Ministro Navajas dice que no tiene tuición sobre el cobro de las clínicas por ser un servicio privado
Algunas autoridades se han manifestado en contra de los altos costos en estos centros médicos. El director de la clínica Incor dijo que hay cobros excesivos, pero pidió no generalizar
Berthy Vaca J
El Deber
Varias han sido las voces en desacuerdo por el cobro, al parecer, excesivo en clínicas privadas del país en plena emergencia sanitaria por el coronavirus. Una de esas voces fue la del diputado nacional Tomás Monasterio, que denunció el “cobro abusivo” de más de Bs 70.000 que una mujer tuvo que pagar en uno de estos centros por cuatro días de internación de su esposo con Covid-19.
El asambleísta dijo que iba a pedir al Gobierno regular de manera excepcional los precios en estos centros privados, mientras dure la emergencia.
En la Defensoría del Pueblo, informaron de que han iniciado una investigación sobre este caso y han solicitado información a la referida clínica.
Consultado al respecto, el ministro de Salud, Marcelo Navajas, expresó que su despacho no tiene ninguna tuición sobre estos sanatorios particulares, puesto que, al ser entes privados, se rigen por la calidad del servicio que prestan y basados en aranceles marcados por el Colegio Médico y con conocimiento de los Sedes departamentales.
“Nosotros simplemente damos las reglas generales, pero esto se maneja a través de las gobernaciones y colegios médicos. Le voy a dar un ejemplo, que un periodista cobre tanto en un medio de comunicación, no depende de ningún ministerio. Lo mismo sucede con la parte médica, yo no sé cuánto cobra un médico en un sistema privado. Eso está manejado por el grado de capacitación que tiene el profesional, el tiempo de experiencia, los años trabajados en algún lado”, manifestó Navajas.
La autoridad agregó que los aranceles del Colegio Médico determinan los cobros que se hacen en las clínicas. Añadió que se van diferenciando por el tipo de quirófanos que tienen, el tipo de terapias, el tipo de transporte.
“No es lo mismo el sistema de hotelería de una clínica grande que de una chica, o las especialidades. En eso no puede intervenir el Ministerio, que rige en otro tipo de condiciones”, concluyó el ministro de Salud.
Alfredo Romero Dávalos, director general de la clínica Incor, admitió que hay cobros excesivos en algunas clínicas privadas, pero que no se puede generalizar. No obstante, convino que cuando se trata de los servicios de una clínica de alta complejidad, los costos de inversión son “muy altos”.
“Cuando hablamos de clínicas complejas, son aquellas no solo por el tamaño, sino porque pueden hacer muchas cosas. Además, de los tratamientos comunes, estoy hablando de cirugías cardiacas, trasplante de riñón, trasplante hepático, intervencionismo cerebral o intervencionismo coronario. Esas son palabras mayores en equipamiento, en personal médico y paramédico, y no es gratis, porque el Estado no lo da. Eso lo tienen que invertir las clínicas y deben correr con todos los gastos e impuestos, porque nadie se libra de la parte impositiva, de las auditorías fiscales, etc.”, explicó Romero.
El experimentado médico manifestó que con la llegada del coronavirus, todos los centros hospitalarios han tenido que adecuar sus ambientes para funcionar, con factores de desinfección rigurosos exigidos por el Sedes.
“Son ambientes aislados de verdad, no de pliqui (de mentira), porque los hay de pliqui. Los ambientes aislados tienen que tener su elevador propio, sus aposentos físicos propios y específicos, todo debidamente cerrado. El personal contratado solo puede trabajar ahí, con ropa que cumple las normas de bioseguridad. Debe estar cubierto de pies a cabeza, con lentes y barbijos especiales. Cada vez que entra y sale el enfermero, hay que cambiarle de indumentaria”, señaló Romero.
Al mismo tiempo, ese personal médico, cuando sabe que atenderá pacientes con Covid-19, cobra más, porque es consciente de que se está exponiendo a un riesgo, que puede ser grave. “Entonces, es obvio que los sistemas de las clínicas complejas deben cobrar más que a los pacientes corrientes que no están aislados”, indicó.
Sobre los cobros excesivos, Romero opinó que las administraciones de estos centros no deben aprovecharse de la situación que está viviendo la sociedad y solo deben incrementar los precios de acuerdo con los gastos que demandan el equipamiento y la contratación de personal especializado.
“La instrucción nuestra, como director general de Incor, ha sido que se hagan los incrementos tomando en cuenta todos los costos extras, en personal y en material de bioseguridad. Eso hace que los costos sean mayores, pero de ninguna manera pueden ser el doble, el triple o diez veces más de los costos habituales”, dijo Romero sin dar cifras, pues aseguró que eso está en manos de la administración.
El director de la Incor complementó que cuando se habla de este tipo de clínicas privadas, hay que dar nombre y apellido. “Nosotros como clínica Incor, le garantizo que no estamos entre esos nombres. Estamos haciendo, por instrucciones mías y del directorio de la clínica, un cobro que corresponde a los incrementos que son propios de los costos médicos, de enfermería, de mantenimiento, de material de bioseguridad y de la creación del ambiente aislado”, aseguró.
Depósito de una garantía es ineludible
A decir de Alfredo Romero Dávalos, el depósito de una suma equis de dinero por el ingreso de un paciente es una norma en todas las clínicas porque, de lo contrario, se corre el riesgo de perder el pago por los servicios prestados.
“Se pide una garantía económica porque, si no, comido, dormido y bebido, el paciente se va como un pájaro, volando. Obviamente, en estos momentos del coronavirus, la garantía tiene que ser mayor para los pacientes con Covid-19, porque posiblemente los gastos sean mayores en laboratorios, exámenes, especialistas, etc.”, concluyó el galeno.
Datos de algunas clínicas
El diario Página Siete registró, en una publicación realizada el 8 de mayo, los cobros en algunos centros privados. El monto más bajo que se pudo verificar corresponde a la Clínica del Sur (La Paz), donde un paciente con Covid-19 que se encuentre estable debe pagar Bs 1.000 por día tan sólo por la cama, además de Bs 120 por el derecho de internación, el costo de medicamentos y los honorarios de los médicos.
Si el paciente se encuentra en estado crítico deberá pagar Bs 4.500 por día para estar en terapia intensiva, esto sin contar los honorarios médicos, medicamentos y derecho de internación.
En la Clínica Los Olivos (Cochabamba) el costo mínimo es de Bs 600 diarios por la habitación y un aproximado de Bs 6.900 si el paciente requiere terapia intensiva. Estos costos tampoco incluyen medicamentos y honorarios médicos.
En una de las clínicas Niño Jesús de Santa Cruz el precio de la cama para un paciente estable con Covid es de Bs 2.500 por día; el derecho de internación es de Bs 600. Para ingresar a la clínica se debe hacer un depósito de Bs 10.000, del cual se irá descontando los pagos adeudados.
Esto no incluye honorarios médicos, medicamentos, exámenes de laboratorio ni el equipo de bioseguridad que hay que comprar al personal que atenderá al infectado (Bs 300 para cada trabajador que esté en contacto con el enfermo).
Si el paciente se agrava y requiere oxígeno, debe pagar Bs 806 por día; si necesita un monitor son Bs 501 diarios; si requiere una bomba de infusión, son otros Bs 358.
Berthy Vaca J
El Deber
Varias han sido las voces en desacuerdo por el cobro, al parecer, excesivo en clínicas privadas del país en plena emergencia sanitaria por el coronavirus. Una de esas voces fue la del diputado nacional Tomás Monasterio, que denunció el “cobro abusivo” de más de Bs 70.000 que una mujer tuvo que pagar en uno de estos centros por cuatro días de internación de su esposo con Covid-19.
El asambleísta dijo que iba a pedir al Gobierno regular de manera excepcional los precios en estos centros privados, mientras dure la emergencia.
En la Defensoría del Pueblo, informaron de que han iniciado una investigación sobre este caso y han solicitado información a la referida clínica.
Consultado al respecto, el ministro de Salud, Marcelo Navajas, expresó que su despacho no tiene ninguna tuición sobre estos sanatorios particulares, puesto que, al ser entes privados, se rigen por la calidad del servicio que prestan y basados en aranceles marcados por el Colegio Médico y con conocimiento de los Sedes departamentales.
“Nosotros simplemente damos las reglas generales, pero esto se maneja a través de las gobernaciones y colegios médicos. Le voy a dar un ejemplo, que un periodista cobre tanto en un medio de comunicación, no depende de ningún ministerio. Lo mismo sucede con la parte médica, yo no sé cuánto cobra un médico en un sistema privado. Eso está manejado por el grado de capacitación que tiene el profesional, el tiempo de experiencia, los años trabajados en algún lado”, manifestó Navajas.
La autoridad agregó que los aranceles del Colegio Médico determinan los cobros que se hacen en las clínicas. Añadió que se van diferenciando por el tipo de quirófanos que tienen, el tipo de terapias, el tipo de transporte.
“No es lo mismo el sistema de hotelería de una clínica grande que de una chica, o las especialidades. En eso no puede intervenir el Ministerio, que rige en otro tipo de condiciones”, concluyó el ministro de Salud.
Alfredo Romero Dávalos, director general de la clínica Incor, admitió que hay cobros excesivos en algunas clínicas privadas, pero que no se puede generalizar. No obstante, convino que cuando se trata de los servicios de una clínica de alta complejidad, los costos de inversión son “muy altos”.
“Cuando hablamos de clínicas complejas, son aquellas no solo por el tamaño, sino porque pueden hacer muchas cosas. Además, de los tratamientos comunes, estoy hablando de cirugías cardiacas, trasplante de riñón, trasplante hepático, intervencionismo cerebral o intervencionismo coronario. Esas son palabras mayores en equipamiento, en personal médico y paramédico, y no es gratis, porque el Estado no lo da. Eso lo tienen que invertir las clínicas y deben correr con todos los gastos e impuestos, porque nadie se libra de la parte impositiva, de las auditorías fiscales, etc.”, explicó Romero.
El experimentado médico manifestó que con la llegada del coronavirus, todos los centros hospitalarios han tenido que adecuar sus ambientes para funcionar, con factores de desinfección rigurosos exigidos por el Sedes.
“Son ambientes aislados de verdad, no de pliqui (de mentira), porque los hay de pliqui. Los ambientes aislados tienen que tener su elevador propio, sus aposentos físicos propios y específicos, todo debidamente cerrado. El personal contratado solo puede trabajar ahí, con ropa que cumple las normas de bioseguridad. Debe estar cubierto de pies a cabeza, con lentes y barbijos especiales. Cada vez que entra y sale el enfermero, hay que cambiarle de indumentaria”, señaló Romero.
Al mismo tiempo, ese personal médico, cuando sabe que atenderá pacientes con Covid-19, cobra más, porque es consciente de que se está exponiendo a un riesgo, que puede ser grave. “Entonces, es obvio que los sistemas de las clínicas complejas deben cobrar más que a los pacientes corrientes que no están aislados”, indicó.
Sobre los cobros excesivos, Romero opinó que las administraciones de estos centros no deben aprovecharse de la situación que está viviendo la sociedad y solo deben incrementar los precios de acuerdo con los gastos que demandan el equipamiento y la contratación de personal especializado.
“La instrucción nuestra, como director general de Incor, ha sido que se hagan los incrementos tomando en cuenta todos los costos extras, en personal y en material de bioseguridad. Eso hace que los costos sean mayores, pero de ninguna manera pueden ser el doble, el triple o diez veces más de los costos habituales”, dijo Romero sin dar cifras, pues aseguró que eso está en manos de la administración.
El director de la Incor complementó que cuando se habla de este tipo de clínicas privadas, hay que dar nombre y apellido. “Nosotros como clínica Incor, le garantizo que no estamos entre esos nombres. Estamos haciendo, por instrucciones mías y del directorio de la clínica, un cobro que corresponde a los incrementos que son propios de los costos médicos, de enfermería, de mantenimiento, de material de bioseguridad y de la creación del ambiente aislado”, aseguró.
Depósito de una garantía es ineludible
A decir de Alfredo Romero Dávalos, el depósito de una suma equis de dinero por el ingreso de un paciente es una norma en todas las clínicas porque, de lo contrario, se corre el riesgo de perder el pago por los servicios prestados.
“Se pide una garantía económica porque, si no, comido, dormido y bebido, el paciente se va como un pájaro, volando. Obviamente, en estos momentos del coronavirus, la garantía tiene que ser mayor para los pacientes con Covid-19, porque posiblemente los gastos sean mayores en laboratorios, exámenes, especialistas, etc.”, concluyó el galeno.
Datos de algunas clínicas
El diario Página Siete registró, en una publicación realizada el 8 de mayo, los cobros en algunos centros privados. El monto más bajo que se pudo verificar corresponde a la Clínica del Sur (La Paz), donde un paciente con Covid-19 que se encuentre estable debe pagar Bs 1.000 por día tan sólo por la cama, además de Bs 120 por el derecho de internación, el costo de medicamentos y los honorarios de los médicos.
Si el paciente se encuentra en estado crítico deberá pagar Bs 4.500 por día para estar en terapia intensiva, esto sin contar los honorarios médicos, medicamentos y derecho de internación.
En la Clínica Los Olivos (Cochabamba) el costo mínimo es de Bs 600 diarios por la habitación y un aproximado de Bs 6.900 si el paciente requiere terapia intensiva. Estos costos tampoco incluyen medicamentos y honorarios médicos.
En una de las clínicas Niño Jesús de Santa Cruz el precio de la cama para un paciente estable con Covid es de Bs 2.500 por día; el derecho de internación es de Bs 600. Para ingresar a la clínica se debe hacer un depósito de Bs 10.000, del cual se irá descontando los pagos adeudados.
Esto no incluye honorarios médicos, medicamentos, exámenes de laboratorio ni el equipo de bioseguridad que hay que comprar al personal que atenderá al infectado (Bs 300 para cada trabajador que esté en contacto con el enfermo).
Si el paciente se agrava y requiere oxígeno, debe pagar Bs 806 por día; si necesita un monitor son Bs 501 diarios; si requiere una bomba de infusión, son otros Bs 358.