Ruidos en la coalición de gobierno de España por la relación con el régimen de Nicolás Maduro
A poco de andar, las visitas de Juan Guaidó y Delcy Rodríguez a Madrid dejaron al descubierto las diferentes visiones del PSOE y Podemos sobre cómo tratar el caso venezolano. Qué puede suceder de ahora en más
José Fajardo
desde Madrid, España
Infobae
Una escena propia de una película de espías ha provocado la primera crisis importante del nuevo gobierno en España. La relación con Venezuela ha irrumpido en la agenda tras el encuentro durante la madrugada del lunes 20 de enero en el aeropuerto de Madrid entre el ministro socialista de Transportes, José Luis Ábalos, y la número dos del régimen de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, quien tiene prohibida la entrada en la Unión Europea desde 2018.
Las consecuencias del bautizado ‘caso Ábalos’ todavía son imprevisibles pero, ¿qué dice este incidente de los juegos de poder entre bambalinas entre el PSOE y su aliado de izquierdas Unidas Podemos?
“El gobierno español ha proyectado una imagen de caos y confusión, ha sido víctima de sus propias contradicciones. Es evidente que PSOE y Podemos tienen posiciones dispares respecto a Venezuela pero es necesario que el ejecutivo adopte a partir de ahora una línea coherente. Estos bandazos deterioran la cohesión entre sus socios europeos y complican su relación con países como Estados Unidos”, explica a Infobae Juan Tovar, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Burgos.
Hay un cúmulo de coincidencias por las que la prensa española ha hablado de este caso como “una tormenta perfecta”. Por un lado, la coincidencia de la inesperada parada de Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Madrid (el destino de su avión era Turquía) con la visita a la capital española de Juan Guaidó. Por otro, la relación en el pasado entre Podemos y el régimen chavista en Venezuela. A ello se suman los más de 300.000 venezolanos que se estima (a falta de datos oficiales) que viven en España tras las oleadas migratorias de los últimos años por la crisis en su país.
Fue el gobernante español Pedro Sánchez quien lideró a principios de 2019 el reconocimiento en la Unión Europea de Guaidó como “presidente encargado de convocar elecciones en Venezuela”. Por eso la oposición, que ha exigido la dimisión del ministro Ábalos y su comparecencia ante el Congreso para explicar lo que ocurrió en el encuentro con Delcy Rodríguez, no comprende por qué Guaidó fue recibido en Madrid por la ministra de Exteriores y no por el propio Sánchez, como le corresponde a un jefe de Estado.
Lo paradójico es que las críticas no sólo han llegado desde la oposición, liderada por los partidos conservadores PP y Ciudadanos y la ultra derecha de VOX, sino que ha escenificado la división de voces dentro del PSOE. Dos figuras con peso en el partido, como los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, han criticado y aplaudido (respectivamente) la actuación de Pedro Sánchez.
“La sorpresa es que Podemos no ha sido la causa de esta crisis. Ellos prefieren no tocar el tema de Venezuela, son conscientes de que les trae más problemas que ventajas por sus vínculos ideológicos en el pasado con el chavismo. El problema viene por la falta de coordinación entre el presidente socialista y sus socios europeos”, dice a Infobae el sociólogo Jorge Galindo, editor de Politikon.
Según su opinión, el desplante de Pedro Sánchez a Guaidó no es tanto una concesión a sus socios de Podemos en el gobierno sino que simboliza “la pérdida de influencia” del líder venezolano en los últimos meses. “Se ha convertido en una figura incómoda. La realidad es que no ha logrado su principal objetivo, que era convocar unas elecciones libres. Hoy Maduro es más fuerte que hace un año”.
En esa misma línea, Fernando Arancón, responsable del grupo de análisis internacional ‘El Orden Mundial’, cree que España “se precipitó” al liderar hace un año el apoyo a Guaidó y ahora está pagando ese error de cálculo. “No valoró su capacidad real para convertirse en el nuevo gobernante de Venezuela”, opina para Infobae.
Cree que el incidente en el aeropuerto de Madrid y las confusas explicaciones a los medios por parte del gobierno socialista se deben “a la ausencia” de una línea clara en la política exterior española, “un problema” que arrastra desde hace varios años y que ha sido agravado por la inestabilidad política reciente por la falta de gobierno y tensiones internas como la amenaza independentista en Cataluña.
“El incidente no hubiera tenido nada de especial si no fuera por el modo de explicarlo. A veces es más sencillo decir la verdad desde un principio (o pensar qué decir) que no dar una excusa que luego puede no tener pies ni cabeza. De ahí viene la crítica y el escándalo, más que del encuentro en sí. En política, la comunicación lo es todo. Pero en comunicación de crisis, aún más”, dice a Infobae el politólogo Xavier Peytibi, autor del libro ‘Las campañas conectadas’.
El vínculo de Podemos con Venezuela
“Venezuela es un arma arrojadiza desde que apareció Podemos en 2014”. Es una frase que repiten todas las voces consultadas. La relación con Venezuela no es tanto una cuestión de política exterior como una polémica interna que polariza al votante en España. La derecha española tilda al nuevo gobierno de “comunista” y vincula a Podemos con la crisis venezolana.
El núcleo duro de Podemos mantuvo vínculos estrechos con el régimen de Hugo Chávez, incluso se movió en la órbita del populismo de izquierdas en América Latina liderado por Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. “Tomaron de ellos ese discurso de las élites contra el pueblo, de la casta contra el obrero. Un armazón ideológico para ganar el apoyo de las masas y asaltar el poder”, explica Jorge Galindo.
La posición de Podemos comenzó a cambiar cuando murió Hugo Chávez en 2013 y, especialmente, cuando se desplomó el precio de las materias primas. “El aparato chavista se sostenía gracias a los ingresos por el petróleo, cuando estalló la inflación la economía se hizo insostenible”, dice Galindo, para quien la posición actual de PSOE y su socio de izquierdas respecto a Venezuela no es tan lejana.
“En las filas del PSOE actual no hay una sola persona que no sea crítica respecto a Venezuela, están en la misma línea de la socialdemocracia tradicional en Europa. Y de igual forma, la postura de Podemos no puede ser favorable públicamente, prefieren no hablar de ello. Hace tiempo que denuncian la crisis humanitaria en el país aunque quizá en privado sigan pensando que, pese al desastre, peor sería si las elites que antes mandaban siguieran en el poder”.
“Podemos ha suavizado su posición ante Venezuela, otra cosa es que acepten a Guaidó como la solución a esa crisis. El cambio del PSOE no es algo extraño, en muchos países que reconocieron a Guaidó ven que no se ha avanzado y que solo con el reconocimiento no se ha logrado nada políticamente”, argumenta Peytibi.
La percepción de los analistas es que se está concediendo demasiada importancia al papel real que juega Podemos en el nuevo gobierno de España. “Se magnifica su papel, no tiene tanta influencia en materia exterior. Al llegar al poder en alianza con otro partido que tiene más votos, como es el PSOE, ha asumido que debe respetar sus decisiones, le guste o no. Y por el momento no se ha desmarcado de esa línea”, sintetiza Fernando Arancón.
El PP, el partido que lidera la oposición, insiste en que el PSOE “se ha rendido ante Podemos” y por eso desprecia a Guaidó al mismo tiempo que recibe a Delcy Rodríguez, una de las 25 personas del régimen de Maduro que tienen prohibidas la entrada a suelo europeo (donde además les han congelado sus activos) por “usurpar los poderes” de la Asamblea Nacional y “perseguir a la oposición” en Venezuela.
El subsecretario de Estado adjunto para las Américas de Estados Unidos, Jon Piechowski, ha pedido explicaciones al gobierno español. Pese al daño que ha generado en el exterior el ‘caso Ábalos’, desde el entorno de la Moncloa respaldan la actuación del ministro, al considerar Pedro Sánchez que su responsable de Transportes (a quien fuentes próximas al gobierno consideran “el fontanero de confianza” del presidente, el encargado de lavar los trapos sucios) “puso todos los esfuerzos para evitar una crisis diplomática y logró evitarla”.
La incógnita por el momento son las consecuencias que tendrá el incidente. Desde la Unión Europea se han lavado las manos, pues consideran que esta es una cuestión interna de España. Hacia la segunda semana de febrero Ábalos podría comparecer ante el Congreso español para dar explicaciones a la oposición, que le ha denunciado ante la Fiscalía por unos presuntos delitos de “prevaricación omisiva” y “desobediencia”.
Mientras tanto, la sombra de la crisis venezolana seguirá sobrevolando la política interna en España, especialmente con un gobierno progresista sin mayorías que se enfrenta a una oposición de las más duras que se recuerda en la historia democrática del país.
José Fajardo
desde Madrid, España
Infobae
Una escena propia de una película de espías ha provocado la primera crisis importante del nuevo gobierno en España. La relación con Venezuela ha irrumpido en la agenda tras el encuentro durante la madrugada del lunes 20 de enero en el aeropuerto de Madrid entre el ministro socialista de Transportes, José Luis Ábalos, y la número dos del régimen de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, quien tiene prohibida la entrada en la Unión Europea desde 2018.
Las consecuencias del bautizado ‘caso Ábalos’ todavía son imprevisibles pero, ¿qué dice este incidente de los juegos de poder entre bambalinas entre el PSOE y su aliado de izquierdas Unidas Podemos?
“El gobierno español ha proyectado una imagen de caos y confusión, ha sido víctima de sus propias contradicciones. Es evidente que PSOE y Podemos tienen posiciones dispares respecto a Venezuela pero es necesario que el ejecutivo adopte a partir de ahora una línea coherente. Estos bandazos deterioran la cohesión entre sus socios europeos y complican su relación con países como Estados Unidos”, explica a Infobae Juan Tovar, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Burgos.
Hay un cúmulo de coincidencias por las que la prensa española ha hablado de este caso como “una tormenta perfecta”. Por un lado, la coincidencia de la inesperada parada de Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Madrid (el destino de su avión era Turquía) con la visita a la capital española de Juan Guaidó. Por otro, la relación en el pasado entre Podemos y el régimen chavista en Venezuela. A ello se suman los más de 300.000 venezolanos que se estima (a falta de datos oficiales) que viven en España tras las oleadas migratorias de los últimos años por la crisis en su país.
Fue el gobernante español Pedro Sánchez quien lideró a principios de 2019 el reconocimiento en la Unión Europea de Guaidó como “presidente encargado de convocar elecciones en Venezuela”. Por eso la oposición, que ha exigido la dimisión del ministro Ábalos y su comparecencia ante el Congreso para explicar lo que ocurrió en el encuentro con Delcy Rodríguez, no comprende por qué Guaidó fue recibido en Madrid por la ministra de Exteriores y no por el propio Sánchez, como le corresponde a un jefe de Estado.
Lo paradójico es que las críticas no sólo han llegado desde la oposición, liderada por los partidos conservadores PP y Ciudadanos y la ultra derecha de VOX, sino que ha escenificado la división de voces dentro del PSOE. Dos figuras con peso en el partido, como los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, han criticado y aplaudido (respectivamente) la actuación de Pedro Sánchez.
“La sorpresa es que Podemos no ha sido la causa de esta crisis. Ellos prefieren no tocar el tema de Venezuela, son conscientes de que les trae más problemas que ventajas por sus vínculos ideológicos en el pasado con el chavismo. El problema viene por la falta de coordinación entre el presidente socialista y sus socios europeos”, dice a Infobae el sociólogo Jorge Galindo, editor de Politikon.
Según su opinión, el desplante de Pedro Sánchez a Guaidó no es tanto una concesión a sus socios de Podemos en el gobierno sino que simboliza “la pérdida de influencia” del líder venezolano en los últimos meses. “Se ha convertido en una figura incómoda. La realidad es que no ha logrado su principal objetivo, que era convocar unas elecciones libres. Hoy Maduro es más fuerte que hace un año”.
En esa misma línea, Fernando Arancón, responsable del grupo de análisis internacional ‘El Orden Mundial’, cree que España “se precipitó” al liderar hace un año el apoyo a Guaidó y ahora está pagando ese error de cálculo. “No valoró su capacidad real para convertirse en el nuevo gobernante de Venezuela”, opina para Infobae.
Cree que el incidente en el aeropuerto de Madrid y las confusas explicaciones a los medios por parte del gobierno socialista se deben “a la ausencia” de una línea clara en la política exterior española, “un problema” que arrastra desde hace varios años y que ha sido agravado por la inestabilidad política reciente por la falta de gobierno y tensiones internas como la amenaza independentista en Cataluña.
“El incidente no hubiera tenido nada de especial si no fuera por el modo de explicarlo. A veces es más sencillo decir la verdad desde un principio (o pensar qué decir) que no dar una excusa que luego puede no tener pies ni cabeza. De ahí viene la crítica y el escándalo, más que del encuentro en sí. En política, la comunicación lo es todo. Pero en comunicación de crisis, aún más”, dice a Infobae el politólogo Xavier Peytibi, autor del libro ‘Las campañas conectadas’.
El vínculo de Podemos con Venezuela
“Venezuela es un arma arrojadiza desde que apareció Podemos en 2014”. Es una frase que repiten todas las voces consultadas. La relación con Venezuela no es tanto una cuestión de política exterior como una polémica interna que polariza al votante en España. La derecha española tilda al nuevo gobierno de “comunista” y vincula a Podemos con la crisis venezolana.
El núcleo duro de Podemos mantuvo vínculos estrechos con el régimen de Hugo Chávez, incluso se movió en la órbita del populismo de izquierdas en América Latina liderado por Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. “Tomaron de ellos ese discurso de las élites contra el pueblo, de la casta contra el obrero. Un armazón ideológico para ganar el apoyo de las masas y asaltar el poder”, explica Jorge Galindo.
La posición de Podemos comenzó a cambiar cuando murió Hugo Chávez en 2013 y, especialmente, cuando se desplomó el precio de las materias primas. “El aparato chavista se sostenía gracias a los ingresos por el petróleo, cuando estalló la inflación la economía se hizo insostenible”, dice Galindo, para quien la posición actual de PSOE y su socio de izquierdas respecto a Venezuela no es tan lejana.
“En las filas del PSOE actual no hay una sola persona que no sea crítica respecto a Venezuela, están en la misma línea de la socialdemocracia tradicional en Europa. Y de igual forma, la postura de Podemos no puede ser favorable públicamente, prefieren no hablar de ello. Hace tiempo que denuncian la crisis humanitaria en el país aunque quizá en privado sigan pensando que, pese al desastre, peor sería si las elites que antes mandaban siguieran en el poder”.
“Podemos ha suavizado su posición ante Venezuela, otra cosa es que acepten a Guaidó como la solución a esa crisis. El cambio del PSOE no es algo extraño, en muchos países que reconocieron a Guaidó ven que no se ha avanzado y que solo con el reconocimiento no se ha logrado nada políticamente”, argumenta Peytibi.
La percepción de los analistas es que se está concediendo demasiada importancia al papel real que juega Podemos en el nuevo gobierno de España. “Se magnifica su papel, no tiene tanta influencia en materia exterior. Al llegar al poder en alianza con otro partido que tiene más votos, como es el PSOE, ha asumido que debe respetar sus decisiones, le guste o no. Y por el momento no se ha desmarcado de esa línea”, sintetiza Fernando Arancón.
El PP, el partido que lidera la oposición, insiste en que el PSOE “se ha rendido ante Podemos” y por eso desprecia a Guaidó al mismo tiempo que recibe a Delcy Rodríguez, una de las 25 personas del régimen de Maduro que tienen prohibidas la entrada a suelo europeo (donde además les han congelado sus activos) por “usurpar los poderes” de la Asamblea Nacional y “perseguir a la oposición” en Venezuela.
El subsecretario de Estado adjunto para las Américas de Estados Unidos, Jon Piechowski, ha pedido explicaciones al gobierno español. Pese al daño que ha generado en el exterior el ‘caso Ábalos’, desde el entorno de la Moncloa respaldan la actuación del ministro, al considerar Pedro Sánchez que su responsable de Transportes (a quien fuentes próximas al gobierno consideran “el fontanero de confianza” del presidente, el encargado de lavar los trapos sucios) “puso todos los esfuerzos para evitar una crisis diplomática y logró evitarla”.
La incógnita por el momento son las consecuencias que tendrá el incidente. Desde la Unión Europea se han lavado las manos, pues consideran que esta es una cuestión interna de España. Hacia la segunda semana de febrero Ábalos podría comparecer ante el Congreso español para dar explicaciones a la oposición, que le ha denunciado ante la Fiscalía por unos presuntos delitos de “prevaricación omisiva” y “desobediencia”.
Mientras tanto, la sombra de la crisis venezolana seguirá sobrevolando la política interna en España, especialmente con un gobierno progresista sin mayorías que se enfrenta a una oposición de las más duras que se recuerda en la historia democrática del país.