La Volpe y su legado: salir jugando
Ricardo anunció su retiro como entrenador. Más allá de los éxitos y fracasos en su carrera, el DT argentino que marcó una era en México deja una innovación táctica: su salida lavolpiana, toda una influencia para Guardiola.
Olé
No fue el primero en la historia del fútbol en intentar generar juego desde su propio arco. El Barcelona de Cruyff y el Ajax de Van Gaal, durante los años 90, fueron algunos ejemplos de equipos precursores en la salida limpia desde el fondo. Pero Ricardo La Volpe, a principios de los años 2000 en México, profundizó su estrategia basada en una estructura de ataque a partir de su arquero para iniciar el juego. La misma hasta llegó a ser bautizada y conocida mundialmente como "la salida lavolpiana". Más allá de éxitos y fracasos a lo largo de su extensa carrera, el entrenador argentino que acaba de anunciar su retiro de la dirección técnica dejará como legado esa innovación táctica que inspiró nada menos que a Pep Guardiola, uno de sus principales y más famosos admiradores a nivel mundial.
La salida lavolpiana, que México exhibió al mundo en Alemania 2006, escondía una intención: progresar en el campo mediante la posesión e ir encontrando superioridades numéricas a medida que salteaba líneas de presión del rival. "Desde el momento en que los dos centrales rivales marcan a mi 9, yo automáticamente tengo en el resto del campo a un jugador más. Ahí estaba la clave, en aprovechar ese hombre libre. Por eso, los que cuestionan a los equipos que salen jugando, en realidad lo hacen porque no entienden nada", le decía el Bigotón a Olé en una entrevista previa al Mundial 2018 de Rusia. Mirá:
Su organización para el inicio del juego constaba de ciertos movimientos predeterminados. Si jugaba con tres centrales, se ensanchaban cerca de su arco y conducían el juego. Si jugaba con una línea de cuatro defensores, los dos zagueros centrales se abrían a los costados del área y los dos laterales ganaban metros hasta la altura de la mitad de la cancha. El volante central retrocedía y se incrustaba entre los centrales y ahí comenzaba la aventura. Ese posicionamiento, algo flexible de acuerdo con el pressing que efectuaba el rival, otorgaba libertades al equipo para salir jugando. Si el rival presionaba bien alto con sus delanteros y volantes, siempre iba a existir un jugador libre para avanzar. Salvo que el adversario desarmara esa doble marcación de sus zagueros centrales sobre el 9 del equipo de La Volpe. En ese caso, se salteaban líneas de presión y se buscaba el ataque directo al poder atacar uno contra uno. Acá lo explica:
Esa estrategia no pasó inadvertida por Pep Guardiola, quien en la temporada 2005/06 decidió cerrar su carrera como futbolista en México, más precisamente en Los Dorados de Culiacán donde dirigía Juan Manuel Lillo, su musa inspiradora. En ese entonces, La Volpe ya estaba a cargo de la selección mexicana que jugaría el Mundial de Alemania. Pep intentó reunirse con él para charlar de fútbol pero en aquel momento el encuentro fracasó por cuestiones de agenda.
Ya en pleno Mundial de Alemania, un Guardiola recientemente retirado escribía sus opiniones en el diario El País de España. Y un día le dedicó una columna. Así describió a México:
“Ricardo La Volpe, argentino él y seleccionador mexicano, ha escogido que su defensa salga jugando. No que empiece jugando, que es otra cosa (…). Obliga a salir jugando, que no es otra cosa que jugadores y pelota avancen juntos, al mismo tiempo. Si lo hace uno solo no hay premio, no vale. Han de hacerlo juntos (...). Me contaron cuando estuve en México que Ricardo Lavolpe, de manera intervencionista y conductista, obliga, en los entrenamientos, durante 30 minutos, a que sus defensores avancen, ellos y la pelota, una y otra vez. Al más mínimo error en un pase, o no ensanchar el campo estirándolo como si fuera una goma hasta las líneas de banda, o no jugar con el portero cuando se debía jugar, repito al más mínimo error, vuelta a empezar. Para, corrige, grita y vuelta a empezar. Una y otra vez. Cientos de veces hasta que sus tres defensores hagan de novios durante 30 minutos. Ellos y la pelota”.
UN EJEMPLO DE LA SALIDA LAVOLPIANA:
Este sistema de salida fue utilizado y perfeccionado por el propio Guardiola en su Barcelona. Contó, en su primera temporada, con el aporte esencial de Rafa Márquez, quien conocía de memoria los fundamentos de esa faceta del juego por ser el líbero de aquella selección mexicana (integraba la línea de tres con Osorio y Salcido). El éxito de aquel Barça generó que ese modelo de juego se copiara en casi todo el mundo. Hoy, a 14 años de aquel Mundial de Alemania en el que México cosechó elogios por su estilo, que incluía la salida lavolpiana, iniciar el juego de esa forma se volvió algo natural. El legado de La Volpe.
Olé
No fue el primero en la historia del fútbol en intentar generar juego desde su propio arco. El Barcelona de Cruyff y el Ajax de Van Gaal, durante los años 90, fueron algunos ejemplos de equipos precursores en la salida limpia desde el fondo. Pero Ricardo La Volpe, a principios de los años 2000 en México, profundizó su estrategia basada en una estructura de ataque a partir de su arquero para iniciar el juego. La misma hasta llegó a ser bautizada y conocida mundialmente como "la salida lavolpiana". Más allá de éxitos y fracasos a lo largo de su extensa carrera, el entrenador argentino que acaba de anunciar su retiro de la dirección técnica dejará como legado esa innovación táctica que inspiró nada menos que a Pep Guardiola, uno de sus principales y más famosos admiradores a nivel mundial.
La salida lavolpiana, que México exhibió al mundo en Alemania 2006, escondía una intención: progresar en el campo mediante la posesión e ir encontrando superioridades numéricas a medida que salteaba líneas de presión del rival. "Desde el momento en que los dos centrales rivales marcan a mi 9, yo automáticamente tengo en el resto del campo a un jugador más. Ahí estaba la clave, en aprovechar ese hombre libre. Por eso, los que cuestionan a los equipos que salen jugando, en realidad lo hacen porque no entienden nada", le decía el Bigotón a Olé en una entrevista previa al Mundial 2018 de Rusia. Mirá:
Su organización para el inicio del juego constaba de ciertos movimientos predeterminados. Si jugaba con tres centrales, se ensanchaban cerca de su arco y conducían el juego. Si jugaba con una línea de cuatro defensores, los dos zagueros centrales se abrían a los costados del área y los dos laterales ganaban metros hasta la altura de la mitad de la cancha. El volante central retrocedía y se incrustaba entre los centrales y ahí comenzaba la aventura. Ese posicionamiento, algo flexible de acuerdo con el pressing que efectuaba el rival, otorgaba libertades al equipo para salir jugando. Si el rival presionaba bien alto con sus delanteros y volantes, siempre iba a existir un jugador libre para avanzar. Salvo que el adversario desarmara esa doble marcación de sus zagueros centrales sobre el 9 del equipo de La Volpe. En ese caso, se salteaban líneas de presión y se buscaba el ataque directo al poder atacar uno contra uno. Acá lo explica:
Esa estrategia no pasó inadvertida por Pep Guardiola, quien en la temporada 2005/06 decidió cerrar su carrera como futbolista en México, más precisamente en Los Dorados de Culiacán donde dirigía Juan Manuel Lillo, su musa inspiradora. En ese entonces, La Volpe ya estaba a cargo de la selección mexicana que jugaría el Mundial de Alemania. Pep intentó reunirse con él para charlar de fútbol pero en aquel momento el encuentro fracasó por cuestiones de agenda.
Ya en pleno Mundial de Alemania, un Guardiola recientemente retirado escribía sus opiniones en el diario El País de España. Y un día le dedicó una columna. Así describió a México:
“Ricardo La Volpe, argentino él y seleccionador mexicano, ha escogido que su defensa salga jugando. No que empiece jugando, que es otra cosa (…). Obliga a salir jugando, que no es otra cosa que jugadores y pelota avancen juntos, al mismo tiempo. Si lo hace uno solo no hay premio, no vale. Han de hacerlo juntos (...). Me contaron cuando estuve en México que Ricardo Lavolpe, de manera intervencionista y conductista, obliga, en los entrenamientos, durante 30 minutos, a que sus defensores avancen, ellos y la pelota, una y otra vez. Al más mínimo error en un pase, o no ensanchar el campo estirándolo como si fuera una goma hasta las líneas de banda, o no jugar con el portero cuando se debía jugar, repito al más mínimo error, vuelta a empezar. Para, corrige, grita y vuelta a empezar. Una y otra vez. Cientos de veces hasta que sus tres defensores hagan de novios durante 30 minutos. Ellos y la pelota”.
UN EJEMPLO DE LA SALIDA LAVOLPIANA:
Este sistema de salida fue utilizado y perfeccionado por el propio Guardiola en su Barcelona. Contó, en su primera temporada, con el aporte esencial de Rafa Márquez, quien conocía de memoria los fundamentos de esa faceta del juego por ser el líbero de aquella selección mexicana (integraba la línea de tres con Osorio y Salcido). El éxito de aquel Barça generó que ese modelo de juego se copiara en casi todo el mundo. Hoy, a 14 años de aquel Mundial de Alemania en el que México cosechó elogios por su estilo, que incluía la salida lavolpiana, iniciar el juego de esa forma se volvió algo natural. El legado de La Volpe.