para hacerse cargo del equipo, con el objetivo de volver a salir campeón. River llevaba cuatro años de sequía y, encima, Boca continuaba dando vueltas olímpicas.
Simeone trató de imprimirle un estilo bien ofensivo al equipo y rápidamente se hizo protagonista, aprovechando los aportes de un ya veterano Ariel Ortega, la juventud de Matías Abelairas y Diego Buonanotte, la potencia en ataque del colombiano Falcao y el uruguayo Abreu y las manos salvadoras de Carrizo a la hora de defender el arco.
La gran espina en ese semestre fue el mazazo que le dio San Lorenzo en los octavos de final de la Libertadores, eliminando a River de manera increíble en pleno Monumental. Sin embargo, el equipo, sin un gran brillo pero efectivo, supo reponerse y abrochó el torneo local el 8 de junio al ganarle a Olimpo por 2-1 gracias a un doblete de Buonanotte, una fecha antes del final.
Dicho por algunos protagonistas a lo largo de los años, fue un campeonato que sirvió para tapar problemas económicos e institucionales que ya había en el club. Y eso se potenciaría con el correr del tiempo, ya que River fue perdiendo jerarquía individual y, por ende, cosechando malos resultados deportivos. El primer ejemplo fue el último puesto en el siguiente Apertura, con la salida de Simeone antes de terminar ese 2008.
Después, la historia más conocida: flojas campañas a nivel local, cambios de técnicos, muchos jugadores que pasaron sin ton ni son, con la pena como factor común y un triste desenlace con el descenso de 2011, ya con otro Daniel Passarella como presidente del club tras la gestión de Aguilar.
Olé
A lo largo de sus 119 años de vida, River ha ganado decenas de campeonatos. Algunos más importantes que otros, dependiendo de la propia valía del título y del contexto. Algunos que quedan en la memoria y otros no tanto. Y al referirnos al Clausura 2008, se abre una dicotomía particular que la vamos a repasar justamente a doce años de la consagración.
Luego del frustrado segundo ciclo de Daniel Passarella como DT, el por entonces presidente José María Aguilar había contratado a Diego Simeone para hacerse cargo del equipo, con el objetivo de volver a salir campeón. River llevaba cuatro años de sequía y, encima, Boca continuaba dando vueltas olímpicas.
Simeone trató de imprimirle un estilo bien ofensivo al equipo y rápidamente se hizo protagonista, aprovechando los aportes de un ya veterano Ariel Ortega, la juventud de Matías Abelairas y Diego Buonanotte, la potencia en ataque del colombiano Falcao y el uruguayo Abreu y las manos salvadoras de Carrizo a la hora de defender el arco.
La gran espina en ese semestre fue el mazazo que le dio San Lorenzo en los octavos de final de la Libertadores, eliminando a River de manera increíble en pleno Monumental. Sin embargo, el equipo, sin un gran brillo pero efectivo, supo reponerse y abrochó el torneo local el 8 de junio al ganarle a Olimpo por 2-1 gracias a un doblete de Buonanotte, una fecha antes del final.
Dicho por algunos protagonistas a lo largo de los años, fue un campeonato que sirvió para tapar problemas económicos e institucionales que ya había en el club. Y eso se potenciaría con el correr del tiempo, ya que River fue perdiendo jerarquía individual y, por ende, cosechando malos resultados deportivos. El primer ejemplo fue el último puesto en el siguiente Apertura, con la salida de Simeone antes de terminar ese 2008.
Después, la historia más conocida: flojas campañas a nivel local, cambios de técnicos, muchos jugadores que pasaron sin ton ni son, con la pena como factor común y un triste desenlace con el descenso de 2011, ya con otro Daniel Passarella como presidente del club tras la gestión de Aguilar.