Pitos contra el sistema
Parte del Camp Nou silbó el pase atrás y el inicio de la jugada desde el portero por primera vez en lo que va de siglo.
Santi Giménez
As
Muchos de los socios más veteranos del Camp Nou recuerdan cómo el estadio estallaba en una sonora pitada cuando a principio de la década de los 90 del siglo pasado, José Mari Bakero ejecutaba el pase atrás. El atacante navarro únicamente expresaba sobre el campo la filosofía que trataba de implantar Johan Cruyff, un juego de posición en el que el balón estaba circulaba buscando los puntos débiles de la defensa rival y que, si no se encontraban, se volvía a comenzar. De ahí el pase atrás.
Esta costumbre parecía absolutamente asimilada en el Barcelona. Ese público que al principio no lo entendía y lo silbaba, llegó a aplaudir los pases hacia atrás en el ejercicio de la conservación del balón. La filosofía Cruyff había reeducado al público, que disfrutaba de las largas posesiones y de un estilo de juego que con sus modificaciones a lo largo de los años y de los entrenadores le proporcionó al Barça su mejor racha de éxitos de la historia.
Todo esa historia amenazó con romperse el sábado en el Camp Nou cuando una parte del Camp Nou empezó a silbar los pases atrás en defensa y el inicio de la jugada por parte de Ter Stegen, que dio 69 pases, el récord de un portero en LaLiga desde que se contabilizan.
Quique Setién explicó en la sala de prensa que él entendía que esos pitos eran "síntomas del nerviosismo por el resultado y el curso el partido, a veces hasta yo también me pongo nervioso. Es nuestra señal de identidad y tratamos de controlar el juego desde atrás, el riesgo es alto, pero el beneficio también. Lo seguiremos haciendo".
Otra explicación, es que los pitos vayan más allá del juego y que sean el resultado de una situación en torno al club que empieza a tener un poco hartos a los socios, pero eso ya sólo se verá con el paso del tiempo.
Santi Giménez
As
Muchos de los socios más veteranos del Camp Nou recuerdan cómo el estadio estallaba en una sonora pitada cuando a principio de la década de los 90 del siglo pasado, José Mari Bakero ejecutaba el pase atrás. El atacante navarro únicamente expresaba sobre el campo la filosofía que trataba de implantar Johan Cruyff, un juego de posición en el que el balón estaba circulaba buscando los puntos débiles de la defensa rival y que, si no se encontraban, se volvía a comenzar. De ahí el pase atrás.
Esta costumbre parecía absolutamente asimilada en el Barcelona. Ese público que al principio no lo entendía y lo silbaba, llegó a aplaudir los pases hacia atrás en el ejercicio de la conservación del balón. La filosofía Cruyff había reeducado al público, que disfrutaba de las largas posesiones y de un estilo de juego que con sus modificaciones a lo largo de los años y de los entrenadores le proporcionó al Barça su mejor racha de éxitos de la historia.
Todo esa historia amenazó con romperse el sábado en el Camp Nou cuando una parte del Camp Nou empezó a silbar los pases atrás en defensa y el inicio de la jugada por parte de Ter Stegen, que dio 69 pases, el récord de un portero en LaLiga desde que se contabilizan.
Quique Setién explicó en la sala de prensa que él entendía que esos pitos eran "síntomas del nerviosismo por el resultado y el curso el partido, a veces hasta yo también me pongo nervioso. Es nuestra señal de identidad y tratamos de controlar el juego desde atrás, el riesgo es alto, pero el beneficio también. Lo seguiremos haciendo".
Otra explicación, es que los pitos vayan más allá del juego y que sean el resultado de una situación en torno al club que empieza a tener un poco hartos a los socios, pero eso ya sólo se verá con el paso del tiempo.