Unos 300 bolivianos hacen cuarentena en Antofagasta y 50 están en espera
La Paz, Página Siete
Cerca de 300 bolivianos pasan su cuarentena en el Liceo Industrial de Antofagasta, a la espera de poder retornar a sus hogares, mientras otros 50 esperan su turno para cumplir con el periodo de aislamiento, requisito indispensable para cruzar la frontera entre Chile y Bolivia.
El primer grupo, que la semana pasada detuvo su viaje hacia el único paso fronterizo que se encuentra habilitado entre los dos países, fue detenido en su camino y quedo varado en la Terminal de la ciudad chilena, para luego ser trasladados al Liceo Industrial, donde deben cumplir con el aislamiento de 14 días antes de poder cruzar la frontera.
Este grupo forma parte de uno aún más grande, que se mueve con lentitud desde varias regiones en el vecino país, que intenta regresar a Bolivia en medio de la emergencia sanitaria que afecta a todo el mundo y que los dejo, sin trabajos, sin casas y sin dinero.
Sin embargo, la situación de este grupo no es la peor, en el albergue del Liceo Industrial al menos se cuenta con los servicios básicos, con abrigo y techo, además de recibir alimentos, tanto por parte de las autoridades chilenas como por la comunidad boliviana residente en la zona.
“Lo que nos queda es esperar, al menos ya no estamos deambulando por los caminos tratando de encontrar un pase para volver, ahora solo esperamos” cuenta una mujer que se encuentra en el albergue.
La gran mayoría, sino todos los bolivianos que esperan, son trabajadores temporales, personas que, atraídas por mejores ganancias que las que podían conseguir en sus lugares de origen, llegaron a los valles chilenos a trabajar en los fundos agrícolas, como cosechadores, como mano de obra eventual.
La temporada de trabajo, que va desde septiembre hasta abril terminó abruptamente por el ingreso de la pandemia a la región, dejándolos varados y casi sin medios de subsistencia.
Otros grupos, que partieron antes que ellos se enfrentaron a la misma realidad, llegando hasta Iquique y Colchane, más al norte, más cerca de la ansiada frontera, pero se estrellaron contra un muro de acero, un muro que ahora se abre con mayor frecuencia, pero también más control.
A principios de abril, el primer grupo de bolivianos que intentaba entrar al país luego del cierre total de fronteras se quedó varado en la comunidad de Huara, en la frontera con Chile para ser luego admitidos en el campamento Tata Santiago en Pisiga.
Allí pasaron 14 días hasta poder ser trasladados hasta sus ciudades de origen.
Detrás de ellos, otro grupo más números, de más de 800 personas, tuvo que ser trasladado a Iquique, donde tuvieron que esperar para poder entrar al país.
La espera del segundo grupo
En Antofagasta, otro grupo de bolivianos, compuesto por cerca de 50 personas llegó muy tarde para entrar en el albergue.
De acuerdo a reportes de prensa de la ciudad chilena, las autoridades les dijeron a estas personas que el albergue estaba lleno y que no podrían ayudarlos por el momento, y el grupo fue enviado a una cancha en O’Higgins de la capital regional, donde miembros de la Junta de Vecinos les proporcionaron colchones.
Los pobladores también los ayudaron con carpas y frazadas para que puedan pasar la noche, debido a que existen adultos mayores, una embarazada y un lactante de 11 meses en el grupo, según el reporte del diario Soy Chile.
El grupo fue luego trasladado a la sede del Partido Comunista en la capital regional.
Según reportes de la prensa chilena, el secretario regional de partido, Pablo Iriarte sostuvo que en un acto humanitario fue cedido el recinto para que estas personas pasaron la noche en algún espacio.
Asimismo, “con el apoyo de miembros del partido y la ciudadanía hemos podido abastecer y darles unas buenas condiciones para su estadía, pero es necesario que pronto exista alguna respuesta por parte del Gobierno Regional”.
450 bolivianos terminaron su cuarentena
Unos 450 bolivianos terminaron ayer una cuarentena de siete días en un albergue de la ciudad de Iquique, en el norte de Chile, y ahora retornan a su país tras descartar que se hayan contagiado el coronavirus, informaron autoridades locales.
Los bolivianos agradecieron a las autoridades chilenas por haberlos albergado en un colegio público de Iquique, donde cumplieron la cuarentena, que había sido acordada por los gobiernos de ambos países antes de que pudieran cruzar la frontera, que está cerrada debido a la pandemia de Covid-19.
Hace dos semanas, se produjeron choques en la frontera entre bolivianos que querían ingresar a Bolivia y militares del país.
Sin comida ni alojamiento, autoridades chilenas decidieron trasladarlos desde la frontera hacia Iquique en una operación humanitaria.
Tras dejar el colegio, donde recibieron alimentos y se les realizaron controles sanitarios periódicos, los bolivianos, entre los que había niños y ancianos, se subieron a varios autobuses que los llevaron a la frontera, a unos 250 km de Iquique.
Ahora, cumplirán otro periodo de confinamiento en Pisiga –pueblo ubicado del lado boliviano de la frontera- en un campamento acondicionado por el gobierno.
En el albergue de Iquique quedan más de 400 bolivianos, quienes regresarán a su país una vez concluyan el periodo de confinamiento.
Cerca de 300 bolivianos pasan su cuarentena en el Liceo Industrial de Antofagasta, a la espera de poder retornar a sus hogares, mientras otros 50 esperan su turno para cumplir con el periodo de aislamiento, requisito indispensable para cruzar la frontera entre Chile y Bolivia.
El primer grupo, que la semana pasada detuvo su viaje hacia el único paso fronterizo que se encuentra habilitado entre los dos países, fue detenido en su camino y quedo varado en la Terminal de la ciudad chilena, para luego ser trasladados al Liceo Industrial, donde deben cumplir con el aislamiento de 14 días antes de poder cruzar la frontera.
Este grupo forma parte de uno aún más grande, que se mueve con lentitud desde varias regiones en el vecino país, que intenta regresar a Bolivia en medio de la emergencia sanitaria que afecta a todo el mundo y que los dejo, sin trabajos, sin casas y sin dinero.
Sin embargo, la situación de este grupo no es la peor, en el albergue del Liceo Industrial al menos se cuenta con los servicios básicos, con abrigo y techo, además de recibir alimentos, tanto por parte de las autoridades chilenas como por la comunidad boliviana residente en la zona.
“Lo que nos queda es esperar, al menos ya no estamos deambulando por los caminos tratando de encontrar un pase para volver, ahora solo esperamos” cuenta una mujer que se encuentra en el albergue.
La gran mayoría, sino todos los bolivianos que esperan, son trabajadores temporales, personas que, atraídas por mejores ganancias que las que podían conseguir en sus lugares de origen, llegaron a los valles chilenos a trabajar en los fundos agrícolas, como cosechadores, como mano de obra eventual.
La temporada de trabajo, que va desde septiembre hasta abril terminó abruptamente por el ingreso de la pandemia a la región, dejándolos varados y casi sin medios de subsistencia.
Otros grupos, que partieron antes que ellos se enfrentaron a la misma realidad, llegando hasta Iquique y Colchane, más al norte, más cerca de la ansiada frontera, pero se estrellaron contra un muro de acero, un muro que ahora se abre con mayor frecuencia, pero también más control.
A principios de abril, el primer grupo de bolivianos que intentaba entrar al país luego del cierre total de fronteras se quedó varado en la comunidad de Huara, en la frontera con Chile para ser luego admitidos en el campamento Tata Santiago en Pisiga.
Allí pasaron 14 días hasta poder ser trasladados hasta sus ciudades de origen.
Detrás de ellos, otro grupo más números, de más de 800 personas, tuvo que ser trasladado a Iquique, donde tuvieron que esperar para poder entrar al país.
La espera del segundo grupo
En Antofagasta, otro grupo de bolivianos, compuesto por cerca de 50 personas llegó muy tarde para entrar en el albergue.
De acuerdo a reportes de prensa de la ciudad chilena, las autoridades les dijeron a estas personas que el albergue estaba lleno y que no podrían ayudarlos por el momento, y el grupo fue enviado a una cancha en O’Higgins de la capital regional, donde miembros de la Junta de Vecinos les proporcionaron colchones.
Los pobladores también los ayudaron con carpas y frazadas para que puedan pasar la noche, debido a que existen adultos mayores, una embarazada y un lactante de 11 meses en el grupo, según el reporte del diario Soy Chile.
El grupo fue luego trasladado a la sede del Partido Comunista en la capital regional.
Según reportes de la prensa chilena, el secretario regional de partido, Pablo Iriarte sostuvo que en un acto humanitario fue cedido el recinto para que estas personas pasaron la noche en algún espacio.
Asimismo, “con el apoyo de miembros del partido y la ciudadanía hemos podido abastecer y darles unas buenas condiciones para su estadía, pero es necesario que pronto exista alguna respuesta por parte del Gobierno Regional”.
450 bolivianos terminaron su cuarentena
Unos 450 bolivianos terminaron ayer una cuarentena de siete días en un albergue de la ciudad de Iquique, en el norte de Chile, y ahora retornan a su país tras descartar que se hayan contagiado el coronavirus, informaron autoridades locales.
Los bolivianos agradecieron a las autoridades chilenas por haberlos albergado en un colegio público de Iquique, donde cumplieron la cuarentena, que había sido acordada por los gobiernos de ambos países antes de que pudieran cruzar la frontera, que está cerrada debido a la pandemia de Covid-19.
Hace dos semanas, se produjeron choques en la frontera entre bolivianos que querían ingresar a Bolivia y militares del país.
Sin comida ni alojamiento, autoridades chilenas decidieron trasladarlos desde la frontera hacia Iquique en una operación humanitaria.
Tras dejar el colegio, donde recibieron alimentos y se les realizaron controles sanitarios periódicos, los bolivianos, entre los que había niños y ancianos, se subieron a varios autobuses que los llevaron a la frontera, a unos 250 km de Iquique.
Ahora, cumplirán otro periodo de confinamiento en Pisiga –pueblo ubicado del lado boliviano de la frontera- en un campamento acondicionado por el gobierno.
En el albergue de Iquique quedan más de 400 bolivianos, quienes regresarán a su país una vez concluyan el periodo de confinamiento.