La anécdota de Amadeo y Rojitas
En el superclásico de 1968, el delantero de Boca le quiso robar la gorra al arquero de River, que según él usaba “de cábala”. Se la sacó, Carrizo lo corrió y al final la leyenda Xeneize se arrepintió.
Olé
La muerte de Amadeo Carrizo hace revolver el archivo y encontrar historias lindas como esta. El River-Boca del 23 de junio de 1968 será por siempre recordado como el del fatídico incidente de la Puerta 12, en donde murieron 71 hinchas Xeneizes aplastados. Bien conocido es ese episodio, pero no tanto uno que sucedió unas horas antes, cuando el partido ni siquiera había arrancado. Carrizo, quien siempre usaba una gorra para atajar, y Ángel Clemente Rojas, histórico delantero de Boca, fueron los protagonistas. "Mis compañeros me pidieron que se la robe", contó el delantero hace unos años.
Quién mejor para narrar la historia con el ex arquero que Rojitas. "Amadeo usaba la gorra por cábala. Entonces mis compañeros, sobre todo Rattín y Marzolini, me pidieron que se la robara. Me mandaron porque yo era uno de los pibes. '¿Pero, cómo hago?', les dije. Y estos me dijeron que esperara a que salga River, que después entrábamos nosotros a la cancha", recordó hace un tiempo en diálogo con Planeta Boca Juniors. Y siguió: "En ese tiempo, la foto del equipo se sacaba en la mitad de la cancha. Entonces me dijeron que vaya por la pista de atletismo del Monumental, llegue a la mitad de la cancha y le saque la gorra".
El relato de Rojitas continúa de manera apasionante y hasta graciosa: "Claro, Amadeo estaba de brazos cruzados, serio y con la gorra entre el brazo y el cuerpo. Fui, le toqué el hombro, se dio vuelta, le saqué la gorra y entré a correr. Total, no me iba a agarrar, yo pesaba 40 kilos. Y me corrió hasta que la gente se empezó a dar cuenta. Ahí se paró y yo lo llamaba, pero cuando venía, le tiraba la gorra a un compañero". ¿El desenlace? "Se la terminé dando. Después me arrepentí de lo que había hecho. Le falté el respeto al arquero más grande que ví en mi vida. Después lo conocí como persona. Siempre le pedí disculpas, a mí me habían mandado los más grandes", cerró la cronología Rojas. Una curiosa historia que bien vale la pena ser recordada en un día tan triste para el fútbol argentino.
Olé
La muerte de Amadeo Carrizo hace revolver el archivo y encontrar historias lindas como esta. El River-Boca del 23 de junio de 1968 será por siempre recordado como el del fatídico incidente de la Puerta 12, en donde murieron 71 hinchas Xeneizes aplastados. Bien conocido es ese episodio, pero no tanto uno que sucedió unas horas antes, cuando el partido ni siquiera había arrancado. Carrizo, quien siempre usaba una gorra para atajar, y Ángel Clemente Rojas, histórico delantero de Boca, fueron los protagonistas. "Mis compañeros me pidieron que se la robe", contó el delantero hace unos años.
Quién mejor para narrar la historia con el ex arquero que Rojitas. "Amadeo usaba la gorra por cábala. Entonces mis compañeros, sobre todo Rattín y Marzolini, me pidieron que se la robara. Me mandaron porque yo era uno de los pibes. '¿Pero, cómo hago?', les dije. Y estos me dijeron que esperara a que salga River, que después entrábamos nosotros a la cancha", recordó hace un tiempo en diálogo con Planeta Boca Juniors. Y siguió: "En ese tiempo, la foto del equipo se sacaba en la mitad de la cancha. Entonces me dijeron que vaya por la pista de atletismo del Monumental, llegue a la mitad de la cancha y le saque la gorra".
El relato de Rojitas continúa de manera apasionante y hasta graciosa: "Claro, Amadeo estaba de brazos cruzados, serio y con la gorra entre el brazo y el cuerpo. Fui, le toqué el hombro, se dio vuelta, le saqué la gorra y entré a correr. Total, no me iba a agarrar, yo pesaba 40 kilos. Y me corrió hasta que la gente se empezó a dar cuenta. Ahí se paró y yo lo llamaba, pero cuando venía, le tiraba la gorra a un compañero". ¿El desenlace? "Se la terminé dando. Después me arrepentí de lo que había hecho. Le falté el respeto al arquero más grande que ví en mi vida. Después lo conocí como persona. Siempre le pedí disculpas, a mí me habían mandado los más grandes", cerró la cronología Rojas. Una curiosa historia que bien vale la pena ser recordada en un día tan triste para el fútbol argentino.