Griezmann: una segunda oportunidad de 11 partidos
Barcelona, AS
Pocos jugadores tienen una segunda oportunidad en una misma temporada para convencer a la afición. Griezmann es una de esas contadas excepciones. El francés llegó este curso al Barcelona a cambio de 120 millones de euros y su rendimiento ha estado en la franja del correcto. Sus números (14 goles, ocho de ellos en LaLiga) no son desastrosos, pero está claro que se esperaba mucho más de él.
Ya no es que la afición no haya acabado de verle como un ídolo, es que entre la secretaria técnica y la directiva, empezando por el presidente, no esconden que esperaban más del francés. Ahora, con once partidos por delante para decidir el campeonato, a Griezmann se le abre una nueva oportunidad para acabar este curso como el jugador determinante que se esperaba que fuera cuando se le fichó.
A lo largo de estos meses de confinamiento han surgido multitud de rumores respecto al mercado basados en la idea de intercambios de jugadores o la inclusión de futbolistas para abaratar operaciones y el nombre del delantero francés no se ha escapado a ellos, aunque la base real de estas especulaciones era escasísima.
Una cosa es que Griezmann no haya explotado según lo previsto y otra que el Barça quiera desprenderse de él de buenas a primeras. Griezmann es intransferible y en la cúpula blaugrana nadie se plantea incluirle en ninguna operación, ni que sea para adquirir a Lautaro, objetivo estratégico de la entidad barcelonista.
El francés ha vivido el confinamiento en un muy discreto segundo plano. Mientras muchos de sus compañeros daban entrevistas telemáticas a los medios del club (casos de Rakitic, De Jong, Ter Stegen, Lenglet o Sergi Roberto) y algunos como las estrellas Luis Suárez o Messi hablaban para medios locales e internacionales, cosa que también realizó Arthur para reiterar que no está dispuesto a irse, Griezmann no ha aparecido por ningún lado.
Desde su entorno deslizan que el nuevo delantero barcelonista no va a ser uno de los jugadores más perjudicados por el parón, porque llegaba a final de temporada realmente castigado. Puede discutirse su trascendencia en el juego, pero lo que es innegable es que el campeón del mundo ha jugado mucho y en todos los partidos se ha vaciado con mayor o menor éxito.
Griezmann ha jugado 26 de los 27 partidos que se disputaron antes de tener que suspender la competición siendo titular en 25 de ellos. Únicamente se quedó sin disputar un minuto ante el Sevilla y ha marcado en todas las competiciones y además fue de los pocos jugadores que no ha estado de baja ni una vez por problemas físicos a pesar de que obviamente ante sus números llegaba muy cargado final de temporada.
Ahora, tras este parón obligado, Griezmann tiene ante sí la oportunidad de convertir lo que había sido hasta el momento una temporada correcta en una campaña para recordar. Tiene una segunda oportunidad.
Pocos jugadores tienen una segunda oportunidad en una misma temporada para convencer a la afición. Griezmann es una de esas contadas excepciones. El francés llegó este curso al Barcelona a cambio de 120 millones de euros y su rendimiento ha estado en la franja del correcto. Sus números (14 goles, ocho de ellos en LaLiga) no son desastrosos, pero está claro que se esperaba mucho más de él.
Ya no es que la afición no haya acabado de verle como un ídolo, es que entre la secretaria técnica y la directiva, empezando por el presidente, no esconden que esperaban más del francés. Ahora, con once partidos por delante para decidir el campeonato, a Griezmann se le abre una nueva oportunidad para acabar este curso como el jugador determinante que se esperaba que fuera cuando se le fichó.
A lo largo de estos meses de confinamiento han surgido multitud de rumores respecto al mercado basados en la idea de intercambios de jugadores o la inclusión de futbolistas para abaratar operaciones y el nombre del delantero francés no se ha escapado a ellos, aunque la base real de estas especulaciones era escasísima.
Una cosa es que Griezmann no haya explotado según lo previsto y otra que el Barça quiera desprenderse de él de buenas a primeras. Griezmann es intransferible y en la cúpula blaugrana nadie se plantea incluirle en ninguna operación, ni que sea para adquirir a Lautaro, objetivo estratégico de la entidad barcelonista.
El francés ha vivido el confinamiento en un muy discreto segundo plano. Mientras muchos de sus compañeros daban entrevistas telemáticas a los medios del club (casos de Rakitic, De Jong, Ter Stegen, Lenglet o Sergi Roberto) y algunos como las estrellas Luis Suárez o Messi hablaban para medios locales e internacionales, cosa que también realizó Arthur para reiterar que no está dispuesto a irse, Griezmann no ha aparecido por ningún lado.
Desde su entorno deslizan que el nuevo delantero barcelonista no va a ser uno de los jugadores más perjudicados por el parón, porque llegaba a final de temporada realmente castigado. Puede discutirse su trascendencia en el juego, pero lo que es innegable es que el campeón del mundo ha jugado mucho y en todos los partidos se ha vaciado con mayor o menor éxito.
Griezmann ha jugado 26 de los 27 partidos que se disputaron antes de tener que suspender la competición siendo titular en 25 de ellos. Únicamente se quedó sin disputar un minuto ante el Sevilla y ha marcado en todas las competiciones y además fue de los pocos jugadores que no ha estado de baja ni una vez por problemas físicos a pesar de que obviamente ante sus números llegaba muy cargado final de temporada.
Ahora, tras este parón obligado, Griezmann tiene ante sí la oportunidad de convertir lo que había sido hasta el momento una temporada correcta en una campaña para recordar. Tiene una segunda oportunidad.