Salud y economía discrepan en el debate para levantar la cuarentena
Santa Cruz, El Deber
Mientras la gente va y viene por las calles de la ciudad en una cuarentena cada vez más diluida y menos controlada por policías y militares, el gabinete de la presidenta Jeanine Áñez aprobó un decreto que determina una cuarentena dinámica desde junio y que otorga la potestad de definir las medidas y restricciones a adoptar a los gobiernos departamentales y municipales, con miras a que la ciudadanía pueda volver al trabajo.
Esta mañana, antes de ingresar al debate, Óscar Urenda, secretario departamental de Salud, que no estaba a favor de levantar la cuarentena, dijo que ni la presidenta, ni el gobernador ni la alcadesa van a curar a la población de esta enfermedad, porque no tiene cura. Recalcó que la principal responsabilidad es de la población, que debe mantener la distancia con el resto de la gente, observar medidas de aseo, como lavado de manos, uso de alcohol y uso de barbijo.
“Nadie puede tener la culpa si en lugar de 5.000 casos tenemos 20.000 o 50.000. No podemos tener cuarentena para siempre”, dijo Urenda, como resignándose a que se levante.
Adelantó que se puede volver a trabajar si se tiene la certeza que nadie se va a enfermar o que si alguien se enferma se tendrá la posibilidad de identificarlo y trasladarlo a un centro asistencial. Eso sí, pidió que el levantamiento no sea con la irracionalidad, el desorden y el descuido absoluto que se ve en estos días en las calles.
En la salud
Juan Saavedra, médico infectólogo que forma parte del Comité Científico que formó la presidenta Jeanine Áñez para que la asesore durante la pandemia, consideró que no es el momento para levantar la cuarentena, que estamos en el peor momento, que se debería intensificar el aislamiento. “Si va a haber más gente circulando, van a colapsar los hospitales, no va a haber espacios en terapia intensiva y vamos a ver escenas que ya hemos visto en otros países”, dice el médico, que aclara que habla a título personal y que la presidenta no ha consultado al comité esta medida.
Saavedra lamenta la falta de responsabilidad de la gente al romper la cuarentena como lo está haciendo.
Su colega, Rodrigo Castedo, añadió que no es lo ideal levantarla. Pone como ejemplo lo que sucede actualmente en Europa, que epidemiológicamente le lleva un mes de ventaja a Bolivia y recién está levantando su confinamiento. “Sería un sinsentido hacerlo ahora”, dice.
La cuarentena en América Latina está siendo levantada justo en el momento en que la región se ha convertido en el epicentro mundial de la expansión del coronavirus, con diagnósticos muy poco alentadores para Brasil, Perú y Ecuador, en lo que a cifras de muertos se refiere.
Las de Bolivia, según explicó esta semana Virgilio Prieto, director nacional de Epidemiología, tampoco son muy optimistas. Se prevén 38.000 contagios con 800 muertes hasta finales de junio y 160.000 contagios con hasta 8.000 muertes hasta fin de año. Si el contagio se llega a disparar en Cochabamba y La Paz, estas cifras podrían ser aún mayores.
En lo económico
Pero también hay otra proyección que aprieta a los que toman las decisiones: la economía. Con una previsión de caída del 3,5% del Producto Interno Bruto, la preocupación también es económica. El economista José Alberti plantea levantar la cuarentena total y pasar a una cuarentena inteligente, en la que se trabaje según protocolos de seguridad.
“Si no levantamos la cuarentena, dentro de poco la gente se va a estar muriendo de hambre, las empresas van a comenzar a destruirse y tendremos una explosión social”, vaticinó.
Alberti cree que la gente debe comenzar a hacerse cargo de sí misma de manera informada, saber si debe usar guantes o no, el lavado de manos, el distanciamiento social, todo eso informado por las autoridades.
Recordó que Bolivia es una economía pequeña y abierta que depende mucho del trabajo, por lo que plantea ingresar a una cuarentena inteligente, que cuide al trabajador. Para ello cree que el Ministerio de Trabajo ya debió haber trabajado en protocolos para distribuir entre las 700.000 unidades productivas que hay en todo el país, para que sepan qué tipo de bioseguridad deben usar y las medidas de protección.
“El Gobierno no manda señales claras, hay incertidumbre y mucha gente está trabajando a medias, con las cortinas cerradas o a medio abrir, cumpliendo ciertos horarios y exponiéndose a que los multen. El Estado tiene que salir a orientar”, dijo Alberti.
En su conferencia de prensa, Urenda dijo que las medidas las definirán otras autoridades, pero abogó para que la flexibilización de la cuarentena sea ordenada, con horarios para trabajar y que luego la población cumpla y se quede en casa. “Tenemos que cambiar nuestro pensamiento, pensar seriamente en nuestra vida, en la salud de nuestras familias”, dijo el secretario de salud.
Mientras la gente va y viene por las calles de la ciudad en una cuarentena cada vez más diluida y menos controlada por policías y militares, el gabinete de la presidenta Jeanine Áñez aprobó un decreto que determina una cuarentena dinámica desde junio y que otorga la potestad de definir las medidas y restricciones a adoptar a los gobiernos departamentales y municipales, con miras a que la ciudadanía pueda volver al trabajo.
Esta mañana, antes de ingresar al debate, Óscar Urenda, secretario departamental de Salud, que no estaba a favor de levantar la cuarentena, dijo que ni la presidenta, ni el gobernador ni la alcadesa van a curar a la población de esta enfermedad, porque no tiene cura. Recalcó que la principal responsabilidad es de la población, que debe mantener la distancia con el resto de la gente, observar medidas de aseo, como lavado de manos, uso de alcohol y uso de barbijo.
“Nadie puede tener la culpa si en lugar de 5.000 casos tenemos 20.000 o 50.000. No podemos tener cuarentena para siempre”, dijo Urenda, como resignándose a que se levante.
Adelantó que se puede volver a trabajar si se tiene la certeza que nadie se va a enfermar o que si alguien se enferma se tendrá la posibilidad de identificarlo y trasladarlo a un centro asistencial. Eso sí, pidió que el levantamiento no sea con la irracionalidad, el desorden y el descuido absoluto que se ve en estos días en las calles.
En la salud
Juan Saavedra, médico infectólogo que forma parte del Comité Científico que formó la presidenta Jeanine Áñez para que la asesore durante la pandemia, consideró que no es el momento para levantar la cuarentena, que estamos en el peor momento, que se debería intensificar el aislamiento. “Si va a haber más gente circulando, van a colapsar los hospitales, no va a haber espacios en terapia intensiva y vamos a ver escenas que ya hemos visto en otros países”, dice el médico, que aclara que habla a título personal y que la presidenta no ha consultado al comité esta medida.
Saavedra lamenta la falta de responsabilidad de la gente al romper la cuarentena como lo está haciendo.
Su colega, Rodrigo Castedo, añadió que no es lo ideal levantarla. Pone como ejemplo lo que sucede actualmente en Europa, que epidemiológicamente le lleva un mes de ventaja a Bolivia y recién está levantando su confinamiento. “Sería un sinsentido hacerlo ahora”, dice.
La cuarentena en América Latina está siendo levantada justo en el momento en que la región se ha convertido en el epicentro mundial de la expansión del coronavirus, con diagnósticos muy poco alentadores para Brasil, Perú y Ecuador, en lo que a cifras de muertos se refiere.
Las de Bolivia, según explicó esta semana Virgilio Prieto, director nacional de Epidemiología, tampoco son muy optimistas. Se prevén 38.000 contagios con 800 muertes hasta finales de junio y 160.000 contagios con hasta 8.000 muertes hasta fin de año. Si el contagio se llega a disparar en Cochabamba y La Paz, estas cifras podrían ser aún mayores.
En lo económico
Pero también hay otra proyección que aprieta a los que toman las decisiones: la economía. Con una previsión de caída del 3,5% del Producto Interno Bruto, la preocupación también es económica. El economista José Alberti plantea levantar la cuarentena total y pasar a una cuarentena inteligente, en la que se trabaje según protocolos de seguridad.
“Si no levantamos la cuarentena, dentro de poco la gente se va a estar muriendo de hambre, las empresas van a comenzar a destruirse y tendremos una explosión social”, vaticinó.
Alberti cree que la gente debe comenzar a hacerse cargo de sí misma de manera informada, saber si debe usar guantes o no, el lavado de manos, el distanciamiento social, todo eso informado por las autoridades.
Recordó que Bolivia es una economía pequeña y abierta que depende mucho del trabajo, por lo que plantea ingresar a una cuarentena inteligente, que cuide al trabajador. Para ello cree que el Ministerio de Trabajo ya debió haber trabajado en protocolos para distribuir entre las 700.000 unidades productivas que hay en todo el país, para que sepan qué tipo de bioseguridad deben usar y las medidas de protección.
“El Gobierno no manda señales claras, hay incertidumbre y mucha gente está trabajando a medias, con las cortinas cerradas o a medio abrir, cumpliendo ciertos horarios y exponiéndose a que los multen. El Estado tiene que salir a orientar”, dijo Alberti.
En su conferencia de prensa, Urenda dijo que las medidas las definirán otras autoridades, pero abogó para que la flexibilización de la cuarentena sea ordenada, con horarios para trabajar y que luego la población cumpla y se quede en casa. “Tenemos que cambiar nuestro pensamiento, pensar seriamente en nuestra vida, en la salud de nuestras familias”, dijo el secretario de salud.