El Panadero no volvió a la Bombonera
Adrián Napolitano cumplió la sentencia de tres años sin ir a la cancha, pero no pudo volver al Templo porque Boca no lo reincorporó como socio. ¿Cómo es su vida hoy?
Olé
Cumplió la sanción de tres largos años sin concurrir a la cancha, pero de alguna manera el destino quiso que no pudiera volver. Es cierto que los años duran lo mismo, salvo los bisiestos, pero para Adrián Napolitano, el Panadero que fue trending topic en buena parte de 2015, fueron eternos. Para él, Boca y la Bombonera eran más que un club y una cancha.
Porque cuando llegó el día, no pudo volver al estadio xeneize, primero porque Boca no lo reincorporó como socio luego de ser expulsado del club por los incidentes de hace cinco años. Y después porque la pandemia del coronavirus paró el fútbol y cerró el club, y con ello la chance de que alguna gestión puertas adentro de la institución allanara el camino para que recuperara su carnet.
Estos cinco años fueron un infierno para el Panadero. Más allá de su evidente responsabilidad en el hecho, pasó estar en la mira del ojo público, con el costo que ello significa.
Con el tiempo, el olvido hizo su trabajo y ya la gente dejó de reconocerlo en la calle y de insultarlo, como sucedió tantas veces. Se hizo cargo y cumplió las tareas comunitarias en una parroquia cercana a su casa, adonde prometió seguir concurriendo por decisión propia. Hoy continúa trabajando en su panadería de Valentín Alsina y se ocupa de sus dos hijos. Pero no tiene lo que más lo hace feliz: ir a ver a Boca. Su esposa cuenta que todavía hoy sufre cada vez que su equipo juega, porque no puede estar ahí para verlo desde su lugar en la Bombonera, donde espera volver.
Olé
Cumplió la sanción de tres largos años sin concurrir a la cancha, pero de alguna manera el destino quiso que no pudiera volver. Es cierto que los años duran lo mismo, salvo los bisiestos, pero para Adrián Napolitano, el Panadero que fue trending topic en buena parte de 2015, fueron eternos. Para él, Boca y la Bombonera eran más que un club y una cancha.
Porque cuando llegó el día, no pudo volver al estadio xeneize, primero porque Boca no lo reincorporó como socio luego de ser expulsado del club por los incidentes de hace cinco años. Y después porque la pandemia del coronavirus paró el fútbol y cerró el club, y con ello la chance de que alguna gestión puertas adentro de la institución allanara el camino para que recuperara su carnet.
Estos cinco años fueron un infierno para el Panadero. Más allá de su evidente responsabilidad en el hecho, pasó estar en la mira del ojo público, con el costo que ello significa.
Con el tiempo, el olvido hizo su trabajo y ya la gente dejó de reconocerlo en la calle y de insultarlo, como sucedió tantas veces. Se hizo cargo y cumplió las tareas comunitarias en una parroquia cercana a su casa, adonde prometió seguir concurriendo por decisión propia. Hoy continúa trabajando en su panadería de Valentín Alsina y se ocupa de sus dos hijos. Pero no tiene lo que más lo hace feliz: ir a ver a Boca. Su esposa cuenta que todavía hoy sufre cada vez que su equipo juega, porque no puede estar ahí para verlo desde su lugar en la Bombonera, donde espera volver.