Pelea en el vestuario, un error y una bandera: la historia de Merlo-Gallardo

¿Qué ocurrió entre el Muñeco y Mostaza? ¿Lo volteó? ¿Es cierto que hubo un complot para que llegara Passarella? “Hay algo en lo que Marcelo dice que se equivocó”, cuenta hoy Diego Borinsky, autor de su biografía... Todas las respuestas, a diez años de un trapo histórico de la barra: “Gallardo ortiva y golpista”.

Olé
"Gallardo traidor".
Esa bandera no entró al estadio Minella de Mar del Plata en el 2006. Los Borrachos del Tablón, siempre muy buenos para hacer cuentas, aquella vez hicieron un mal cálculo: la bandera superaba las medidas permitidas por los organismos de seguridad.


Esa noche, miércoles 11 de enero de 2006, por el Torneo de Verano Telecom, River jugaba ante Independiente. Cayó 2-1: dos golazos de un Kun Agüero de 17 años. El "traidor Gallardo" no jugó. Ni siquiera estaba en el estadio. No era conveniente. Desde hacía horas era el hombre más buscado, el apuntado por muchos hinchas. “Mostaza, querido, la hinchada está contigo”, cantaban los Borrachos desde la popu del Minella y el grito se replicaba entre plateístas. Y había más: "Borombombón, el que no salta, es un traidor ...".
Esta bandera fue colgada en abril de 2010, cuatro años después del escándalo Merlo-Gallardo. Fue un "vuelto" de la barra para el Muñeco...

Esta bandera fue colgada en abril de 2010, cuatro años después del escándalo Merlo-Gallardo. Fue un "vuelto" de la barra para el Muñeco...

¿Qué habrá pensado Marcelo Gallardo al escuchar esos cantos hirientes, mientras miraba el partido por TV, en la habitación del Hotel Primacy de Mar del Plata, donde River estaba de pretemporada? ¿Qué habrá pensado Mostaza Merlo al escuchar toda esa manifestación de cariño, ya desde su piso de soltero de Belgrano, en compañía de Nora, su ama de llaves? ¿Qué fue lo que realmente sucedió en aquel verano de 2006 entre el Muñeco y Mostaza que terminó con la intempestiva renuncia del DT y que llevaría a que cuatro años después, ya en 2010, los Mercenarios del Tablón le recordaran ese episodio a Gallardo colgando, esta vez sí, un trapo que decía "Gallardo ortiva y golpista"?

Toda esta historia comenzó el domingo 8 de enero de 2006, cuando Gallardo le dice a Mostaza: “Me voy, ya lo tengo decidido”. O, quizás, todo comenzó mucho antes: 133 días antes. Fines de agosto de 2005 ...

En esos días, Merlo asume en River luego de la renuncia de Astrada, tras un 1-4 en cancha de Banfield. Iban cuatro fechas del Apertura. Mostaza no era el preferido. José María Aguilar quería a Marcelo Bielsa. Un Bielsa que estaba excluido en su campo de Máximo Paz, a 80 kilómetros de Rosario, y dijo "gracias, pero no". También buscó a Daniel Passarella. Un Passarella que no dirigía al club desde 1994 y que, en 1998, había estado cerca de ir a Boca. Ramón Díaz, como siempre, era el otro nombre que sonaba. Pero el que llega es Mostaza. "Es el desafío más lindo, estoy lleno de orgullo", dice el DT en su presentación. Y tiene un gesto: ni bien asume, va a la casa de Gallardo. Merlo quiere charlar con el Muñeco, saber cómo está, qué piensa. No es para menos: Gallardo es el referente de ese equipo.

El debut de Mostaza es inmejorable. Inmejorable dentro de la cancha: 3-2 a Colón en Santa Fe, con uno de Gallardo, tras ir 2-0 abajo. No tan bueno afuera. "Conmigo todos los jugadores van a empezar de cero", había declarado el DT. La referencia era obvia: Horacio Ameli. El defensor estaba colgado. Lo habían marginado del plantel luego de que se hiciera imposible la convivencia por el escándalo con Tuzzio. Pero los jugadores son terminantes: no quieren a Ameli. Mostaza debe dar marcha atrás. Eso sí, desmiente presiones. Asegura que nadie le hizo un pedido especial. Lo cierto es que Ameli, que una mañana había ido a entrenarse, ni llega a cambiarse. Se va dando un portazo. Jugaría a préstamo en Colón. Luego, terminaría administrando un hotel en el Sur del país.

Hay otra fecha clave en esta historia, otro punto rojo en el almanaque: el 27 de noviembre de 2005. River ante Gimnasia de La Plata. A los 27 minutos y 1-0 abajo, Gallardo, molesto con Rafael Furchi por no cobrarle una falta, reclama. Insulta desde el piso. El árbitro no duda: roja. River pierde 3-1. Ese día, en el entretiempo, Merlo entra al vestuario sacado: “Cómo nos podemos hacer echar así, qué irresponsabilidad. Una falta de respeto". Gallardo lo encara: “¿Qué te pasa?”. Cuentan que casi se van a las manos, que tuvieron que separarlos. Nada del otro mundo. Esas cosas ocurren en todos los vestuarios. A los pocos días, Mostaza ofrece disculpas delante de todo el plantel. Gallardo las acepta. Más allá de esto, algo estaba claro: era poco el feeling entre el DT y el capitán. Para colmo, River termina el torneo lejos, sexto, a 12 puntos del campeón: Boca. El Boca del Coco Basile...

Llegamos a enero. Pretemporada. Mientras el presidente Aguilar se encarga de aclarar en todos lados que en River está todo bien, los números dicen lo contrario: a Gallardo le deben mucha plata. El 4 de enero, tras la primera práctica en Mar del Plata, el Muñeco declara: “Espero que este sea un gran año para los que estamos en River. ¿Con qué me conformo? Con ganarlo todo ". Le preguntan sobre la deuda. Responde: “Si fuera por una cuestión de plata no estaría acá; ya me hubiera ido hace tiempo. Si estoy acá es porque voy a quedarme ". Nada hace suponer la tormenta que se avecina.

¿Qué es entonces lo que lleva a Gallardo de esa frase de "voy a quedarme" del 4 de enero a apenas cuatro días después encarar a Merlo y decirle que se va? Algunos cuentan que el Muñeco recibió una apretada de la barra: “No hables más de la deuda”. "Dedicate a jugar". "Ganen algo". Esto se suma a que, como casi todos en el plantel, no comparte nada de la filosofía del entrenador, la poca audacia, los planteos conservadores, que los trabajos de la semana tengan olor a naftalina... Y algo clave: uno de los PF de Mostaza está en la mira del plantel, pero sobre todo de Gallardo. Sus manejos, sus formas, su trato, principalmente con los juveniles, es algo que el Muñeco no tolera. De hecho, cuentan que una gotita que rebasó el vaso fue que en aquella pretemporada, arriba del micro, llegando al hotel, este PF le dice al plantel: "A ver muchachos no pongan cara de culo, eh, a tener buena cara que en la puerta del hotel están los periodistas".

Gallardo traga saliva.

Llegamos al día clave: domingo 8 de enero de 2006. River juega a la noche ante San Lorenzo. El Muñeco no era parte del equipo. La idea era llegar afilado al Repechaje por Copa ante Oriente Petrolero, y River esa noche ante el Ciclón juega 4-4-2 con varios suplentes. Patiño y Sambueza por afuera. El Rolfi y Oberman arriba. Ahí es cuando un Gallardo desgastado, sin coincidir con la línea futbolística del entrenador, harto, golpea la puerta de la habitación de Merlo: "Mostaza, ¿podemos hablar?". Hay quienes cuentan que, ese día, ya con la decisión de irse, el Muñeco tenía la lengua un poquito más suelta por unas cervecitas. Cierto o no, lo real es que habla con Mostaza:
-Me voy. No comparto tu idea, no quiero ser un estorbo. Esto es lo mejor. Te pido que me dejes hacérselo saber al resto del plantel.

Merlo le pregunta: "¿Esto lo pensás vos solo o también todo el plantel?". Gallardo no miente: le dice que el 90% del plantel piensa como él.

“De lo poco que pude tocar el tema con Marcelo, una vez me admitió: 'Ese fue el único error que cometí. En vez de decirle andá y preguntale vos al resto, le dije sí, lo piensa todo el plantel'", cuenta el periodista Diego Borinsky, autor de Gallardo Monumental.

"Muchos dijeron que fue una cama -sigue Borinsky-, pero en realidad Gallardo actuó como es él: le dijo las cosas de frente a Mostaza. No estaba de acuerdo en cómo jugaba, con el profe y un montón de cosas. No le gustaba cómo funcionaba el equipo. A mí me lo graficaron así: el 5 de Merlo juega con el culo en la mano y a Marcelo le gusta que presione. No estaba cómodo. Además, sumale que tenía un conflicto con Aguilar...".

El partido con San Lorenzo de ese domingo 8 termina 0-0. La figura es Juan Pablo Carrizo. Gallardo lo mira desde la platea del Minella. Tras la cena, Merlo reúne al plantel. El DT se siente acorralado. Vive esto como un golpe. Ya son las 2.15 de la mañana del lunes 9 de enero. Les comunica a los jugadores que habló con Gallardo, que sabe que la mayoría no comparte su idea y que se va.
​Gallardo no puede creer.

“Yo preferí ser frontal. Jamás imaginé que Merlo se iba a ir, porque el que estaba decidido a irse era´yo, pero se agarró de lo que le dije y en vez de intentar convencerme para que pudiera sentirme bien, me dejó muy expuesto ”, le dijo el Muñeco a El Gráfico en 2014, tres meses antes de agarrar River.

“No esperábamos su renuncia -dice, por aquellos días de 2006, el Rolfi Montenegro en Clarín-. Nadie le dijo que se tenía que ir. Si hubiésemos hablado ese día, se solucionaba todo ”.

A las 4 de la mañana, Merlo le golpea la puerta de la habitación a Norberto Álvarez, único dirigente que estaba en el hotel. Le dice que renuncia. Horas después, convoca a una conferencia de prensa: “Mientras yo dirija en el fútbol argentino, en mi proyecto mando yo. No acepto ninguna transa ".

Al rato Mostaza sale al aire con su amigo Fernando Niembro. Niembro habla de golpe. Todo el medio periodístico habla de golpe ...

Horas después, es Gallardo quien habla en conferencia, también desde el hotel. “Yo quise ser lo más frontal posible y no ser hipócrita ni egoísta en un ambiente donde no se suelen decir las cosas cara a cara. Yo tengo la conciencia tranquila, duermo tranquilo”.

El caso es que, más allá de la ida de Merlo, Gallardo mantiene su idea de dejar River. Está a la espera de Aguilar que, al enterarse del escándalo, dejó sus vacaciones en Brasil y viaja a Mar del Plata. Gallardo lo espera para acordar su salida. Ni va a los entrenamientos en Kimberley. Ni siquiera sale de su habitación. Almuerza y ​​cena en la pieza del hotel. Sabe que el mundo lo tiene apuntado como el desestabilizador de Merlo. El miércoles, Aguilar llega desde Brasil. A la noche, al equipo lo dirige Vitrola Ghiso. Esa es la noche de la derrota 2-1 con el Rojo, la noche en que Los Borrachos quieren entrar a la bandera de "Gallardo traidor" y nos los dejan, la noche de "Mostaza, querido, la hinchada está contigo".

Aguilar dice ante los medios que a Gallardo no hubo que convencerlo para que se quedara. La realidad es que a Gallardo lo convencen: "Con Marcelo tuvimos que hablar mucho para que continuara, no sólo yo, sino todos los muchachos", explicaba en ese entonces Fede Domínguez. “Se quiso ir y le pedimos que no lo hiciera”, agregaba el Rolfi Montenegro.

Con Merlo afuera, Aguilar arregla enseguida con Passarella. "Con este plantel gano todo", dice el Kaiser que no ganará nada. Todo el mundo piensa que Gallardo se carga a Mostaza para que llegue Passarella, un hombre que lo había hecho debutar en River en 1993, que lo llevó a la Selección y que hasta es el padrino de su primer hijo, Nahuel.

“Mi relación con Passarella se rompió tras el Mundial 98 -cuenta Gallardo años después-. Yo no lo vi más hasta que él volvió como técnico en 2006. Esto va para los genios que quisieron implantar eso de un complot armado por mí para bajar a Merlo y que regresara Passarella ”.

Gallardo juega 15 partidos en ese 2006 con Passarella. En junio de ese año, durante el receso del Mundial, tiene ofertas de Europa. River está en cuartos de Copa (falta la vuelta ante el Libertad del Tata Martino) y Passarella le pide que se quede. "Si es necesario hablo con Alejandra, tu mujer", le dice el Kaiser. Gallardo se queda. River es eliminado de la Copa y al poco tiempo Passarella decide jugar con Belluschi. Gallardo, sin lugar, se va. Volverá a River dos años después, en enero de 2009.

"El altercado con Passarella -cuenta Diego Borinsky- nace supuestamente en Francia 98. Para ese Mundial, Gallardo llega con un desgarro, medio con lo justo. En octavos, contra Inglaterra, entra, juega bastante bien. Y el lío es porque Passarella le dijo “vení, jugá por acá” y Gallardo le dice “no, no me rompas las bolas”. Y Passarella era de hincharle mucho las bolas. Incluso, en un momento como que le hace con la mano de andá a cagar y al día siguiente, o ese mismo día en el vestuario, Passarella le dice “esta no te la voy a perdonar”. Y al partido siguiente, contra Holanda, ni lo puso. Argentina queda eliminada. A las semanas, yo le hago una nota a Gallardo y le pregunto por Passarella. Me dice: “Si tengo algo para decirle, a vos no te lo voy a decir”. En ese momento, me llamó la atención porque cualquier otro se hubiera hecho el boludo y él como que me admite un conflicto".​

El 17 de abril de 2010, recientemente se cumplieron diez años, en un partido ante Godoy Cruz, sábado a la noche, Los Borrachos finalmente lo consiguen: cuelgan en el Monumental una bandera que dice "Muñeco Gallardo ortiva y golpista". Le recordaban aquel escándalo con Mostaza. ¿Por qué cuatro años después de aquel episodio con Merlo la barra cuelga esta bandera?

"Ese trapo de los Borrachos liderados por Martín Caverna y Joe se dio después de que el Muñeco no quiso aportarle a la barra. Otro referente aportó. Gallardo, no", escribía Gustavo Grabia, en Olé, por aquellos días.
El 17 de abril de 2010, River venció 2-1 a Godoy Cruz, por la fecha 15 del Clausura. Con la 11 y la cinta de capitán, jugó los 90'. Ese fue su último partido.

El 17 de abril de 2010, River venció 2-1 a Godoy Cruz, por la fecha 15 del Clausura. Con la 11 y la cinta de capitán, jugó los 90'. Ese fue su último partido.

Esa noche del trapo, el resto del Monumental ovaciona a Gallardo. River gana 2-1 y el Muñeco se desgarra. Ese es su último partido en el club. Nadie lo sabe. Ni siquiera él. Es que luego estaría afuera varios días por por ese desgarro y, ya después, cuando quiere despedirse de la gente, el 15 de mayo, Ángel Cappa no lo pone ni unos minutos ...

“Lo de la bandera fue porque había gente dentro del club que me quería afuera”, explicaría el Muñeco.

-¿Quiénes?

-Los que toman decisiones en un club son los dirigentes. En ese momento, yo no me identificaba con nada de lo que estaba pasando institucionalmente en River. A buen entendedor, pocas palabras ...

El que tomaba las decisiones en River, cuando a Gallardo le cuelgan esa bandera, era un presidente que había asumido hacía cuatro meses: Daniel Alberto Passarella.

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