Messi, el salvavidas
Según expone Míster Chip, el Barcelona empata (42,25%) más que gana (33,8%) en Champions cuando el argentino no marca. Con sus goles, 84,28% de triunfos.
Jonás Pérez
As
El Barcelona reaccionó a tiempo para sacar un brillante resultado en San Paolo de cara a la vuelta. Así, el Nápoles se ve obligado a marcar en el Camp Nou y, al menos, sacar un empate. No obstante, las sensaciones del equipo de Setién no fueron positivas y no se logró el objetivo de conseguir el triunfo que dejara la clasificación a cuartos de final prácticamente encarrilada. Una vez más en Europa, el Barça se quedó a las puertas de la victoria y Leo Messi se fue a casa con las manos vacías.
Y es que si la dependencia del Barcelona sobre la lucidez del argentino es visible en el día a día, en Europa va a más. Messi cumplió ayer 141 partidos en la máxima competición continental y Míster Chip, a través de su cuenta de Twitter, ha revelado el enorme contraste que existe cuando el astro celebra un gol. De hecho, el equipo, cuando el '10' no está a su mejor nivel, empata más que gana, un dato preocupante para un aspirante a levantar en la víspera veraniega la Liga de Campeones.
De los 141 encuentros, Messi ha marcado en 70 y no lo ha hecho en 71. Cuando festeja, el equipo gana el 84,28% de los partidos (59), empata el 11,4% (8) y solo pierde el 4,2% (3). Cifras, desde luego, propias de un equipo campeón. El contraste es evidente si el argentino no ve portería. De 71 partidos, el Barcelona solo ha salido victorioso en 24 (33,8%), ha empatado ¡30! (42,25%) y ha caído en 17 (23,94%). Ante el Nápoles, no se vio al mejor Leo y la estadística se volvió a cumplir, cerrando el marcador en tablas.
Messi, tal y como ha demostrado en numerosas ocasiones, es mucho más que un hombre gol. Así se observa en las estadísticas de LaLiga Santander donde es el asistente más destacado con 12 entregas a sus compañeros. A pesar de todo ello, en Champions muchas veces los aficionados le han achacado no responder a la hora de la verdad. Ayer no fue el caso, aunque cayera en la trampa napolitana. El '10' bailó con la pelota en los pies y desató el miedo de la grada cada vez que tocaba la pelota.
"Está más solo que la una. Hizo la guerra por su cuenta, aunque no siempre le salió bien. Al argentino se le vio agobiado, tanto por la telaraña defensiva del Nápoles, como por la poca eficacia de sus compañeros. No pudo brillar en casa de Maradona, pero era el único en el campo que era capaz de silenciar San Paolo él solito", definió Javier Miguel el partido de Messi en la ida de los octavos de final. Sin embargo, no llegó el gol y, cuando eso pasa, el Barcelona rememora sus peores pesadillas.
Debacles sin el mejor Leo
Por mucho que pase el tiempo, en cada conferencia de prensa del Barcelona previa a un encuentro de Champions sobrevuelan los fantasmas de dos eliminaciones que pasarán, negativamente, a los libros de historia del club. La última se produjo en Anfield, con una goleada (4-0), que sirvió para remontar el 3-0 de la ida. Messi hizo dos en la ida, pero en la vuelta se fue de vacío. Un año antes, en cuartos de final, la Roma dio la machada gracias a un tanto de cabeza de Manolas. El 3-0 sacó los colores del Barça, que volvió a acusar la falta de gol de Messi.
Así pues, el equipo vive, en parte, gracias al incansable fútbol de su estrella y, cuando este no aparece, las dudas invaden el césped. Slavia de Praga, Dortmund, Lyon, Tottenham... Son numerosos los ejemplos en los que el atacante no marcó y el equipo se fue con una sensación agridulce. En Nápoles, el Barcelona se llevó un gran resultado, sensaciones agridulces y una nueva demostración de que Messi vale su peso en oro.
Jonás Pérez
As
El Barcelona reaccionó a tiempo para sacar un brillante resultado en San Paolo de cara a la vuelta. Así, el Nápoles se ve obligado a marcar en el Camp Nou y, al menos, sacar un empate. No obstante, las sensaciones del equipo de Setién no fueron positivas y no se logró el objetivo de conseguir el triunfo que dejara la clasificación a cuartos de final prácticamente encarrilada. Una vez más en Europa, el Barça se quedó a las puertas de la victoria y Leo Messi se fue a casa con las manos vacías.
Y es que si la dependencia del Barcelona sobre la lucidez del argentino es visible en el día a día, en Europa va a más. Messi cumplió ayer 141 partidos en la máxima competición continental y Míster Chip, a través de su cuenta de Twitter, ha revelado el enorme contraste que existe cuando el astro celebra un gol. De hecho, el equipo, cuando el '10' no está a su mejor nivel, empata más que gana, un dato preocupante para un aspirante a levantar en la víspera veraniega la Liga de Campeones.
De los 141 encuentros, Messi ha marcado en 70 y no lo ha hecho en 71. Cuando festeja, el equipo gana el 84,28% de los partidos (59), empata el 11,4% (8) y solo pierde el 4,2% (3). Cifras, desde luego, propias de un equipo campeón. El contraste es evidente si el argentino no ve portería. De 71 partidos, el Barcelona solo ha salido victorioso en 24 (33,8%), ha empatado ¡30! (42,25%) y ha caído en 17 (23,94%). Ante el Nápoles, no se vio al mejor Leo y la estadística se volvió a cumplir, cerrando el marcador en tablas.
Messi, tal y como ha demostrado en numerosas ocasiones, es mucho más que un hombre gol. Así se observa en las estadísticas de LaLiga Santander donde es el asistente más destacado con 12 entregas a sus compañeros. A pesar de todo ello, en Champions muchas veces los aficionados le han achacado no responder a la hora de la verdad. Ayer no fue el caso, aunque cayera en la trampa napolitana. El '10' bailó con la pelota en los pies y desató el miedo de la grada cada vez que tocaba la pelota.
"Está más solo que la una. Hizo la guerra por su cuenta, aunque no siempre le salió bien. Al argentino se le vio agobiado, tanto por la telaraña defensiva del Nápoles, como por la poca eficacia de sus compañeros. No pudo brillar en casa de Maradona, pero era el único en el campo que era capaz de silenciar San Paolo él solito", definió Javier Miguel el partido de Messi en la ida de los octavos de final. Sin embargo, no llegó el gol y, cuando eso pasa, el Barcelona rememora sus peores pesadillas.
Debacles sin el mejor Leo
Por mucho que pase el tiempo, en cada conferencia de prensa del Barcelona previa a un encuentro de Champions sobrevuelan los fantasmas de dos eliminaciones que pasarán, negativamente, a los libros de historia del club. La última se produjo en Anfield, con una goleada (4-0), que sirvió para remontar el 3-0 de la ida. Messi hizo dos en la ida, pero en la vuelta se fue de vacío. Un año antes, en cuartos de final, la Roma dio la machada gracias a un tanto de cabeza de Manolas. El 3-0 sacó los colores del Barça, que volvió a acusar la falta de gol de Messi.
Así pues, el equipo vive, en parte, gracias al incansable fútbol de su estrella y, cuando este no aparece, las dudas invaden el césped. Slavia de Praga, Dortmund, Lyon, Tottenham... Son numerosos los ejemplos en los que el atacante no marcó y el equipo se fue con una sensación agridulce. En Nápoles, el Barcelona se llevó un gran resultado, sensaciones agridulces y una nueva demostración de que Messi vale su peso en oro.