El reto del presupuesto de los 1.000 millones, en entredicho
Barcelona, AS
El Barcelona presentó el pasado 30 de septiembre un presupuesto de cara a la presente temporada de 1.047 millones de euros que a día de hoy se halla seriamente comprometido. Tras la reunión de la comisión delegada celebrada el martes por la tarde en modo teleconferencia las conclusiones económicas que se extrajeron fueron alarmantes mientras que las deportivas fueron menos malas dentro de la gravedad. La decisión de la UEFA de aplazar la Eurocopa para facilitar la conclusión de los torneos de clubes da un balón de oxígeno a la entidad culé para, según afirmaron fuentes del club, “tratar de reducir el impacto” de un golpe financiero que se prevé durísimo.
Empecemos por el tema económico. El Barcelona asume que estas semanas de túnel en el que no se vislumbra la salida provocará unas pérdidas irrecuperables que afectarán a las cuentas previstas. Por poner un ejemplo fácil: el cierre del Museo y del Tour del Camp Nou impedirá al club ingresar cada día de clausura un millón de euros que aportan los 2.500 visitantes y el cierre de la tienda del Camp Nou y de la de Las Ramblas, que tenían presupuestados unos ingresos de 23 millones, no alcanzarán ni por asomo las cifras previstas. Si a eso le añadimos las pérdidas en patrocinios, taquillas, escuelas por todo el mundo, entradas VIP, publicidad, hospitality y demás no hay que ser un hacha de las finanzas para ver que los números presentados en septiembre son inasumibles.
Ahora vayamos al campo deportivo, que se presenta como la única tabla de salvación para minimizar daños. Que la RFEF, LaLiga y la UEFA hayan apostado por el aplazamiento de la Eurocopa para que se puedan terminar cuando sea las competiciones de club satisface a la entidad blaugrana como al resto de los grandes clubes europeos. Esa es la manera de salvar los muebles. Seguir jugando y retransmitiendo los partidos por televisión y, a ser posible, con público, emitidos por televisión y a doble partido.
A esa razón económica se une una razón deportiva básica: que el campeón se lo gane en el campo, así que el club desmiente haber presionado a las instituciones deportivas para que se acabara la competición de inmediato como campeón.
La idea del Barcelona es la de “anticiparse en la medida de lo posible a los acontecimientos” y por eso saben que el presupuesto de los 1047 millones está en cuestión. Por eso se monitorizará día a día mediante dos organismos de gestión: La comisión delegada y el comité de dirección. La primera está formada por el presidente Bartomeu junto a los vicepresidentes (Cardoner, Tombas, Rosaud y Moix) junto al máximo ejecutivo (Òscar Grau) y la secretaria de la junta (Maria Teixidor). La segunda la forman los más altos ejecutivos del club que son los que reportan sobre la evolución de unas cuentas que a pesar de “estar vivas” tienen un objetivo mucho más bajo que el que se aprobó en la asamblea de compromisarios de final de septiembre cuando nadie se imaginaba el escenario actual.
El Barcelona presentó el pasado 30 de septiembre un presupuesto de cara a la presente temporada de 1.047 millones de euros que a día de hoy se halla seriamente comprometido. Tras la reunión de la comisión delegada celebrada el martes por la tarde en modo teleconferencia las conclusiones económicas que se extrajeron fueron alarmantes mientras que las deportivas fueron menos malas dentro de la gravedad. La decisión de la UEFA de aplazar la Eurocopa para facilitar la conclusión de los torneos de clubes da un balón de oxígeno a la entidad culé para, según afirmaron fuentes del club, “tratar de reducir el impacto” de un golpe financiero que se prevé durísimo.
Empecemos por el tema económico. El Barcelona asume que estas semanas de túnel en el que no se vislumbra la salida provocará unas pérdidas irrecuperables que afectarán a las cuentas previstas. Por poner un ejemplo fácil: el cierre del Museo y del Tour del Camp Nou impedirá al club ingresar cada día de clausura un millón de euros que aportan los 2.500 visitantes y el cierre de la tienda del Camp Nou y de la de Las Ramblas, que tenían presupuestados unos ingresos de 23 millones, no alcanzarán ni por asomo las cifras previstas. Si a eso le añadimos las pérdidas en patrocinios, taquillas, escuelas por todo el mundo, entradas VIP, publicidad, hospitality y demás no hay que ser un hacha de las finanzas para ver que los números presentados en septiembre son inasumibles.
Ahora vayamos al campo deportivo, que se presenta como la única tabla de salvación para minimizar daños. Que la RFEF, LaLiga y la UEFA hayan apostado por el aplazamiento de la Eurocopa para que se puedan terminar cuando sea las competiciones de club satisface a la entidad blaugrana como al resto de los grandes clubes europeos. Esa es la manera de salvar los muebles. Seguir jugando y retransmitiendo los partidos por televisión y, a ser posible, con público, emitidos por televisión y a doble partido.
A esa razón económica se une una razón deportiva básica: que el campeón se lo gane en el campo, así que el club desmiente haber presionado a las instituciones deportivas para que se acabara la competición de inmediato como campeón.
La idea del Barcelona es la de “anticiparse en la medida de lo posible a los acontecimientos” y por eso saben que el presupuesto de los 1047 millones está en cuestión. Por eso se monitorizará día a día mediante dos organismos de gestión: La comisión delegada y el comité de dirección. La primera está formada por el presidente Bartomeu junto a los vicepresidentes (Cardoner, Tombas, Rosaud y Moix) junto al máximo ejecutivo (Òscar Grau) y la secretaria de la junta (Maria Teixidor). La segunda la forman los más altos ejecutivos del club que son los que reportan sobre la evolución de unas cuentas que a pesar de “estar vivas” tienen un objetivo mucho más bajo que el que se aprobó en la asamblea de compromisarios de final de septiembre cuando nadie se imaginaba el escenario actual.