Un nuevo desafío para River: el mano a mano por la Superliga
Todo parece indicar que el Millonario peleará el título con Boca hasta el final. Otra muestra del dominio de ambos en el fútbol argentino y otra motivación para Gallardo.
Nicolás Mirelman
As
El River de Gallardo volvió a dejar en claro ante Central Córdoba por qué es hoy en día el mejor equipo de la Argentina, al convertir un partido que se había presentado adverso por la expulsión de Paulo Díaz en una nueva muestra de carácter que, además, le permitió tomar distancia de algunos de sus perseguidores en la lucha por el título.
Los tres triunfos al hilo en el comienzo del año evidenciaron que, esta vez sí, el Millonario apunta todos sus cañones a la Superliga. No fue un lema de pretemporada para endulzar los oídos de los hinchas, sino que después de varios años en la pelea internacional, en Núñez quieren reconquistar a un viejo amor.
Pero el torneo local, que hoy tiene a los del Muñeco en lo más alto, presenta un nuevo obstáculo que parece haberse confirmado bien entrada la noche del domingo: el rival a vencer será Boca, como en tantos otros de los máximos desafíos en la era moderna.
El Xeneize, que había perdido dos puntos con Independiente, acusó recibo de la responsabilidad que implicaba su visita a Córdoba y se reencontró con la victoria para posicionarse como único escolta. Con otro estilo, todavía sin un funcionamiento tan aceitado, pero con un inmenso poder de fuego y valores individuales que no tiene el resto de los equipos que corren desde atrás en la tabla.
Naturalmente, para River es mucho más cómodo ser acechado por un oponente con menos roce en este tipo de definiciones, pero a su vez este "mano a mano" que se plantea para las últimas cinco fechas implica un plus emocional de esos que motivan al entrenador: tampoco el premio es el mismo si se le gana un campeonato a Lanús o a Argentinos que si se le gana a Boca.
Como en cada cruce copero, como cuando Gallardo se refirió a la histórica Libertadores 2018 y sentenció "Yo quería jugar la final con ellos" o como en 2017 cuando no le alcanzó con el sprint final de la mano del Pity Martínez, Driussi y Alario, el destino vuelve a deparar una lucha superclásica.
El evidente dominio de los dos gigantes del fútbol argentino, que desde hace años ya se ve reflejado también en el plano sudamericano, vuelve a quedar de manifiesto. Cada uno con sus armas, cuando se dedican de lleno a un certamen, no tienen competidores.
"Vos siempre te medís con los equipos que te van a dar pelea y entre ellos está Boca, pero nosotros tenemos el objetivo de enfocarnos bien en estos partidos para no dar ventaja y terminar ahí arriba. Cómo terminen los demás no es mi preocupación", había declarado el DT riverplatense el último viernes.
Al puntero le quedan Unión, Banfield, Estudiantes, Defensa y Justicia y Atlético Tucumán. El margen de error es escaso porque en la vereda de enfrente también están decididos a dar batalla hasta el final, pero el objetivo es claro: obtener los 13 puntos necesarios para ser campeón sin importar lo que haga el resto.
Nicolás Mirelman
As
El River de Gallardo volvió a dejar en claro ante Central Córdoba por qué es hoy en día el mejor equipo de la Argentina, al convertir un partido que se había presentado adverso por la expulsión de Paulo Díaz en una nueva muestra de carácter que, además, le permitió tomar distancia de algunos de sus perseguidores en la lucha por el título.
Los tres triunfos al hilo en el comienzo del año evidenciaron que, esta vez sí, el Millonario apunta todos sus cañones a la Superliga. No fue un lema de pretemporada para endulzar los oídos de los hinchas, sino que después de varios años en la pelea internacional, en Núñez quieren reconquistar a un viejo amor.
Pero el torneo local, que hoy tiene a los del Muñeco en lo más alto, presenta un nuevo obstáculo que parece haberse confirmado bien entrada la noche del domingo: el rival a vencer será Boca, como en tantos otros de los máximos desafíos en la era moderna.
El Xeneize, que había perdido dos puntos con Independiente, acusó recibo de la responsabilidad que implicaba su visita a Córdoba y se reencontró con la victoria para posicionarse como único escolta. Con otro estilo, todavía sin un funcionamiento tan aceitado, pero con un inmenso poder de fuego y valores individuales que no tiene el resto de los equipos que corren desde atrás en la tabla.
Naturalmente, para River es mucho más cómodo ser acechado por un oponente con menos roce en este tipo de definiciones, pero a su vez este "mano a mano" que se plantea para las últimas cinco fechas implica un plus emocional de esos que motivan al entrenador: tampoco el premio es el mismo si se le gana un campeonato a Lanús o a Argentinos que si se le gana a Boca.
Como en cada cruce copero, como cuando Gallardo se refirió a la histórica Libertadores 2018 y sentenció "Yo quería jugar la final con ellos" o como en 2017 cuando no le alcanzó con el sprint final de la mano del Pity Martínez, Driussi y Alario, el destino vuelve a deparar una lucha superclásica.
El evidente dominio de los dos gigantes del fútbol argentino, que desde hace años ya se ve reflejado también en el plano sudamericano, vuelve a quedar de manifiesto. Cada uno con sus armas, cuando se dedican de lleno a un certamen, no tienen competidores.
"Vos siempre te medís con los equipos que te van a dar pelea y entre ellos está Boca, pero nosotros tenemos el objetivo de enfocarnos bien en estos partidos para no dar ventaja y terminar ahí arriba. Cómo terminen los demás no es mi preocupación", había declarado el DT riverplatense el último viernes.
Al puntero le quedan Unión, Banfield, Estudiantes, Defensa y Justicia y Atlético Tucumán. El margen de error es escaso porque en la vereda de enfrente también están decididos a dar batalla hasta el final, pero el objetivo es claro: obtener los 13 puntos necesarios para ser campeón sin importar lo que haga el resto.