Siete malos hábitos en la ducha que necesitás dejar de hacer

¿Sabías que algunas de las cosas que realizás en tu intimidad podrían no ser tan saludables? Enterate cuáles son

El Deber
La ducha es -y debería ser- un hábito diario para la mayoría de las personas y cada una tiene su propia rutina. Algunas no pueden vivir sin lavarse el cabello cada día y otras optan por saltarse la ducha un día o dos, y las diferencias continúan a partir de ahí.


Sin embargo, ¿sabías que algunos de los hábitos de ducha más comunes podrían no ser tan saludables? Aunque no lo creás, algunas de las cosas que hacés cada día mientras te duchás te pueden afectar en un futuro cercano.

Esta es una lista sobre siete hábitos poco saludables que probablemente deberías dejar de hacer lo antes posible.

1. Lavarse la cara en la ducha

Sin duda es más fácil y menos desordenado lavarse la cara en la ducha. Con toda esa agua encantadora fluyendo, ¿por qué no lo harías? Sin embargo, a pesar de la conveniencia, no es bueno para tu cara. Según los dermatólogos, la piel del rostro se resecará si está en el agua durante mucho tiempo. Recordá, la piel del rostro es más sensible que la del cuerpo.

Además, debés abstenerte de hacer esto, porque la temperatura del agua será generalmente más caliente que la que usás para lavarte la cara en el lavamanos. Si notás que tu cara está a menudo roja, irritada y seca, puede deberse a que la lavás en la ducha.

2. Dejar la máquina de afeitar en la ducha

Normalmente la mayoría de las personas son las culpables de usar las navajas de afeitar y dejarlas en la ducha. Una rasuradora puede ser un criadero de bacterias con muchas áreas pequeñas que son un buen hogar para los gérmenes. Esto combina con un ambiente caliente y húmedo. Es un grave problema.

El almacenamiento incorrecto de las máquinas de afeitar puede provocar la oxidación y producir tétanos. Asegurate de colgar tu máquina de afeitar para que se seque al aire libre y guardala lejos del área de la ducha.

3. No limpiar la bañera

¿Cuándo fue la última vez que limpiaste tu bañera? Muchos de los que se bañan y se duchan en la bañera lo hacen. Ya sea que estés sentado en el agua o parado para enjuagarte, es importante que te des cuenta de que a veces hay que limpiar la bañera. Hay muchos gérmenes y bacterias diferentes que se pueden acumular y que nadie quiere que estén en ¡su piel o en su boca, ojos y oídos!

Si tenés una bañera en lugar de una ducha, demanda más trabajo para limpiarla. El material con el que están hechas las bañeras tiende a acumular bacterias y suciedad mucho más que los azulejos. Siempre asegurate de fregar la bañera al menos dos veces por semana con un cepillo. Sin embargo, siempre procurá lavar bien todos los productos químicos de limpieza antes de la próxima ducha, ¡ya que tampoco querrás que entren o salgan de tu cuerpo!

4. Frotar bruscamente la piel y el cabello con una toalla

Hay maneras diferentes en que la gente se seca con una toalla. Pero, todos usan esa pieza para quitar el agua del cabello. Sin embargo, esto puede ser realmente dañino sin que te des cuenta.

Algunas personas envuelven demasiado fuerte la toalla en la cabeza. Es más recomendable que el cabello se seque con palmaditas suaves en lugar de dejarlo en una toalla durante mucho tiempo. Lo mismo se aplica a tu piel ¡nunca se debe frotar vigorosamente ya que puede ser dañino!

5. Lavar o reemplazar la esponja con regularidad

Sé honesto, ¿cuánto tiempo lleva la misma esponja colgando en tu ducha? ¿Meses? Resulta que eso puede ser terrible para tu salud. Las esponjas y cosas similares son los ambientes ideales para que las bacterias vivan y se reproduzcan.

Tenés que considerar la posibilidad de regalarte una esponja o estropajo nuevo la próxima vez que salgás o crear un lugar lindo y conveniente para colgarlos al aire libre.

6. Sobre exfoliación

Para algunas personas, la exfoliación está religiosamente incluida en su rutina de baño, pero si se hace todos los días puede causar más daños que beneficios. La piel se repone naturalmente al exfoliarse cada 25 días en promedio.

Por lo tanto, exfoliar las células frescas de la piel cada día innecesariamente puede causar enrojecimiento, irritación y brotes. Es mejor dejar que tu piel se tome un descanso y exfoliarla solo dos veces por semana. Para las personas con piel sensible, una vez a la semana puede ser más adecuado. Para las personas con piel grasa, lo ideal son hasta dos veces.

7. Saltarse las duchas después de hacer ejercicio

Si te gusta hacer ejercicio en la noche o en la mañana antes de ir a trabajar, podés decidir que estás demasiado cansado o presionado para tener tiempo de ducharte. Sin embargo, el sudor puede dejar bacterias en la piel que se quedan atrapadas si no se enjuagan después.

Esto podría provocar una infección de la piel o, como mínimo, una pequeña irritación o enrojecimiento. Sin mencionar que te irías a la cama o te dirigirías al trabajo como un desastre sudoroso.

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