El coronavirus se desborda y Santa Cruz pasa de contención a mitigación
El virus dio un nuevo paso en el departamento al superar la capacidad de los médicos para contener la aceleración de la curva. Ahora los esfuerzos se centrarán en la atención médica. Reclaman por la baja cantidad de test
Santa Cruz, El Deber
Es como cuando revienta un dique. La presión sobre las paredes que contenían el desastre fue tal, que ahora lo único que resta por esperar es el golpe. El estatus de la batalla contra el coronavirus en Santa Cruz cambió esta semana. El Servicio Departamental de Salud (Sedes) pasó de la contención del Covid-19 a la mitigación. Pasaron de perseguir contactos, aislarlos y hacerles pruebas para descartar que estuviesen infectados a poner todos sus esfuerzos a prepararse para recibir la ola de contagios en los hospitales. Así lo anunció desde su aislamiento, infectado con el virus, Óscar Urenda, secretario Departamental de Salud.
“Nuestra capacidad ha sido rebasada. La cuarentena ya prácticamente no existe”, dice Urenda, más molesto que triste, como el comandante que trata de organizar una retirada.
Explica que Santa Cruz se encuentra en una etapa de contagio comunitario muy alto, fuera de las previsiones iniciales, a tal punto que en estos momentos ya no se puede calcular dónde estará el pico de contagio. “No lo sabemos, estamos haciendo un recálculo”, dice el médico que recibe tratamiento contra el Covid-19.
Inicialmente, las predicciones internacionales identificaban esta semana como el pico de contagio en Bolivia, pero en lugar de ello, como lo explica el médico Carlos Hurtado, epidemiólogo del Sedes, en lo que estamos ahora es un acelerón de la curva de contagios.
Eso ha hecho, según Urenda, que ya no exista contención, que no haya capacidad de seguir a los contactos porque superaron, incluso, el número de muestras descartadas desde el principio de la pandemia. Es decir, en estos momentos hay más personas de las que se tiene certeza que han estado expuestas directamente a la enfermedad, que pruebas hechas en el departamento.
Si sirve para consuelo, en estos dos meses se ganó tiempo valioso. “Ningún país contuvo la epidemia dos meses como nosotros y eso nos hizo tener pocos casos y pocos muertos”, dice Hurtado.
Explica que la letalidad observada es el 3,3% y la tasa de ataque es de ocho casos por cada 100.000 habitantes.
“Ahora que comenzó la tormenta solo resta quedarse en casa, cuidar a los grupos de riesgo y seguir con el distanciamiento físico, con el uso de barbijos, la utilización del alcohol en gel y el lavado constante de las manos”, aconseja Hurtado.
Hasta el lunes por la noche, en Santa Cruz se habían reportado 2.894 casos positivos de coronavirus y 88 fallecidos por la enfermedad. El martes murió el comandante de la Policía de La Guardia, coronel Raúl Gareca, infectado por el Covid-19.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, en todo el país existen 4.263 diagnósticos positivos y 174 personas fallecidas.
Mitigación
Urenda explica que desde ahora se concentrarán en mitigar la pandemia y en la atención a los infectados por el coronavirus. Esto implica una clasificación de los enfermos, internando a los casos graves, poniendo en albergues a los leves y manteniendo en sus casas a los asintomáticos. Será una etapa larga, advierte Urenda, que solo acabará cuando se tenga tantos recuperados como enfermos, algo que podría ocurrir a finales de junio.
Urenda considera que en estos momentos es aventurero tratar de adivinar cuántos casos por día será el pico cruceño de la enfermedad y prefiere enfocarse en lo urgente, como habilitar el hospital de Montero, considerado el segundo foco del virus en Santa Cruz. Con mucha suerte y eficiencia, comenzará a funcionar la semana siguiente. No pasa por una mano de pintura, sino porque el Ministerio de Salud y la empresa constructora se pongan de acuerdo en la entrega provisional de la obra. De ahí vienen los convenios para la administración de recursos humanos y económicos, que pueden tardar una semana y la contratación del personal médico necesario.
Ahí, surge otro problema: La nueva etapa del coronavirus encuentra al departamento sin médicos. Urenda envió a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que permita contratar dos veces a la misma persona, es decir, duplicarle la carga horaria al personal de salud para que pueda trabajar en dos hospitales.
A eso se suman los problemas con sindicatos médicos, como el traslado de un ala del hospital San Juan de Dios a un hospital municipal para habilitarla para atender a pacientes con coronavirus. “Ya tiene que intervenir la Fiscalía -dice Urenda- porque primero está la salud y después los intereses de los sectores”.
Solicitó a la Alcaldía que conceda algunos albergues para atender a los contagiados con síntomas leves, pero es consciente de que también enfrentan problemas con los vecinos, que tratan de impedir que los enfermos sean aislados en los colegios. “Deberían ser los más interesados en que esas personas sean internadas y no estén circulando en las calles para evitar contagios”, criticó.
A eso, se suma la intención de convencer a sus colegas que utilicen los ventiladores españoles traídos por el Gobierno mientras llegan los de mayor complejidad. “Ojalá que por esta emergencia se muestren dispuestos a utilizarlos, aunque entiendo sus motivos”, dijo Urenda, que debe lidiar desde su internación con los conflictos médicos, la instalación de domos en el hospital Japonés y tratar de duplicar la cantidad de camas exclusivas para terapia intensiva reorganizando lo que tiene, sin contar aún con lo prometido por el Gobierno central.
Urenda explica que aún se puede aguantar unos días más con los 10 ventiladores que pondrá en funcionamiento y se ha instalado 37 camas exclusivas para uso de enfermos Covid-19, pero necesitan que las promesas del Ejecutivo nacional comiencen a materializarse.
Eso ha traído fricciones con La Paz. Pese a que Demócratas está en el poder, hace semanas que parece existir un cortocircuito entre la Gobernación de Santa Cruz y el Gobierno. Así lo dejaron entrever el lunes Iván Arias, ministro de Obras Públicas, que criticó la falta de liderazgo en Santa Cruz para evitar el desborde de la pandemia, y Rubén Costas, el gobernador del departamento y jefe nacional del partido verde, que replicó en horas de la tarde con una especie de pliego petitorio.
Entre los pedidos del gobernador estaba que de una vez por todas se provean los reactivos para echar a andar el laboratorio de El Remanso, que está listo hace semanas, se cuenta con personal capacitado, pero no se tienen los insumos necesarios. Es decir, la peor etapa de la pandemia ha encontrado a la ciudad solo con el laboratorio del Centro Nacional de Enfermedades Tropicales (Cenetrop) y la espera por los resultados de los exámenes resulta de hasta cuatro días. Según Costas, hoy debería comenzar a trabajar el laboratorio de El Remanso y espera que la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra también habilite sus laboratorios para hacer más test, porque si los casos siguen en ascenso ni siquiera con el de El Remanso darán abasto.
A ello le suma la necesidad de habilitar 78 nuevas camas para pacientes críticos en los domos del Japonés. Para ello necesita los ventiladores de terapia intensiva que prometió el Gobierno y que en teoría están en camino. Con ello duplicarán la actual capacidad de atención, pero se desconoce si será suficiente.
Santa Cruz, El Deber
Es como cuando revienta un dique. La presión sobre las paredes que contenían el desastre fue tal, que ahora lo único que resta por esperar es el golpe. El estatus de la batalla contra el coronavirus en Santa Cruz cambió esta semana. El Servicio Departamental de Salud (Sedes) pasó de la contención del Covid-19 a la mitigación. Pasaron de perseguir contactos, aislarlos y hacerles pruebas para descartar que estuviesen infectados a poner todos sus esfuerzos a prepararse para recibir la ola de contagios en los hospitales. Así lo anunció desde su aislamiento, infectado con el virus, Óscar Urenda, secretario Departamental de Salud.
“Nuestra capacidad ha sido rebasada. La cuarentena ya prácticamente no existe”, dice Urenda, más molesto que triste, como el comandante que trata de organizar una retirada.
Explica que Santa Cruz se encuentra en una etapa de contagio comunitario muy alto, fuera de las previsiones iniciales, a tal punto que en estos momentos ya no se puede calcular dónde estará el pico de contagio. “No lo sabemos, estamos haciendo un recálculo”, dice el médico que recibe tratamiento contra el Covid-19.
Inicialmente, las predicciones internacionales identificaban esta semana como el pico de contagio en Bolivia, pero en lugar de ello, como lo explica el médico Carlos Hurtado, epidemiólogo del Sedes, en lo que estamos ahora es un acelerón de la curva de contagios.
Eso ha hecho, según Urenda, que ya no exista contención, que no haya capacidad de seguir a los contactos porque superaron, incluso, el número de muestras descartadas desde el principio de la pandemia. Es decir, en estos momentos hay más personas de las que se tiene certeza que han estado expuestas directamente a la enfermedad, que pruebas hechas en el departamento.
Si sirve para consuelo, en estos dos meses se ganó tiempo valioso. “Ningún país contuvo la epidemia dos meses como nosotros y eso nos hizo tener pocos casos y pocos muertos”, dice Hurtado.
Explica que la letalidad observada es el 3,3% y la tasa de ataque es de ocho casos por cada 100.000 habitantes.
“Ahora que comenzó la tormenta solo resta quedarse en casa, cuidar a los grupos de riesgo y seguir con el distanciamiento físico, con el uso de barbijos, la utilización del alcohol en gel y el lavado constante de las manos”, aconseja Hurtado.
Hasta el lunes por la noche, en Santa Cruz se habían reportado 2.894 casos positivos de coronavirus y 88 fallecidos por la enfermedad. El martes murió el comandante de la Policía de La Guardia, coronel Raúl Gareca, infectado por el Covid-19.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, en todo el país existen 4.263 diagnósticos positivos y 174 personas fallecidas.
Mitigación
Urenda explica que desde ahora se concentrarán en mitigar la pandemia y en la atención a los infectados por el coronavirus. Esto implica una clasificación de los enfermos, internando a los casos graves, poniendo en albergues a los leves y manteniendo en sus casas a los asintomáticos. Será una etapa larga, advierte Urenda, que solo acabará cuando se tenga tantos recuperados como enfermos, algo que podría ocurrir a finales de junio.
Urenda considera que en estos momentos es aventurero tratar de adivinar cuántos casos por día será el pico cruceño de la enfermedad y prefiere enfocarse en lo urgente, como habilitar el hospital de Montero, considerado el segundo foco del virus en Santa Cruz. Con mucha suerte y eficiencia, comenzará a funcionar la semana siguiente. No pasa por una mano de pintura, sino porque el Ministerio de Salud y la empresa constructora se pongan de acuerdo en la entrega provisional de la obra. De ahí vienen los convenios para la administración de recursos humanos y económicos, que pueden tardar una semana y la contratación del personal médico necesario.
Ahí, surge otro problema: La nueva etapa del coronavirus encuentra al departamento sin médicos. Urenda envió a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que permita contratar dos veces a la misma persona, es decir, duplicarle la carga horaria al personal de salud para que pueda trabajar en dos hospitales.
A eso se suman los problemas con sindicatos médicos, como el traslado de un ala del hospital San Juan de Dios a un hospital municipal para habilitarla para atender a pacientes con coronavirus. “Ya tiene que intervenir la Fiscalía -dice Urenda- porque primero está la salud y después los intereses de los sectores”.
Solicitó a la Alcaldía que conceda algunos albergues para atender a los contagiados con síntomas leves, pero es consciente de que también enfrentan problemas con los vecinos, que tratan de impedir que los enfermos sean aislados en los colegios. “Deberían ser los más interesados en que esas personas sean internadas y no estén circulando en las calles para evitar contagios”, criticó.
A eso, se suma la intención de convencer a sus colegas que utilicen los ventiladores españoles traídos por el Gobierno mientras llegan los de mayor complejidad. “Ojalá que por esta emergencia se muestren dispuestos a utilizarlos, aunque entiendo sus motivos”, dijo Urenda, que debe lidiar desde su internación con los conflictos médicos, la instalación de domos en el hospital Japonés y tratar de duplicar la cantidad de camas exclusivas para terapia intensiva reorganizando lo que tiene, sin contar aún con lo prometido por el Gobierno central.
Urenda explica que aún se puede aguantar unos días más con los 10 ventiladores que pondrá en funcionamiento y se ha instalado 37 camas exclusivas para uso de enfermos Covid-19, pero necesitan que las promesas del Ejecutivo nacional comiencen a materializarse.
Eso ha traído fricciones con La Paz. Pese a que Demócratas está en el poder, hace semanas que parece existir un cortocircuito entre la Gobernación de Santa Cruz y el Gobierno. Así lo dejaron entrever el lunes Iván Arias, ministro de Obras Públicas, que criticó la falta de liderazgo en Santa Cruz para evitar el desborde de la pandemia, y Rubén Costas, el gobernador del departamento y jefe nacional del partido verde, que replicó en horas de la tarde con una especie de pliego petitorio.
Entre los pedidos del gobernador estaba que de una vez por todas se provean los reactivos para echar a andar el laboratorio de El Remanso, que está listo hace semanas, se cuenta con personal capacitado, pero no se tienen los insumos necesarios. Es decir, la peor etapa de la pandemia ha encontrado a la ciudad solo con el laboratorio del Centro Nacional de Enfermedades Tropicales (Cenetrop) y la espera por los resultados de los exámenes resulta de hasta cuatro días. Según Costas, hoy debería comenzar a trabajar el laboratorio de El Remanso y espera que la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra también habilite sus laboratorios para hacer más test, porque si los casos siguen en ascenso ni siquiera con el de El Remanso darán abasto.
A ello le suma la necesidad de habilitar 78 nuevas camas para pacientes críticos en los domos del Japonés. Para ello necesita los ventiladores de terapia intensiva que prometió el Gobierno y que en teoría están en camino. Con ello duplicarán la actual capacidad de atención, pero se desconoce si será suficiente.