Démosle a Gaby su justo lugar

El cumple de 50 de Sabatini es una nueva excusa para valorarla como no fue valorada y repetir que es de las mejores deportistas de la historia argentina.

Olé
Hace casi tantos años que se retiró como los que tenía cuando sorprendió al mundo con su decisión. Y como los cumpleaños con inicio de década despiertan tiempos de balances y reconocimientos, hay uno que nadie estuvo ni cerca de quitarle: la mejor tenista argentina de la historia. Valoración que se amplifica porque su juego, su carisma, su profesionalismo, su competitividad, son aún aplaudidos por el mundo del deporte. Para entender la dimensión de Sabatini: compitió y les ganó a tres top de las top del tenis: Navratilova​, Evert y Steffi Graf.


Pero, ¿qué tenía Gaby -una de las primeras en esto de que los apodos refieran inequívocamente a una persona- para cautivar tanto? Clase. No hace falta ser un fanático del tenis para ver que el juego de Roger Federer es atrapante, puro, clásico y con estilo. Eso era Sabatini. Una chica muy pero muy joven a quien, con su perfil ultra subterráneo, su talento, su sonrisa plena y sus gestos de fair play, daban ganas de verla jugar. Si el exitismo argentino la juzgó equivocadamente por supuestas debilidades al perder finales con Graf, hace tiempo que el tenis mundial arrancó a saldar esa deuda.


Sin polémicas y sin dar nombres, está en el podio de las mejores deportistas de la historia argentina. Por eso, cada vez que se pueda, cumpla 50, la elijan ciudadana ilustre, presente un perfume o la aplaudan a rabiar en la antesala de un US Open, hay que elogiarla. Hay que felicitarla por lo que no se la felicitó. Hay que valorarla por lo que no se la valoró. Hay que ponerla en el lugar que ocupa en la vida deportiva argentina.

Única e irrepetible, porque el tenis cambió por completo. Sin ruidos, sin demagogias, sin brillos forzados, sin cuentas pendientes. Se fue porque sentía que peligraba ella como persona. Y punto. Porque hasta para retirarse, tuvo clase. Hoy, la excusa son los 50, Mañana encontraremos otra para seguir aplaudiéndola.

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