¿Por qué en Alemania se juega y en Argentina no?
La Bundesliga será el primer torneo de Europa en retomar la competencia, el 16/5, con estricto control sanitario: aislamiento en los túneles y vestuario y sin público. ¿Qué falta en en nuestro país para volver a jugar?
Olé
Alemania será el primer país del mundo, entre todos los que suspendieron su liga por la pandemia por el coronavirus, en retornar al fútbol. Así lo decidieron ayer los dirigentes de la Federación Alemana, luego de una reunión con autoridades sanitarias y políticas del país. Christian Seifert, directivo de la Bundesliga, hizo el anuncio oficial: el campeonato se reanudará el sábado 16 -ya, dentro de ocho días- con seis partidos correspondientes a la fecha 26 (de un total de 34). El domingo 17 habrá dos encuentros y el restante para completar la jornada será el lunes 18.
Todos los juegos serán a puertas cerradas y sólo ingresará la cantidad de personas que marca el protocolo sanitario. “Los partidos sin espectadores en el estadio no son una solución ideal para nadie. Sin embargo, ésta es la única manera de asegurar la continuidad de las ligas en su forma actual en medio de una crisis que amenaza la existencia de algunos clubes”, expresó Seifert. ¿Pero por qué allá sí puede regresar el fútbol y en la Argentina no? ¿Por qué la pelota vuelve a rodar en el sexto país con más infectados (169.430) y fallecidos (7.392) en el mundo? Cifras mucho más altas que las de nuestro país, que hasta este jueves registraba: 5.371 positivos y 282 muertes.
La principal diferencia de lo que sucede en Alemania (y en el resto de Europa) es la capacidad de testeo. Las autoridades de la Bundesliga realizaron 1.724 pruebas de Covid-19 en la primera ronda de exámenes contemplados en el concepto médico, sanitario y de higiene presentado como base para un posible retorno de la competición. Dichas pruebas fueron realizadas a jugadores, cuerpos técnicos y otros miembros de los 36 equipos de la Primera y Segunda División del fútbol alemán. En esos exámenes detectaron diez casos de infectados, que fueron aislados. Esta semana comenzó la segunda ronda de pruebas. La práctica se repite en España, Inglaterra e Italia, otras ligas top que quieren reiniciar sus torneos.
Los regresos van siendo progresivos, de acuerdo al cumplimiento de los protocolos: cero positivos por plantel, entrenamientos en grupos pequeños, respetar la distancia social, tanto dentro del campo como en los vestuarios, para luego pasar a las prácticas grupales, hasta que pueda volver a jugarse.
En Alemania, la exigencia es que no haya más de 300 personas por estadio -entre todos los involucrados-; y mantener el distanciamiento social dentro del vestuario -1,5 metros entre personas, no más de 40’ y con uso de barbijo- y en la salida a la cancha, medidas que sólo se entienden para achicar el riesgo, ya que en un partido el contacto físico es inevitable. Que los planteles lleguen a la cancha en dos micros, partidos más reducidos y hasta cinco cambios por equipo son variantes que se analizan en La Liga y en la Premier League.
En cambio, por estas tierras, la 2019/20 se dio por terminada. Las voces más optimistas hablan de jugar a partir de septiembre. Desde la AFA no van a dar ningún paso sin el visto bueno del Gobierno. Y desde el lado de Alberto Fernández no quieren dejar llevarse por la pasión: ¿por qué destinarían recursos para testear a los futbolistas en vez de hacerlo en las villas o con el personal médico, por ejemplo?
"Por ahí podemos empezar a disfrutar el fútbol por televisión..."
También la temperatura nos juega en contra: en Europa van camino al verano; y acá, hacia el invierno, una época en la que afloran las enfermedades respiratorias, aunque el coronavirus se sabe que golpea sin distinción de estaciones climáticas. Y aún se espera el pico del virus.
En lo deportivo, los ascensos son lo que quedó pendiente de resolución, y la idea es que se definan en la cancha. Y en la infraestructura radica la dificultad: mientras menor es la divisional, mayor son las complicaciones de cada club para disponer de un espacio amplio para mantener el distanciamiento entre los integrantes de un equipo. Y no todos cuentan con auto propio para ir ida y vuelta hasta el club, sin entrar en contacto con otra gente.
Olé
Alemania será el primer país del mundo, entre todos los que suspendieron su liga por la pandemia por el coronavirus, en retornar al fútbol. Así lo decidieron ayer los dirigentes de la Federación Alemana, luego de una reunión con autoridades sanitarias y políticas del país. Christian Seifert, directivo de la Bundesliga, hizo el anuncio oficial: el campeonato se reanudará el sábado 16 -ya, dentro de ocho días- con seis partidos correspondientes a la fecha 26 (de un total de 34). El domingo 17 habrá dos encuentros y el restante para completar la jornada será el lunes 18.
Todos los juegos serán a puertas cerradas y sólo ingresará la cantidad de personas que marca el protocolo sanitario. “Los partidos sin espectadores en el estadio no son una solución ideal para nadie. Sin embargo, ésta es la única manera de asegurar la continuidad de las ligas en su forma actual en medio de una crisis que amenaza la existencia de algunos clubes”, expresó Seifert. ¿Pero por qué allá sí puede regresar el fútbol y en la Argentina no? ¿Por qué la pelota vuelve a rodar en el sexto país con más infectados (169.430) y fallecidos (7.392) en el mundo? Cifras mucho más altas que las de nuestro país, que hasta este jueves registraba: 5.371 positivos y 282 muertes.
La principal diferencia de lo que sucede en Alemania (y en el resto de Europa) es la capacidad de testeo. Las autoridades de la Bundesliga realizaron 1.724 pruebas de Covid-19 en la primera ronda de exámenes contemplados en el concepto médico, sanitario y de higiene presentado como base para un posible retorno de la competición. Dichas pruebas fueron realizadas a jugadores, cuerpos técnicos y otros miembros de los 36 equipos de la Primera y Segunda División del fútbol alemán. En esos exámenes detectaron diez casos de infectados, que fueron aislados. Esta semana comenzó la segunda ronda de pruebas. La práctica se repite en España, Inglaterra e Italia, otras ligas top que quieren reiniciar sus torneos.
Los regresos van siendo progresivos, de acuerdo al cumplimiento de los protocolos: cero positivos por plantel, entrenamientos en grupos pequeños, respetar la distancia social, tanto dentro del campo como en los vestuarios, para luego pasar a las prácticas grupales, hasta que pueda volver a jugarse.
En Alemania, la exigencia es que no haya más de 300 personas por estadio -entre todos los involucrados-; y mantener el distanciamiento social dentro del vestuario -1,5 metros entre personas, no más de 40’ y con uso de barbijo- y en la salida a la cancha, medidas que sólo se entienden para achicar el riesgo, ya que en un partido el contacto físico es inevitable. Que los planteles lleguen a la cancha en dos micros, partidos más reducidos y hasta cinco cambios por equipo son variantes que se analizan en La Liga y en la Premier League.
En cambio, por estas tierras, la 2019/20 se dio por terminada. Las voces más optimistas hablan de jugar a partir de septiembre. Desde la AFA no van a dar ningún paso sin el visto bueno del Gobierno. Y desde el lado de Alberto Fernández no quieren dejar llevarse por la pasión: ¿por qué destinarían recursos para testear a los futbolistas en vez de hacerlo en las villas o con el personal médico, por ejemplo?
"Por ahí podemos empezar a disfrutar el fútbol por televisión..."
También la temperatura nos juega en contra: en Europa van camino al verano; y acá, hacia el invierno, una época en la que afloran las enfermedades respiratorias, aunque el coronavirus se sabe que golpea sin distinción de estaciones climáticas. Y aún se espera el pico del virus.
En lo deportivo, los ascensos son lo que quedó pendiente de resolución, y la idea es que se definan en la cancha. Y en la infraestructura radica la dificultad: mientras menor es la divisional, mayor son las complicaciones de cada club para disponer de un espacio amplio para mantener el distanciamiento entre los integrantes de un equipo. Y no todos cuentan con auto propio para ir ida y vuelta hasta el club, sin entrar en contacto con otra gente.