El TSE descarta el voto electrónico y analiza ampliar el horario de votación
El Órgano Electoral se prepara para las elecciones en agosto. Descarta los actos de campaña de los candidatos. Autoridades de salud alertan riesgo de aumento de casos de coronavirus
Marcelo Tedesqui
El Deber
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) coloca límites a lo que se podrá hacer hasta el domingo 2 de agosto, fecha que la Asamblea fijó para la realización de las elecciones generales. De hecho, no habrá actos de campaña, pero tampoco voto electrónico ni la aplicación de estrictas medidas de bioseguridad, como ocurrió en Corea del Sur en los comicios legislativos del 15 de abril. Lo que sí se evalúa en la Sala Plena es ampliar las ocho horas de votación y aumentar el número de recintos de sufragio.
El director nacional de Epidemiología, Virgilio Prieto, y el exministro de Salud Guillermo Cuentas advirtieron de que más allá del tema electoral, en agosto el país estará atravesando el pico más alto de la enfermedad, por lo que asistir a una jornada electoral puede convertir la cita democrática en una tragedia epidemiológica.
El TSE se prepara para retomar los 45 días previos a las elecciones. Su presidente, Salvador Romero, apuntó que la cuarentena ha marcado limitaciones, como la prohibición de reuniones masivas, la obligatoriedad del distanciamiento social, incluso en las modalidades flexibles, y que es previsible que esas restricciones no sean levantadas hasta el 2 de agosto.
Será entonces una campaña atípica, sin caravanas, sin personas reunidas en plazas, sin demostraciones de apoyo basadas en la capacidad de los candidatos que se disputan la Presidencia en llevar más gente a espacios públicos. Tampoco habrá cierres de campaña masivos. “Lo que hagan dependerá, por supuesto, de las decisiones que adopte cada una de las organizaciones políticas de acuerdo a las estrategias que estimen pertinentes. No corresponde al TSE ingresar a ese terreno”, dijo.
Sin embargo, para apoyar a los frentes en disputa, “el TSE tiene habilitado un mecanismo importante, que es el fortalecimiento público, que consiste en un fondo de Bs 35 millones que se distribuye a las organizaciones sociales para que difundan sus propuestas y planteamientos a través de medios masivos de comunicación”.
Queda claro también que el Órgano Electoral no pondrá restricciones específicas a los partidos en cuanto a bioseguridad “porque ya existen en el país normas y disposiciones específicas relacionadas con el control de la pandemia. Cada fuerza política deberá adaptarse a los lineamientos para cuidar la seguridad y la salud de sus partidarios”.
Cuando se le preguntó sobre los cuidados el día de las elecciones, Salvador Romero manifestó que es un tema que se analiza dentro del Órgano Electoral. “Estaremos atentos a las recomendaciones y sugerencias de organizaciones especializadas. Al mismo tiempo, estamos en diálogo con otros organismos electorales latinoamericanos que están enfrentados al mismo desafío de Bolivia, elecciones en medio de la pandemia”.
Sin embargo, dejó claro que hay cosas que no serán ejecutadas en ningún caso. “Ni la jornada electoral dividida en varios días (como ocurrió en Corea del Sur), ni la votación por vía electrónica o a distancia son opciones que estén contempladas por la legislación boliviana”, así que están completamente descartadas.
Complementó que el cambio “de mecanismos, o modalidad de votación, es un tema extremadamente complejo, no es un tema que contemple la legislación, y lo que nos falta para reanudar el proceso es extremadamente corto (45 días)”.
En la normativa nacional, se establece que la jornada de votación es de ocho horas. Se le preguntó al presidente del TSE si se estudia la posibilidad de que, por el distanciamiento social, se puedan cambiar artículos de las leyes vigentes, para ampliar el tiempo de jornada electoral más de ese tiempo.
Su respuesta mostró que ya se realiza la evaluación. “La ley de postergación de las elecciones, aprobada recientemente, prevé que el Órgano Electoral puede hacer algunas adaptaciones a los mecanismos y al tiempo de la jornada”, adelantó. Aunque señaló que todavía la Sala Plena no lo ha tratado a fondo, Romero abrió la posibilidad de que se amplíen las ocho horas de votación “para precautelar la seguridad de todos los actores que participan en el proceso electoral”.
Durante la conversación con este medio, en ningún momento descartó la posibilidad de aumentar recintos electorales. “Hay una reflexión de la Sala Plena, sobre los mecanismos que nos pueden ayudar a tener la mejor jornada electoral posible, precautelando la salud de todos”, dijo cuándo se le preguntó del tema.
Se evalúa también las medidas que se tomarán con el voto de las personas mayores, y las que tienen enfermedades de base. “Estamos atentos a diálogos con instituciones especializadas que nos ayuden a tomar las medidas desde el punto de vista técnico y científico más adecuadas para la seguridad de las personas”.
Oposición
El criterio técnico y médico, desde el Gobierno y fuera de él, coincide en que es muy arriesgado hacer elecciones en agosto. Virgilio Prieto, que forma parte del equipo del Ministerio de Salud, puso sobre la mesa tres aspectos “científicos”. Recordó que se hizo un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “que nos advierte que el pico más alto en Bolivia se presentará entre finales de mayo y septiembre. Otro estudio realizado en Singapur, y que tomó en cuenta a todos los países del mundo, ubicó ese pico desde el 15 de junio hasta septiembre”.
Prieto apuntó que el pico más alto, si no se hubiese aplicado la cuarentena, podía presentarse entre el 14 y 16 de junio. Con cuarentena será entre el 6 y 8 de agosto. Por ello, las elecciones llegarían en el peor momento. “En todos los casos, la pandemia en el país se prolonga hasta después de septiembre, la cola se extenderá al menos hasta noviembre”.
En el descenso de la curva, advierte que un hecho como las elecciones puede disparar los casos nuevamente. “Generar una epidemia explosiva, y ahí no aguantan ni camas hospitalarias, ni terapias intensivas, ni funerarias ni cementerios. No me meto en política, eso dicen los estudios científicos”.
Se consultó a Salvador Romero que si eso ocurriera, el TSE estaría dispuesto a asumir su responsabilidad. “Tenemos la obligación de cumplir la ley y al mismo tiempo adoptaremos los mayores mecanismos posibles para precautelar la salud de todos los actores que participan en la jornada electoral, como en el conjunto de los bolivianos”.
La ley puede modificarse por los mismos asambleístas o a través de los recursos presentados por el oficialismo ante el Tribunal Constitucional. Salvador Romero prefiere no referirse a esa posibilidad. “No corresponde entrar en un terreno hipotético. En este momento tenemos una ley y la cumpliremos”.
El exministro de Salud Guillermo Cuentas recordó que en una pandemia como esta, la medida principal es el aislamiento social. “Desde el punto de vista médico una jornada electoral es contraproducente. En algunos puntos del país, como Trinidad, Huanuni y Montero, la pandemia se multiplica exponencialmente. Me pregunto si en esos lugares se podrá llevar una jornada de votación, es muy apresurado insistir en 90 días. Considero que demorar todo hasta septiembre, como propuso el TSE en primera instancia, no le hará ningún daño a la democracia boliviana. La pregunta es ¿cuántas personas pueden morir por ir a votar?”.
El exministro aseguró que las elecciones se deben realizar solamente cuando se controle el brote. “Y eso será cuando los casos no colapsen el sistema de salud, y no se multipliquen los contactos para subir la curva en progresión geométrica, aplanar la curva”. La vida política del país es muy diferente a la de noviembre. “Es un desafío de los políticos plantear sus propuestas para nuestro país y el sistema de salud poscoronavirus, pero agosto es muy prematuro”.
Jurados
Salvador Romero admitió q
El TSE descarta el voto electrónico y analiza ampliar el horario de votación
ue hay algunas actividades que plantean riesgos, “por lo tanto requieren respuestas mucho mayores. Por ejemplo, la capacitación de jurados electorales, que solían ser actividades relativamente masivas y que se realizarán por supuesto con números mucho más reducidos de participantes, en cada sesión de preparación”.
Cada actividad merece, por lo tanto, medidas para precautelar la salud de todos los actores que participan en el proceso electoral. “Esto significa preocuparse no solamente de la jornada electoral, sino también de todas las actividades previas”, dijo.
En condiciones normales, la gente no siempre reacciona bien cuando su nombre sale publicado en la lista de jurados electorales. Cada elección centenares de personas presentan excusas. En tiempo de pandemia, ¿quién querrá ser jurado?, se le consultó al presidente del TSE.
“De entrada adoptaremos las máximas medidas de seguridad posibles. Por lo tanto, la dimensión técnica y la presupuestaria van estrechamente relacionadas. El papel de los jurados electorales es clave. Son los ciudadanos que están a cargo de la mesa y luego llenan el documento más importante del proceso electoral, que es el acta. Es responsabilidad nuestra llevar un adecuado proceso de capacitación, pero también incorporar elementos que preserven la salud de los jurados electorales que sean seleccionados de manera aleatoria”.
Para el exministro Cuentas, esos cursos de capacitación deberían realizarse vía online, “caso contrario desplazar capacitadores y concentrar a los miembros de las mesas electorales en un ambiente cerrado conformará un grave riesgo”.
En cada mesa, el día de las elecciones, deben trabajar “al menos cinco delegados, todo esto en menos de tres a cinco metros cuadrados. Logísticamente el ciudadano puede guardar distancia y no tener contacto, pero cuántos electores entrarán a un mismo recinto para marcar su voto, ahí está el peligro”. Los políticos debaten desde su punto de vista, pero se olvidan de la preservación de la vida y restan gravedad a una pandemia como una experiencia que los padres, abuelos y hasta bisabuelos nunca sufrieron.
Marcelo Tedesqui
El Deber
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) coloca límites a lo que se podrá hacer hasta el domingo 2 de agosto, fecha que la Asamblea fijó para la realización de las elecciones generales. De hecho, no habrá actos de campaña, pero tampoco voto electrónico ni la aplicación de estrictas medidas de bioseguridad, como ocurrió en Corea del Sur en los comicios legislativos del 15 de abril. Lo que sí se evalúa en la Sala Plena es ampliar las ocho horas de votación y aumentar el número de recintos de sufragio.
El director nacional de Epidemiología, Virgilio Prieto, y el exministro de Salud Guillermo Cuentas advirtieron de que más allá del tema electoral, en agosto el país estará atravesando el pico más alto de la enfermedad, por lo que asistir a una jornada electoral puede convertir la cita democrática en una tragedia epidemiológica.
El TSE se prepara para retomar los 45 días previos a las elecciones. Su presidente, Salvador Romero, apuntó que la cuarentena ha marcado limitaciones, como la prohibición de reuniones masivas, la obligatoriedad del distanciamiento social, incluso en las modalidades flexibles, y que es previsible que esas restricciones no sean levantadas hasta el 2 de agosto.
Será entonces una campaña atípica, sin caravanas, sin personas reunidas en plazas, sin demostraciones de apoyo basadas en la capacidad de los candidatos que se disputan la Presidencia en llevar más gente a espacios públicos. Tampoco habrá cierres de campaña masivos. “Lo que hagan dependerá, por supuesto, de las decisiones que adopte cada una de las organizaciones políticas de acuerdo a las estrategias que estimen pertinentes. No corresponde al TSE ingresar a ese terreno”, dijo.
Sin embargo, para apoyar a los frentes en disputa, “el TSE tiene habilitado un mecanismo importante, que es el fortalecimiento público, que consiste en un fondo de Bs 35 millones que se distribuye a las organizaciones sociales para que difundan sus propuestas y planteamientos a través de medios masivos de comunicación”.
Queda claro también que el Órgano Electoral no pondrá restricciones específicas a los partidos en cuanto a bioseguridad “porque ya existen en el país normas y disposiciones específicas relacionadas con el control de la pandemia. Cada fuerza política deberá adaptarse a los lineamientos para cuidar la seguridad y la salud de sus partidarios”.
Cuando se le preguntó sobre los cuidados el día de las elecciones, Salvador Romero manifestó que es un tema que se analiza dentro del Órgano Electoral. “Estaremos atentos a las recomendaciones y sugerencias de organizaciones especializadas. Al mismo tiempo, estamos en diálogo con otros organismos electorales latinoamericanos que están enfrentados al mismo desafío de Bolivia, elecciones en medio de la pandemia”.
Sin embargo, dejó claro que hay cosas que no serán ejecutadas en ningún caso. “Ni la jornada electoral dividida en varios días (como ocurrió en Corea del Sur), ni la votación por vía electrónica o a distancia son opciones que estén contempladas por la legislación boliviana”, así que están completamente descartadas.
Complementó que el cambio “de mecanismos, o modalidad de votación, es un tema extremadamente complejo, no es un tema que contemple la legislación, y lo que nos falta para reanudar el proceso es extremadamente corto (45 días)”.
En la normativa nacional, se establece que la jornada de votación es de ocho horas. Se le preguntó al presidente del TSE si se estudia la posibilidad de que, por el distanciamiento social, se puedan cambiar artículos de las leyes vigentes, para ampliar el tiempo de jornada electoral más de ese tiempo.
Su respuesta mostró que ya se realiza la evaluación. “La ley de postergación de las elecciones, aprobada recientemente, prevé que el Órgano Electoral puede hacer algunas adaptaciones a los mecanismos y al tiempo de la jornada”, adelantó. Aunque señaló que todavía la Sala Plena no lo ha tratado a fondo, Romero abrió la posibilidad de que se amplíen las ocho horas de votación “para precautelar la seguridad de todos los actores que participan en el proceso electoral”.
Durante la conversación con este medio, en ningún momento descartó la posibilidad de aumentar recintos electorales. “Hay una reflexión de la Sala Plena, sobre los mecanismos que nos pueden ayudar a tener la mejor jornada electoral posible, precautelando la salud de todos”, dijo cuándo se le preguntó del tema.
Se evalúa también las medidas que se tomarán con el voto de las personas mayores, y las que tienen enfermedades de base. “Estamos atentos a diálogos con instituciones especializadas que nos ayuden a tomar las medidas desde el punto de vista técnico y científico más adecuadas para la seguridad de las personas”.
Oposición
El criterio técnico y médico, desde el Gobierno y fuera de él, coincide en que es muy arriesgado hacer elecciones en agosto. Virgilio Prieto, que forma parte del equipo del Ministerio de Salud, puso sobre la mesa tres aspectos “científicos”. Recordó que se hizo un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “que nos advierte que el pico más alto en Bolivia se presentará entre finales de mayo y septiembre. Otro estudio realizado en Singapur, y que tomó en cuenta a todos los países del mundo, ubicó ese pico desde el 15 de junio hasta septiembre”.
Prieto apuntó que el pico más alto, si no se hubiese aplicado la cuarentena, podía presentarse entre el 14 y 16 de junio. Con cuarentena será entre el 6 y 8 de agosto. Por ello, las elecciones llegarían en el peor momento. “En todos los casos, la pandemia en el país se prolonga hasta después de septiembre, la cola se extenderá al menos hasta noviembre”.
En el descenso de la curva, advierte que un hecho como las elecciones puede disparar los casos nuevamente. “Generar una epidemia explosiva, y ahí no aguantan ni camas hospitalarias, ni terapias intensivas, ni funerarias ni cementerios. No me meto en política, eso dicen los estudios científicos”.
Se consultó a Salvador Romero que si eso ocurriera, el TSE estaría dispuesto a asumir su responsabilidad. “Tenemos la obligación de cumplir la ley y al mismo tiempo adoptaremos los mayores mecanismos posibles para precautelar la salud de todos los actores que participan en la jornada electoral, como en el conjunto de los bolivianos”.
La ley puede modificarse por los mismos asambleístas o a través de los recursos presentados por el oficialismo ante el Tribunal Constitucional. Salvador Romero prefiere no referirse a esa posibilidad. “No corresponde entrar en un terreno hipotético. En este momento tenemos una ley y la cumpliremos”.
El exministro de Salud Guillermo Cuentas recordó que en una pandemia como esta, la medida principal es el aislamiento social. “Desde el punto de vista médico una jornada electoral es contraproducente. En algunos puntos del país, como Trinidad, Huanuni y Montero, la pandemia se multiplica exponencialmente. Me pregunto si en esos lugares se podrá llevar una jornada de votación, es muy apresurado insistir en 90 días. Considero que demorar todo hasta septiembre, como propuso el TSE en primera instancia, no le hará ningún daño a la democracia boliviana. La pregunta es ¿cuántas personas pueden morir por ir a votar?”.
El exministro aseguró que las elecciones se deben realizar solamente cuando se controle el brote. “Y eso será cuando los casos no colapsen el sistema de salud, y no se multipliquen los contactos para subir la curva en progresión geométrica, aplanar la curva”. La vida política del país es muy diferente a la de noviembre. “Es un desafío de los políticos plantear sus propuestas para nuestro país y el sistema de salud poscoronavirus, pero agosto es muy prematuro”.
Jurados
Salvador Romero admitió q
El TSE descarta el voto electrónico y analiza ampliar el horario de votación
ue hay algunas actividades que plantean riesgos, “por lo tanto requieren respuestas mucho mayores. Por ejemplo, la capacitación de jurados electorales, que solían ser actividades relativamente masivas y que se realizarán por supuesto con números mucho más reducidos de participantes, en cada sesión de preparación”.
Cada actividad merece, por lo tanto, medidas para precautelar la salud de todos los actores que participan en el proceso electoral. “Esto significa preocuparse no solamente de la jornada electoral, sino también de todas las actividades previas”, dijo.
En condiciones normales, la gente no siempre reacciona bien cuando su nombre sale publicado en la lista de jurados electorales. Cada elección centenares de personas presentan excusas. En tiempo de pandemia, ¿quién querrá ser jurado?, se le consultó al presidente del TSE.
“De entrada adoptaremos las máximas medidas de seguridad posibles. Por lo tanto, la dimensión técnica y la presupuestaria van estrechamente relacionadas. El papel de los jurados electorales es clave. Son los ciudadanos que están a cargo de la mesa y luego llenan el documento más importante del proceso electoral, que es el acta. Es responsabilidad nuestra llevar un adecuado proceso de capacitación, pero también incorporar elementos que preserven la salud de los jurados electorales que sean seleccionados de manera aleatoria”.
Para el exministro Cuentas, esos cursos de capacitación deberían realizarse vía online, “caso contrario desplazar capacitadores y concentrar a los miembros de las mesas electorales en un ambiente cerrado conformará un grave riesgo”.
En cada mesa, el día de las elecciones, deben trabajar “al menos cinco delegados, todo esto en menos de tres a cinco metros cuadrados. Logísticamente el ciudadano puede guardar distancia y no tener contacto, pero cuántos electores entrarán a un mismo recinto para marcar su voto, ahí está el peligro”. Los políticos debaten desde su punto de vista, pero se olvidan de la preservación de la vida y restan gravedad a una pandemia como una experiencia que los padres, abuelos y hasta bisabuelos nunca sufrieron.