¿El gobierno hace política con la pandemia?
Editorial El Deber
Lejos de dar seguridad, el Gobierno se esfuerza por sembrar la desconfianza ciudadana. No se puede explicar de otra manera la resolución del Ministerio de Salud que restringe las pruebas para detectar coronavirus solo para pacientes con sintomatología activa y que hubieran estado en lugares donde hubo contagio durante los últimos 15 días. No solo eso, también advierte con sanciones a quienes infrinjan esta nueva norma, penalizando a quienes quieren seguir los pasos de las naciones donde se actuó exitosamente frente a la pandemia.
La resolución ministerial no fue comunicada como se hace con las otras normas vinculadas con la pandemia. Fue una periodista en La Paz la que denunció y el ministro de Salud salió a justificar la medida, señalando que era necesario “racionalizar” las pruebas.
Ya se sabe que Bolivia es uno de los países que menos análisis ha realizado con relación a los vecinos del continente. También es uno de los que menos casos reporta, pero a estas alturas y dadas las consideraciones gubernamentales, salta la duda respecto a si las cifras que se informan cada noche son reales o son muy inferiores a lo que en realidad está pasando en Bolivia.
Países que enfrentaron con éxito al coronavirus tienen en común la gran cantidad de pruebas realizadas a sus ciudadanos para detectar el coronavirus. Son países con mayores recursos económicos es cierto, pero en Bolivia también está uno de los peores sistemas de salud del mundo. Entonces el Gobierno no puede pretender, por un afán a todas luces político, tapar el sol con un dedo y pretender engañar a la ciudadanía, confirmando solo los casos inocultables, cuando se sabe que por cada paciente positivo hay unos siete portadores del Covid-19 que no tienen síntomas y que pueden estar regando la pandemia en todos los rincones de nuestro territorio.
La resolución ministerial que “racionaliza” o prohíbe las pruebas se ve irresponsable con la seguridad sanitaria de la población. Una acción de esa naturaleza tira por la borda las restricciones de la cuarentena y el enorme sacrificio de las empresas que dejan de producir y que están al borde de la quiebra, así como la salud mental de la población que debe estar encerrada, interrumpiendo su vida normal. ¿De qué sirve todo esto si la realidad terminará desbordando el ilusorio control que pretende hacer ver el Gobierno? Al final, los pacientes no detectados pueden ser muchos más de los estimados y acabar colapsando el pésimo sistema de salud, con la consecuencia lamentable de más muerte y dolor para los bolivianos.
Tras conocerse la resolución ministerial se puede comprender que haya inestabilidad en el Ministerio de Salud, ya se fue un titular de esa cartera aduciendo temas personales, pero sin que se sepa exactamente las razones. ¿Es que el doctor Cruz no estaba de acuerdo con la política de mirar a un costado? ¿Es que les incomoda la manera en que Santa Cruz estaba encarando la pandemia que tuvieron que cambiar al delegado presidencial?
La presidenta debe dar una explicación urgente. Es más, ella debe revertir esa resolución ministerial, porque no es coherente ni responsable con Bolivia. En este momento en que las puertas de países y organismos internacionales están abiertas para hacer donaciones y colaborar para enfrentar el Covid-19 de manera exitosa, es esa la ruta que hay que seguir. No se equivoque presidenta Jeanine Añez. La política puede esperar en este momento. Su rol principal es proteger a los bolivianos y eso se logra haciendo las cosas bien y no en contra ruta de lo que hicieron países como Alemania, Corea del Sur e incluso Chile.
Lejos de dar seguridad, el Gobierno se esfuerza por sembrar la desconfianza ciudadana. No se puede explicar de otra manera la resolución del Ministerio de Salud que restringe las pruebas para detectar coronavirus solo para pacientes con sintomatología activa y que hubieran estado en lugares donde hubo contagio durante los últimos 15 días. No solo eso, también advierte con sanciones a quienes infrinjan esta nueva norma, penalizando a quienes quieren seguir los pasos de las naciones donde se actuó exitosamente frente a la pandemia.
La resolución ministerial no fue comunicada como se hace con las otras normas vinculadas con la pandemia. Fue una periodista en La Paz la que denunció y el ministro de Salud salió a justificar la medida, señalando que era necesario “racionalizar” las pruebas.
Ya se sabe que Bolivia es uno de los países que menos análisis ha realizado con relación a los vecinos del continente. También es uno de los que menos casos reporta, pero a estas alturas y dadas las consideraciones gubernamentales, salta la duda respecto a si las cifras que se informan cada noche son reales o son muy inferiores a lo que en realidad está pasando en Bolivia.
Países que enfrentaron con éxito al coronavirus tienen en común la gran cantidad de pruebas realizadas a sus ciudadanos para detectar el coronavirus. Son países con mayores recursos económicos es cierto, pero en Bolivia también está uno de los peores sistemas de salud del mundo. Entonces el Gobierno no puede pretender, por un afán a todas luces político, tapar el sol con un dedo y pretender engañar a la ciudadanía, confirmando solo los casos inocultables, cuando se sabe que por cada paciente positivo hay unos siete portadores del Covid-19 que no tienen síntomas y que pueden estar regando la pandemia en todos los rincones de nuestro territorio.
La resolución ministerial que “racionaliza” o prohíbe las pruebas se ve irresponsable con la seguridad sanitaria de la población. Una acción de esa naturaleza tira por la borda las restricciones de la cuarentena y el enorme sacrificio de las empresas que dejan de producir y que están al borde de la quiebra, así como la salud mental de la población que debe estar encerrada, interrumpiendo su vida normal. ¿De qué sirve todo esto si la realidad terminará desbordando el ilusorio control que pretende hacer ver el Gobierno? Al final, los pacientes no detectados pueden ser muchos más de los estimados y acabar colapsando el pésimo sistema de salud, con la consecuencia lamentable de más muerte y dolor para los bolivianos.
Tras conocerse la resolución ministerial se puede comprender que haya inestabilidad en el Ministerio de Salud, ya se fue un titular de esa cartera aduciendo temas personales, pero sin que se sepa exactamente las razones. ¿Es que el doctor Cruz no estaba de acuerdo con la política de mirar a un costado? ¿Es que les incomoda la manera en que Santa Cruz estaba encarando la pandemia que tuvieron que cambiar al delegado presidencial?
La presidenta debe dar una explicación urgente. Es más, ella debe revertir esa resolución ministerial, porque no es coherente ni responsable con Bolivia. En este momento en que las puertas de países y organismos internacionales están abiertas para hacer donaciones y colaborar para enfrentar el Covid-19 de manera exitosa, es esa la ruta que hay que seguir. No se equivoque presidenta Jeanine Añez. La política puede esperar en este momento. Su rol principal es proteger a los bolivianos y eso se logra haciendo las cosas bien y no en contra ruta de lo que hicieron países como Alemania, Corea del Sur e incluso Chile.