Periodistas ante la difícil tarea de informar en tiempos de la pandemia
Los profesionales de la prensa están en primera línea de combate. Entre el teletrabajo y las calles, ejercen su profesión en condiciones excepcionales y con el miedo constante a ser contagiados o a contagiar.
María O. García /
La Paz, Página Siete
Redacciones vacías, equipos que trabajan desde sus casas y planes de contingencia. Con el fin de garantizar su -irrenunciable e insustituible- papel de servicio público esencial y el derecho fundamental de los ciudadanos a conocer la verdad, los periodistas se enfrentan cada día a la difícil tarea de informar y combatir en primera línea a un enemigo que no ven, pero acecha.
El 10 de mayo se conmemora el Día del Periodista Boliviano en recuerdo a Cirilo Barragán, un periodista fusilado en 1865, durante la dictadura de Mariano Melgarejo, tras un artículo que molestó al dictador. Este año, más que celebrar, los profesionales del “mejor oficio del mundo”, tal como lo calificó Gabriel García Márquez, manifiestan su preocupación por las condiciones en las que ejercen su labor en tiempos de la pandemia.
Los periodistas bolivianos salen a su jornada diaria con barbijos, guantes, lentes y, en algunos casos, hasta mamelucos. Aunque protegidos, les faltan garantías. En La Paz ya se ha reportado el primer caso de un periodista infectado con Covid-19. Mientras que en Tarija se confirmó un segundo caso el sábado. Se trata de una periodista, que junto a otros nueve trabajadores de la prensa, cumplía aislamiento desde el lunes por prevención luego de que uno de ellos diera como reactivo en las pruebas rápidas de detección de la enfermedad.
En esta crisis, la agenda informativa y la cobertura han cambiado, así como las necesidades de comunicación. Ante el inminente riesgo de contagio, los medios de comunicación tanto escritos como audiovisuales han modificado su método de trabajo y han establecido protocolos para no exponer -tanto- la salud de los que tienen el deber inexcusable de informar a la población con responsabilidad, ética y calidad. Un deber que asumen con conciencia, pasión y entrega. Aun a costa de su vida y la de sus familias.
Prensa escrita impone el teletrabajo
“Un día después de registrarse los dos primeros casos positivos de Covid-19 en Bolivia (el 10 de marzo) empezamos a hacer algunos ajustes. Los redactores de Sociedad, por ejemplo, dejaron de acudir a la redacción. Empezamos a coordinar y gestionar el trabajo de forma telefónica y ellos me mandaban sus notas vía email”, explica la editora de Sociedad de Página Siete, Anahí Cazas.
A medida que avanzaba la pandemia, la sala redacción de este diario empezó a vaciarse. Hasta quedar completamente deshabitada. Luego de decretarse la cuarentena parcial en el país, el pasado 17 de marzo, todos los redactores de Página Siete se recluyeron en sus hogares y adoptaron el teletrabajo.
La oficina, esa otra casa, quedó reservada para los editores de las diferentes secciones, que acudían para cerrar la edición impresa, la cual circuló por última vez el domingo 22 de marzo, día en que comenzó la cuarentena total.
“Lo que se le pidió a los periodistas que estaban en calle, sobre todo los encargados de cubrir salud, es que tuvieran mucho cuidado y tratasen de evitar ir a los hospitales y a los lugares donde existía aglomeración de personas”, señala Cazas.
“Ahora todo es virtual. Las reuniones de editores las hacemos a través de la herramienta Zoom y con nuestros equipos coordinamos por teléfono o por videoconferencia. En la actualidad intentamos hacer, en la medida de lo posible, las entrevistas vía WhatsApp porque es muy complicado y arriesgado salir a la calle”, explica.
“En la actualidad intentamos hacer las entrevistas vía WhatsApp porque es muy complicado y arriesgado salir a la calle” (Anahí Cazas, editora de Sociedad de Página Siete)
Fotoperiodistas, en primera línea de cobertura
Un grupo indispensable de profesionales de los medios de comunicación no tiene la posibilidad de teletrabajar. Es el caso de los reporteros gráficos o fotoperiodistas, quienes deben seguir a pie de calle para retratar de cerca las muchas facetas de esta crisis.
A su rutina se incorporaron nuevas herramientas: equipos de seguridad y protección para minimizar al máximo el riesgo de contagio, aunque nada es suficiente para defenderse de esa otra enfermedad llamada miedo.
“Las medidas de seguridad han ido cambiando conforme ha ido avanzando la pandemia. Ahora estoy pendiente de lavarme constantemente las manos, utilizar alcohol en gel, así como de usar guantes y barbijo. Por un tema de precaución y prevención con las personas con las que vivo, también trato de evitar acercarme a los puntos donde hay una mayor congregación de personas”, relata el fotógrafo de La Razón, Álvaro Valero.
No obstante, y acudiendo al llamado de las noticias, el fotoperiodista ha trabajado en lugares como el Hospital del Norte o las Ferias 16 de Julio y Río Seco, “lugares que albergan mucha gente” y con riesgo alto de contagio del Covid-19. “Gracias a dios no me he contagiado” expresa Valero, quien recurre de una bicicleta para realizar su labor.
Televisiones y radios extreman medidas de higiene
En el caso de los periodistas y equipos técnicos que han de seguir a pie de calle y acudiendo a sus puestos de trabajo, existen protocolos que incluyen turnos e instrumentos de trabajo individuales.
En las televisiones se extreman las medidas de higiene: cada reportero tiene su propio micro y esponja para evitar contagios y se mantiene la distancia de un metro y medio entre colegas.
“Cada reportero tiene un micrófono, cada equipo tiene una cámara y nos han dado lysoform para desinfectar los equipos. También se nos ha entregado plástico para recubrir el micrófono, el cual botamos después de cada cobertura”, explica la reportera de ATB, Esther Mamani.
“Nosotros, como televisión, tenemos que estar en el lugar de los hechos, no podemos informar sin imágenes y eso nos obliga a ir a lugares peligrosos como los hospitales, donde existe una alta carga viral”, sostiene Mamani, quien asegura sentir “miedo”, “preocupación” e “incertidumbre” cada vez que regresa a casa, donde la espera su hija de dos años.
“Este es un trabajo apasionante, pero la pasión de hacer periodismo no nos quita el miedo de enfermarnos o contagiar” (Esther Mamani, reportera de ATB)
Si bien el canal les entrega equipos individuales de bioseguridad como mamelucos, guantes especiales y lentes, ella ha contribuido a su autocuidado, y el de los suyos, adquiriendo un barbijo N95 para extremar las precauciones.
“Este es un trabajo apasionante, pero la pasión de hacer periodismo no nos quita el miedo de enfermarnos o contagiar”, asegura.
Yhilda Castro es corresponsal de radio Éxito en El Alto. Declara que tanto su forma de trabajo como la de sus compañeros ha cambiado “muchísimo” debido a la pandemia.
“En la urbe alteña, de unos 35 colegas de diferentes medios que solíamos cubrir a diario, ahora hemos pasado a ser 20 y a veces nos reducimos hasta 12”, explica.
Más allá del equipo de bioseguridad que la emisora les brinda, Castro se organiza junto a otros colegas de base para adquirir insumos y extremar las precauciones en una ciudad donde se torna complicado mantener la recomendada distancia del metro y medio.
“He empezado a utilizar bastantes medidas de bioseguridad porque como periodista tenemos la información a la mano y a veces los datos son muy alarmantes (…) Yo sé que tengo que seguir cumpliendo con mi trabajo, somos un sector que estamos en primera línea frente a esta pandemia. El trabajo tiene que continuar, pero asumiendo muchas medidas”, sostiene Castro, quien convive con dos adultos mayores de 65 y 75 años, además de su hija, quien apenas tiene un año.
Como reportera, los mayores aliados de Castro siempre han sido su celular y su grabadora. A estos ahora se han sumado una chuspa donde guarda el nailon con el que recubre sus instrumentos de trabajo y un par de atomizadores: uno con gel desinfectante para sus equipos y otro con una solución que contiene lavandina para su calzado.
“Utilizo bastantes medidas de bioseguridad porque tenemos la información a la mano y a veces los datos son muy alarmantes” (Yhilda Castro, corresponsal de Radio Éxito en El Alto)
La tarea del viejo oficio en estos tiempos se volvió casi titánica. Entre el teletrabajo y las calles, los periodistas continúan con su labor, conscientes de que los ciudadanos a los que se deben tienen ahora no solo el derecho, sino la necesidad urgente del periodismo responsable, el mejor antídoto contra la desinformación y el miedo.
ANPB pide al Gobierno honrar deudas con medios de comunicación
En el contexto actual se da la paradoja de que las audiencias se multiplican a la vez que los medios de comunicación afrontan una crisis de publicidad que tendrá graves consecuencias. Según la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB), la solución pasa por que la publicidad estatal vuelva a los medios, sobre todo escritos, cuya situación se ha visto agravada por la emergencia del coronavirus.
“Durante los últimos 14 años los periodistas hemos vivido un combate desigual con un gobierno autoritario que privilegiaba medios que le eran afines y castigaba a otros (…) Quisiéramos que a partir de hoy, que comienza una cuarentena más moderada, vuelva la publicidad estatal pero que, además, el Gobierno honre las deudas que tiene con muchos medios de comunicación”, sostuvo el presidente de la ANPB, Pedro Glasinovic.
Glasinovic reconoció la labor que están realizando los trabajadores de la prensa durante la emergencia sanitaria quienes, al igual que el personal de salud, policías o militares, constituyen la vanguardia en la lucha contra un enemigo común y, en muchos casos, lo hacen desprotegidos.
“Nuestro trabajo nunca ha sido fácil. Siempre hemos estado en primera línea en todos los conflictos que se han sucedido en el mundo. Pero en este uno se juega la vida. Los periodistas hemos salido a las calles absolutamente desprotegidos y poco a poco, más por un esfuerzo individual que empresarial, hemos ido practicando nuestro trabajo con los elementos de bioseguridad”, manifestó Glasinovic, quien aprovechó la ocasión para alentar a los que cada día ejercen su trabajo con responsabilidad para mantener informada a la sociedad.
“Desde la ANPB queremos felicitar a nuestros compañeros, hombres y mujeres que realmente arriesgan la vida todos los días”.
María O. García /
La Paz, Página Siete
Redacciones vacías, equipos que trabajan desde sus casas y planes de contingencia. Con el fin de garantizar su -irrenunciable e insustituible- papel de servicio público esencial y el derecho fundamental de los ciudadanos a conocer la verdad, los periodistas se enfrentan cada día a la difícil tarea de informar y combatir en primera línea a un enemigo que no ven, pero acecha.
El 10 de mayo se conmemora el Día del Periodista Boliviano en recuerdo a Cirilo Barragán, un periodista fusilado en 1865, durante la dictadura de Mariano Melgarejo, tras un artículo que molestó al dictador. Este año, más que celebrar, los profesionales del “mejor oficio del mundo”, tal como lo calificó Gabriel García Márquez, manifiestan su preocupación por las condiciones en las que ejercen su labor en tiempos de la pandemia.
Los periodistas bolivianos salen a su jornada diaria con barbijos, guantes, lentes y, en algunos casos, hasta mamelucos. Aunque protegidos, les faltan garantías. En La Paz ya se ha reportado el primer caso de un periodista infectado con Covid-19. Mientras que en Tarija se confirmó un segundo caso el sábado. Se trata de una periodista, que junto a otros nueve trabajadores de la prensa, cumplía aislamiento desde el lunes por prevención luego de que uno de ellos diera como reactivo en las pruebas rápidas de detección de la enfermedad.
En esta crisis, la agenda informativa y la cobertura han cambiado, así como las necesidades de comunicación. Ante el inminente riesgo de contagio, los medios de comunicación tanto escritos como audiovisuales han modificado su método de trabajo y han establecido protocolos para no exponer -tanto- la salud de los que tienen el deber inexcusable de informar a la población con responsabilidad, ética y calidad. Un deber que asumen con conciencia, pasión y entrega. Aun a costa de su vida y la de sus familias.
Prensa escrita impone el teletrabajo
“Un día después de registrarse los dos primeros casos positivos de Covid-19 en Bolivia (el 10 de marzo) empezamos a hacer algunos ajustes. Los redactores de Sociedad, por ejemplo, dejaron de acudir a la redacción. Empezamos a coordinar y gestionar el trabajo de forma telefónica y ellos me mandaban sus notas vía email”, explica la editora de Sociedad de Página Siete, Anahí Cazas.
A medida que avanzaba la pandemia, la sala redacción de este diario empezó a vaciarse. Hasta quedar completamente deshabitada. Luego de decretarse la cuarentena parcial en el país, el pasado 17 de marzo, todos los redactores de Página Siete se recluyeron en sus hogares y adoptaron el teletrabajo.
La oficina, esa otra casa, quedó reservada para los editores de las diferentes secciones, que acudían para cerrar la edición impresa, la cual circuló por última vez el domingo 22 de marzo, día en que comenzó la cuarentena total.
“Lo que se le pidió a los periodistas que estaban en calle, sobre todo los encargados de cubrir salud, es que tuvieran mucho cuidado y tratasen de evitar ir a los hospitales y a los lugares donde existía aglomeración de personas”, señala Cazas.
“Ahora todo es virtual. Las reuniones de editores las hacemos a través de la herramienta Zoom y con nuestros equipos coordinamos por teléfono o por videoconferencia. En la actualidad intentamos hacer, en la medida de lo posible, las entrevistas vía WhatsApp porque es muy complicado y arriesgado salir a la calle”, explica.
“En la actualidad intentamos hacer las entrevistas vía WhatsApp porque es muy complicado y arriesgado salir a la calle” (Anahí Cazas, editora de Sociedad de Página Siete)
Fotoperiodistas, en primera línea de cobertura
Un grupo indispensable de profesionales de los medios de comunicación no tiene la posibilidad de teletrabajar. Es el caso de los reporteros gráficos o fotoperiodistas, quienes deben seguir a pie de calle para retratar de cerca las muchas facetas de esta crisis.
A su rutina se incorporaron nuevas herramientas: equipos de seguridad y protección para minimizar al máximo el riesgo de contagio, aunque nada es suficiente para defenderse de esa otra enfermedad llamada miedo.
“Las medidas de seguridad han ido cambiando conforme ha ido avanzando la pandemia. Ahora estoy pendiente de lavarme constantemente las manos, utilizar alcohol en gel, así como de usar guantes y barbijo. Por un tema de precaución y prevención con las personas con las que vivo, también trato de evitar acercarme a los puntos donde hay una mayor congregación de personas”, relata el fotógrafo de La Razón, Álvaro Valero.
No obstante, y acudiendo al llamado de las noticias, el fotoperiodista ha trabajado en lugares como el Hospital del Norte o las Ferias 16 de Julio y Río Seco, “lugares que albergan mucha gente” y con riesgo alto de contagio del Covid-19. “Gracias a dios no me he contagiado” expresa Valero, quien recurre de una bicicleta para realizar su labor.
Televisiones y radios extreman medidas de higiene
En el caso de los periodistas y equipos técnicos que han de seguir a pie de calle y acudiendo a sus puestos de trabajo, existen protocolos que incluyen turnos e instrumentos de trabajo individuales.
En las televisiones se extreman las medidas de higiene: cada reportero tiene su propio micro y esponja para evitar contagios y se mantiene la distancia de un metro y medio entre colegas.
“Cada reportero tiene un micrófono, cada equipo tiene una cámara y nos han dado lysoform para desinfectar los equipos. También se nos ha entregado plástico para recubrir el micrófono, el cual botamos después de cada cobertura”, explica la reportera de ATB, Esther Mamani.
“Nosotros, como televisión, tenemos que estar en el lugar de los hechos, no podemos informar sin imágenes y eso nos obliga a ir a lugares peligrosos como los hospitales, donde existe una alta carga viral”, sostiene Mamani, quien asegura sentir “miedo”, “preocupación” e “incertidumbre” cada vez que regresa a casa, donde la espera su hija de dos años.
“Este es un trabajo apasionante, pero la pasión de hacer periodismo no nos quita el miedo de enfermarnos o contagiar” (Esther Mamani, reportera de ATB)
Si bien el canal les entrega equipos individuales de bioseguridad como mamelucos, guantes especiales y lentes, ella ha contribuido a su autocuidado, y el de los suyos, adquiriendo un barbijo N95 para extremar las precauciones.
“Este es un trabajo apasionante, pero la pasión de hacer periodismo no nos quita el miedo de enfermarnos o contagiar”, asegura.
Yhilda Castro es corresponsal de radio Éxito en El Alto. Declara que tanto su forma de trabajo como la de sus compañeros ha cambiado “muchísimo” debido a la pandemia.
“En la urbe alteña, de unos 35 colegas de diferentes medios que solíamos cubrir a diario, ahora hemos pasado a ser 20 y a veces nos reducimos hasta 12”, explica.
Más allá del equipo de bioseguridad que la emisora les brinda, Castro se organiza junto a otros colegas de base para adquirir insumos y extremar las precauciones en una ciudad donde se torna complicado mantener la recomendada distancia del metro y medio.
“He empezado a utilizar bastantes medidas de bioseguridad porque como periodista tenemos la información a la mano y a veces los datos son muy alarmantes (…) Yo sé que tengo que seguir cumpliendo con mi trabajo, somos un sector que estamos en primera línea frente a esta pandemia. El trabajo tiene que continuar, pero asumiendo muchas medidas”, sostiene Castro, quien convive con dos adultos mayores de 65 y 75 años, además de su hija, quien apenas tiene un año.
Como reportera, los mayores aliados de Castro siempre han sido su celular y su grabadora. A estos ahora se han sumado una chuspa donde guarda el nailon con el que recubre sus instrumentos de trabajo y un par de atomizadores: uno con gel desinfectante para sus equipos y otro con una solución que contiene lavandina para su calzado.
“Utilizo bastantes medidas de bioseguridad porque tenemos la información a la mano y a veces los datos son muy alarmantes” (Yhilda Castro, corresponsal de Radio Éxito en El Alto)
La tarea del viejo oficio en estos tiempos se volvió casi titánica. Entre el teletrabajo y las calles, los periodistas continúan con su labor, conscientes de que los ciudadanos a los que se deben tienen ahora no solo el derecho, sino la necesidad urgente del periodismo responsable, el mejor antídoto contra la desinformación y el miedo.
ANPB pide al Gobierno honrar deudas con medios de comunicación
En el contexto actual se da la paradoja de que las audiencias se multiplican a la vez que los medios de comunicación afrontan una crisis de publicidad que tendrá graves consecuencias. Según la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB), la solución pasa por que la publicidad estatal vuelva a los medios, sobre todo escritos, cuya situación se ha visto agravada por la emergencia del coronavirus.
“Durante los últimos 14 años los periodistas hemos vivido un combate desigual con un gobierno autoritario que privilegiaba medios que le eran afines y castigaba a otros (…) Quisiéramos que a partir de hoy, que comienza una cuarentena más moderada, vuelva la publicidad estatal pero que, además, el Gobierno honre las deudas que tiene con muchos medios de comunicación”, sostuvo el presidente de la ANPB, Pedro Glasinovic.
Glasinovic reconoció la labor que están realizando los trabajadores de la prensa durante la emergencia sanitaria quienes, al igual que el personal de salud, policías o militares, constituyen la vanguardia en la lucha contra un enemigo común y, en muchos casos, lo hacen desprotegidos.
“Nuestro trabajo nunca ha sido fácil. Siempre hemos estado en primera línea en todos los conflictos que se han sucedido en el mundo. Pero en este uno se juega la vida. Los periodistas hemos salido a las calles absolutamente desprotegidos y poco a poco, más por un esfuerzo individual que empresarial, hemos ido practicando nuestro trabajo con los elementos de bioseguridad”, manifestó Glasinovic, quien aprovechó la ocasión para alentar a los que cada día ejercen su trabajo con responsabilidad para mantener informada a la sociedad.
“Desde la ANPB queremos felicitar a nuestros compañeros, hombres y mujeres que realmente arriesgan la vida todos los días”.