Los familiares de la enfermera de Roboré fallecida por coronavirus están desatendidos
La representante de Gestión Social de la presidencia llegó a la Chiquitania. Se acercará a la familia de la enfermera fallecida. Llevó alimentos e insumos para las comunidades
Javier Méndez
El Deber
Hace una semana, Josefina Suárez, la abuela de las tres hijas de la enfermera de Roboré que falleció por coronavirus en Santa Cruz, pedía que las vea el personal de salud. "Que se les haga la prueba para saber si tienen algo", pedía. También suplicaba que se hagan las pruebas para las personas que cuidan a las tres niñas que quedaron huérfanas, porque los pobladores "los miran de reojo" y por eso no salen a trabajar.
La presidenta del concejo, Maritza Flores, donó el 50% de su salario para brindar ayuda en casos como el de la familia de la enfermera. Ha estado llevando alimentos y enseres, porque no pueden salir ni a cobrar los bonos que deben recibir las menores.
"Recién ayer mandaron a unas médicas que llegaron a hacer sus prácticas a tomarles la temperatura. Las mandaron como conejillos de Indias, porque nadie más se anima. No les hacen seguimiento", protesta la concejala.
La munícipe estará mañana en un acto en el que Carolina Ribera Áñez, representante presidencial de la Unidad de Apoyo de Gestión Social, hará una entrega simbólica de alimentos para los animales rescatados durante los incendios de agosto y septiembre del año pasado. Hoy por la mañana, la representante aterrizó en la pista del grupo aéreo 61 de esa población.
Llegó con un cargamento de alimentos y equipos de protección personal, en un camión cuya llegada coincide con su visita.
Varios audios y mensajes circularon cuando aterrizó el avión. Con molestia, algunos pobladores se preguntaban por qué la visitante no se había comunicado antes de llegar. El alcalde de Roboré, Iván Quezada, no sabía nada de su llegada y tampoco de sus actividades.
EL DEBER tuvo conocimiento por alguien muy allegado a Carolina Ribera que se está reuniendo con representantes de las comunidades para conocer sus necesidades y asignar la ayuda que necesiten.
Las comunidades de la zona están golpeadas por la drástica disminución del turismo, que empezó con el incendio, continuó con los 21 días de paro y finalmente con la pandemia del coronavirus.
Según la presidenta del concejo de Roboré, Maritza Flores, los animales del refugio en Biotermal reciben una atención esmerada.
No ocurre lo mismo con los familiares de la enfermera, que también serán visitados por Carolina Ribera.
"Desde que la enfermera se fue, estoy pidiendo que se les haga la prueba a las niñas. Y no son solo tres sus hijas. Hay una que es mayor de edad y está en Santa Cruz", asegura la concejala.
Daniel Bauroro, primo de la fallecida, se hizo cargo de las tres hijas de la enfermera. Las llevó a su casa y ahora pide que les hagan la prueba a ellas y a sus dos hijos, de cuatro y diez años.
Las compañeras de trabajo, el alcalde y la concejala Maritza, dice Daniel, se han acercado. Las colegas le hicieron llegar víveres para que no salgan de casa, pero ningún médico les hizo seguimiento.
"Mi prima tenía contrato de tres meses, sin vacaciones ni beneficios. Gracias al decreto de la presidenta las niñas van a recibir una indemnización", comenta Daniel desde su aislamiento. "No le hicieron caso. La hicieron trabajar cuando estaba mal, con fiebre y falta de aire", comenta.
Javier Méndez
El Deber
Hace una semana, Josefina Suárez, la abuela de las tres hijas de la enfermera de Roboré que falleció por coronavirus en Santa Cruz, pedía que las vea el personal de salud. "Que se les haga la prueba para saber si tienen algo", pedía. También suplicaba que se hagan las pruebas para las personas que cuidan a las tres niñas que quedaron huérfanas, porque los pobladores "los miran de reojo" y por eso no salen a trabajar.
La presidenta del concejo, Maritza Flores, donó el 50% de su salario para brindar ayuda en casos como el de la familia de la enfermera. Ha estado llevando alimentos y enseres, porque no pueden salir ni a cobrar los bonos que deben recibir las menores.
"Recién ayer mandaron a unas médicas que llegaron a hacer sus prácticas a tomarles la temperatura. Las mandaron como conejillos de Indias, porque nadie más se anima. No les hacen seguimiento", protesta la concejala.
La munícipe estará mañana en un acto en el que Carolina Ribera Áñez, representante presidencial de la Unidad de Apoyo de Gestión Social, hará una entrega simbólica de alimentos para los animales rescatados durante los incendios de agosto y septiembre del año pasado. Hoy por la mañana, la representante aterrizó en la pista del grupo aéreo 61 de esa población.
Llegó con un cargamento de alimentos y equipos de protección personal, en un camión cuya llegada coincide con su visita.
Varios audios y mensajes circularon cuando aterrizó el avión. Con molestia, algunos pobladores se preguntaban por qué la visitante no se había comunicado antes de llegar. El alcalde de Roboré, Iván Quezada, no sabía nada de su llegada y tampoco de sus actividades.
EL DEBER tuvo conocimiento por alguien muy allegado a Carolina Ribera que se está reuniendo con representantes de las comunidades para conocer sus necesidades y asignar la ayuda que necesiten.
Las comunidades de la zona están golpeadas por la drástica disminución del turismo, que empezó con el incendio, continuó con los 21 días de paro y finalmente con la pandemia del coronavirus.
Según la presidenta del concejo de Roboré, Maritza Flores, los animales del refugio en Biotermal reciben una atención esmerada.
No ocurre lo mismo con los familiares de la enfermera, que también serán visitados por Carolina Ribera.
"Desde que la enfermera se fue, estoy pidiendo que se les haga la prueba a las niñas. Y no son solo tres sus hijas. Hay una que es mayor de edad y está en Santa Cruz", asegura la concejala.
Daniel Bauroro, primo de la fallecida, se hizo cargo de las tres hijas de la enfermera. Las llevó a su casa y ahora pide que les hagan la prueba a ellas y a sus dos hijos, de cuatro y diez años.
Las compañeras de trabajo, el alcalde y la concejala Maritza, dice Daniel, se han acercado. Las colegas le hicieron llegar víveres para que no salgan de casa, pero ningún médico les hizo seguimiento.
"Mi prima tenía contrato de tres meses, sin vacaciones ni beneficios. Gracias al decreto de la presidenta las niñas van a recibir una indemnización", comenta Daniel desde su aislamiento. "No le hicieron caso. La hicieron trabajar cuando estaba mal, con fiebre y falta de aire", comenta.