La cocina de la historia de Cavani con Boca
Bermúdez le abrió la puerta al uruguayo, pero sus amigos y hasta Paredes hace rato que le hacen la cabeza. El detrás de escena de un sueño que el goleador está dispuesto a cumplir...
Olé
Por las dudas hay que decirle a Riquelme que no saque el tejido de la Bombonera”. La frase es todo un símbolo de esta especie de locura que ya tiene forma de realidad. Si Boca sueña con Edinson Cavani, él sueña con verse ahí, en ese alambrado que la dirigencia tiene pensado retirar, colgado como Tevez en el gol del último título o, como él mismo lo confesó, como su compatriota Manteca Martínez en el superclasico del 92.
La frase, el origen de esta historia, es de un amigo del delantero del PSG. Pero a su vez, es un aviso, un anticipo de lo que puede pasar “muy pronto”, como dijo Jorge Bermúdez. Porque el Patrón, en definitiva, vino a blanquear todo lo que se está cocinando detrás de una foto esperada: la del uruguayo con la azul y oro.
La declaración del hombre fuerte del consejo de fútbol de Román abrió el grifo. “Cavani es una posibilidad”, agregó, además, el Patrón. Pero la realidad es que para el uruguayo, esto ya comenzó hace tiempo, en su cabeza y en su círculo más íntimo. “Edi está pintado para Boca. Y a él le encantaría. Creéme. Se quisiera colgar como lo hizo el Manteca. Sueña con eso”, ratifican en su entorno.
Ahí está justamente una de las mejores señales para Riquelme y Cía. No sólo es la frase de Diego Forlán, ex compañero del goleador en la selección uruguaya (”Me lo imagino a Edinson jugando en Boca”). Son las fichas que le meten los suyos. Y también, claro, la de Leandro Paredes, su compinche en el PSG y el receptor de los mensajes de Riquelme.
El operativo seducción, entonces, va por varios lados. Tiene un canal personal, que es el de amigos bosteros que quieren verlo con la azul y oro. Tiene, incluso, un contexto francés (sí, sí, francés), porque el restaurante del que es habitué en París, la parrilla argentina “Volver”, tiene como dueño a un hincha xeneize, Carlos Muguruza, quien también lo vuelve loco para verlo en el club de sus amores. Y tiene un intermediario directo, como Paredes.
“Leo está haciendo su trabajo, olvidate. Le cuenta lo que es entrar en la Bombonera cuando sale el equipo, de la gente, de lo que significaría ganar una Libertadores con Boca”, cuentan desde Uruguay. La Copa es otro sueño de Edinson. “Jugó tres Mundiales, ganó una Copa América, varios títulos locales, pero nunca tuvo esa Libertadores que todos los sudamericanos quieren en sus manos”, cuentan también sus íntimos.
Mientras tanto, en Salto, Edi, o el Pelado, como le dicen en la familia, cumple con la cuarentena por haber vuelto a su país desde Europa. Y aunque en su pago uruguayo se relaja entre caballos, la naturaleza y el entrenamiento (ver aparte), está al tanto de todo lo que se dice de él en Buenos Aires. “Lo del Patrón ya le llegó. Y él sabe que Riquelme lo quiere. Y que preguntó por él”, cuenta otra persona con la que habla seguido. Jugar en el Boca de Román es una gran desafío para él. Pero además, como si fuera poco, en esta historia también pesa su fanatismo por Batistuta, el goleador que tanto admiró y que usó la azul y oro.
La gran contra que por ahora tiene el sueño de Boca no es menor. Es decir, si el premio gordo es tener a Cavani en el club, pues no sería ahora, ya. El uruguayo tiene contrato con el PSG hasta junio, pero la pandemia alterará esa situación: seguramente todos los contratos sean extendidos hasta diciembre. Y encima, el PSG está clasificado a los cuartos de la Champions, por lo cual, cuentan con su goleador histórico (Edinson marcó 203 goles en 312 PJ) para ese trofeo que se le viene negando sistemáticamente cada año, a pesar de tener un equipazo, con Neymar, Mbappé y Cía...
“Hay que ver cómo se vuelve a la normalidad, cuándo regresa el fútbol allá, qué pasará con la Champions. Pero creo que el Matador hace rato que está pensando en pegar la vuelta, en ponerle fin a su carrera en Europa (está allá desde el 2007, cuando llegó al Palermo). Si es así, Boca es la mejor opción. Boca y ese grito tan soñado trepado al alambrado, je”, insisten sobre esa imagen, la que representa su gran deseo. ¡Y dale, Bo’! ¡Vamo’ arriba!
Olé
Por las dudas hay que decirle a Riquelme que no saque el tejido de la Bombonera”. La frase es todo un símbolo de esta especie de locura que ya tiene forma de realidad. Si Boca sueña con Edinson Cavani, él sueña con verse ahí, en ese alambrado que la dirigencia tiene pensado retirar, colgado como Tevez en el gol del último título o, como él mismo lo confesó, como su compatriota Manteca Martínez en el superclasico del 92.
La frase, el origen de esta historia, es de un amigo del delantero del PSG. Pero a su vez, es un aviso, un anticipo de lo que puede pasar “muy pronto”, como dijo Jorge Bermúdez. Porque el Patrón, en definitiva, vino a blanquear todo lo que se está cocinando detrás de una foto esperada: la del uruguayo con la azul y oro.
La declaración del hombre fuerte del consejo de fútbol de Román abrió el grifo. “Cavani es una posibilidad”, agregó, además, el Patrón. Pero la realidad es que para el uruguayo, esto ya comenzó hace tiempo, en su cabeza y en su círculo más íntimo. “Edi está pintado para Boca. Y a él le encantaría. Creéme. Se quisiera colgar como lo hizo el Manteca. Sueña con eso”, ratifican en su entorno.
Ahí está justamente una de las mejores señales para Riquelme y Cía. No sólo es la frase de Diego Forlán, ex compañero del goleador en la selección uruguaya (”Me lo imagino a Edinson jugando en Boca”). Son las fichas que le meten los suyos. Y también, claro, la de Leandro Paredes, su compinche en el PSG y el receptor de los mensajes de Riquelme.
El operativo seducción, entonces, va por varios lados. Tiene un canal personal, que es el de amigos bosteros que quieren verlo con la azul y oro. Tiene, incluso, un contexto francés (sí, sí, francés), porque el restaurante del que es habitué en París, la parrilla argentina “Volver”, tiene como dueño a un hincha xeneize, Carlos Muguruza, quien también lo vuelve loco para verlo en el club de sus amores. Y tiene un intermediario directo, como Paredes.
“Leo está haciendo su trabajo, olvidate. Le cuenta lo que es entrar en la Bombonera cuando sale el equipo, de la gente, de lo que significaría ganar una Libertadores con Boca”, cuentan desde Uruguay. La Copa es otro sueño de Edinson. “Jugó tres Mundiales, ganó una Copa América, varios títulos locales, pero nunca tuvo esa Libertadores que todos los sudamericanos quieren en sus manos”, cuentan también sus íntimos.
Mientras tanto, en Salto, Edi, o el Pelado, como le dicen en la familia, cumple con la cuarentena por haber vuelto a su país desde Europa. Y aunque en su pago uruguayo se relaja entre caballos, la naturaleza y el entrenamiento (ver aparte), está al tanto de todo lo que se dice de él en Buenos Aires. “Lo del Patrón ya le llegó. Y él sabe que Riquelme lo quiere. Y que preguntó por él”, cuenta otra persona con la que habla seguido. Jugar en el Boca de Román es una gran desafío para él. Pero además, como si fuera poco, en esta historia también pesa su fanatismo por Batistuta, el goleador que tanto admiró y que usó la azul y oro.
La gran contra que por ahora tiene el sueño de Boca no es menor. Es decir, si el premio gordo es tener a Cavani en el club, pues no sería ahora, ya. El uruguayo tiene contrato con el PSG hasta junio, pero la pandemia alterará esa situación: seguramente todos los contratos sean extendidos hasta diciembre. Y encima, el PSG está clasificado a los cuartos de la Champions, por lo cual, cuentan con su goleador histórico (Edinson marcó 203 goles en 312 PJ) para ese trofeo que se le viene negando sistemáticamente cada año, a pesar de tener un equipazo, con Neymar, Mbappé y Cía...
“Hay que ver cómo se vuelve a la normalidad, cuándo regresa el fútbol allá, qué pasará con la Champions. Pero creo que el Matador hace rato que está pensando en pegar la vuelta, en ponerle fin a su carrera en Europa (está allá desde el 2007, cuando llegó al Palermo). Si es así, Boca es la mejor opción. Boca y ese grito tan soñado trepado al alambrado, je”, insisten sobre esa imagen, la que representa su gran deseo. ¡Y dale, Bo’! ¡Vamo’ arriba!