River puntero: una delicia de 10

El equipo de Gallardo ganó un partido tremendo con un gol de Borré, una obra de arte de Scocco y uno menos desde los 13. Así, es un señor líder y le lleva tres puntos a Boca.

Olé
Diez puntos. No es la diferencia que lleva River en la cima de la tabla: es la calificación que defiende en cada partido desde hace años a nivel internacional y desde hace meses en el país. Por eso, hasta puede faltarle un jugador para borrar a los rivales y dar una lección de fútbol como la que dieron Suárez y Scocco. Este River 2020 es un equipo diez hasta con diez hombres.


Como si hubiera sufrido un terremoto. A los cráteres en el campo de juego del Monumental se sumó el sismo que generó la absurda roja de Paulo Díaz que dejó al equipo con un hombre menos cuando, además, la sensación térmica era de 37 grados y Central Córdoba está acostumbrado al calor de Santiago… Pero esta máquina del Muñeco Gallardo (igual que el Máquina Borré) no disminuye la marcha ante ninguna adversidad y menos ahora que está en la punta del torneo con una valiosa ventaja.

El shock por la amateur expulsión del chileno (por una patada sin pelota a Gervasio Núñez) duró poco más de diez minutos. Napoleón recalculó naturalmente el sistema inicial (mutó el 3-3-2-2 a un 4-3-2) con el retraso de Montiel y Casco a los laterales, Enzo Pérez durmió la pelota para quitarle ritmo al juego y respirar, Rojas ganó metros con anticipos y salida veloz, Nacho Fernández tomó confianza con un par de jugadores (uno terminó en el posible penal de Salomón a Suárez que Pitana no vio), De la Cruz se despertó y los aviones de adelante anduvieron con las turbinas a full.

Con el protagonismo y la posesión recuperada, River volvió a ser el dueño de la pelota y, así, la jerarquía de Suárez se complementó con el cerebro de Nacho, la desfachatez del charrúa moreno y la contundencia del goleador de la Superliga, el terrible Rafa Borré.

En el segundo tiempo tampoco se notó la inferioridad numérica de River. Es más, el Oreja se mandó una vaselina de zurda a lo Francescoli que devolvió el travesaño y metió un derechazo a los palos, De La Cruz tiró a la Centenario alta un centro-gol de Montiel y Borré se fue quedando sin nafta.

Ni siquiera con el impulso de arremetida final los muchachos del Sapito Coleoni estuvieron cerca del empate. Porque el líder jugó un partido de diez. De diez como el golazo monumental de Scocco. A lo Maradona. O Messi. O los dos juntos.

Este River modelo 2020 es una máquina total de fútbol. Con cinco, cuatro o tres defensores. Con Pinola como capitán o en el banco. Con Enzo jugando a un toque y por momentos al trotecito. Con Nacho Fernández jugando cuando él quiere, el charrúa dando varios ratos de changüí y Suárez regalando lujos de crack. Ah, sí, y con Scocco eludiendo rivales como si anduviera desnudo en el patio de su casa.

River mantiene la diferencia en la cima de la tabla y ya choca los cinco para encarar con este mismo nivel el tramo final de la Superliga, los últimos cinco partidos. La experiencia, el oficio de campeón y su voracidad competitiva potencian la chapa de candidato. Pero lo que más ilusiona a los hinchas es el nivel futbolístico premium del equipo, sólo manchado por la macana inexplicable de Paulo Díaz que muy probablemente le cueste el puesto.

El banco del Muñeco puede parecer incluso una gastada para los adversarios. Porque sale Enzo y entra Ponzio, sale Borré y entra Scocco mientras Pratto y Juanfer Quintero se quedan con las ganas. Es claramente el mejor equipo de Argentina aunque todavía necesite ratificarlo con el primer título de liga de la gloriosa era del Muñeco. Igual, cualquiera sea el final de este campeonato, este River ya dejó una marca indeleble. De diez, para mantenerse a tres de Boca en este mano a mano que surge como definición de la Superliga.

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