Optimismo en el Calcio para los entrenamientos en grupo
Italia, AS
Arranca otra semana que puede ser decisiva para el fútbol italiano tras el parón por la emergencia COVID-19. El informe sobre la Serie A está ya en las manos del primer ministro Giuseppe Conte, que escuchará a los ministros de Sanidad y Deportes y debería tomar muy pronto una decisión definitiva sobre los entrenamientos en grupo.
Ayer el Comité Técnico-Científico discutió del tema, pero su valoración, que influirá mucho, llegará a lo largo de este lunes. La Gazzetta dello Sport es optimista para el visto bueno al trabajo en equipo, obviamente sujeto a unas normas muy estrictas, que tendría luz verde a partir del 18 de mayo (los individuales han comenzado hace ya una semana). A partir de entonces, todo dependerá de la curva de contagios. El domingo llegaron buenas noticias en este sentido: apenas 802 nuevos contagiados y 185 fallecidos. Si en el país transalpino la evolución de la epidemia sigue siendo positiva, se podrá empezar a pensar en la 'fase 3', la del regreso oficial de la Serie A. La idea sería volver al verde a partir del 13 de junio para acabar el 2 de agosto, aunque según La Repubblica la UEFA podría alargar pronto este plazo ("Ceferin está disupuesto a todo", se decía ayer).
La incógnita que más preocupa es qué hacer si aparecen contagios entre los jugadores durante la competición. La idea de aislar solo al enfermo y seguir jugando parece ya inviable, como demuestra el caso Dinamo Dresde. Si ocurriera en Italia, sería un problema enorme: quedan 124 partidos y volver a aplazarlos haría imposible su recuperación. Por eso, a pesar de que públicamente todos los clubes se hayan posicionado para reanudar el campeonato, el grupo de equipos que lleva semanas empujando para que el Gobierno cierre todo sigue en pie. El miedo es gastarse dinero en sueldos y medidas para los entrenamientos "para nada"; la esperanza es que, si el Estado impone el parón, las televisiones estarían obligadas a pagar los últimos 220 millones de los derechos de trasmisión porque se trataría de un evento "de fuerza mayor".
Un buen ejemplo es Massimo Cellino, presidente del Brescia, que ayer anunció su nueva postura: "Cambié de opinión, me adaptaré a la mayoría. Hay que intentar reiniciar el campeonato porque si no, aquí quiebra todo el mundo". Llegan días muy intensos: hoy habrá Consejo de Ministros, el miércoles el ministro de Deportes estará en la Cámara de los Diputados y Senado, habrá asamblea de la Lega Serie A y el jueves un encuentro en el Comité Olímpico. Al final de esta semana, el destino del Calcio debería estar escrito. Salvo nuevas sorpresas...
Arranca otra semana que puede ser decisiva para el fútbol italiano tras el parón por la emergencia COVID-19. El informe sobre la Serie A está ya en las manos del primer ministro Giuseppe Conte, que escuchará a los ministros de Sanidad y Deportes y debería tomar muy pronto una decisión definitiva sobre los entrenamientos en grupo.
Ayer el Comité Técnico-Científico discutió del tema, pero su valoración, que influirá mucho, llegará a lo largo de este lunes. La Gazzetta dello Sport es optimista para el visto bueno al trabajo en equipo, obviamente sujeto a unas normas muy estrictas, que tendría luz verde a partir del 18 de mayo (los individuales han comenzado hace ya una semana). A partir de entonces, todo dependerá de la curva de contagios. El domingo llegaron buenas noticias en este sentido: apenas 802 nuevos contagiados y 185 fallecidos. Si en el país transalpino la evolución de la epidemia sigue siendo positiva, se podrá empezar a pensar en la 'fase 3', la del regreso oficial de la Serie A. La idea sería volver al verde a partir del 13 de junio para acabar el 2 de agosto, aunque según La Repubblica la UEFA podría alargar pronto este plazo ("Ceferin está disupuesto a todo", se decía ayer).
La incógnita que más preocupa es qué hacer si aparecen contagios entre los jugadores durante la competición. La idea de aislar solo al enfermo y seguir jugando parece ya inviable, como demuestra el caso Dinamo Dresde. Si ocurriera en Italia, sería un problema enorme: quedan 124 partidos y volver a aplazarlos haría imposible su recuperación. Por eso, a pesar de que públicamente todos los clubes se hayan posicionado para reanudar el campeonato, el grupo de equipos que lleva semanas empujando para que el Gobierno cierre todo sigue en pie. El miedo es gastarse dinero en sueldos y medidas para los entrenamientos "para nada"; la esperanza es que, si el Estado impone el parón, las televisiones estarían obligadas a pagar los últimos 220 millones de los derechos de trasmisión porque se trataría de un evento "de fuerza mayor".
Un buen ejemplo es Massimo Cellino, presidente del Brescia, que ayer anunció su nueva postura: "Cambié de opinión, me adaptaré a la mayoría. Hay que intentar reiniciar el campeonato porque si no, aquí quiebra todo el mundo". Llegan días muy intensos: hoy habrá Consejo de Ministros, el miércoles el ministro de Deportes estará en la Cámara de los Diputados y Senado, habrá asamblea de la Lega Serie A y el jueves un encuentro en el Comité Olímpico. Al final de esta semana, el destino del Calcio debería estar escrito. Salvo nuevas sorpresas...