Los vicios pasados del Madrid
Madrid, AS
El propósito de enmienda del Madrid esta temporada miraba al aspecto defensivo, pero algo se ha roto en este último mes. El Celta, un equipo con enormes jugadores, castigó su flojera, que parecía olvidada hasta el tremendo paso de la Real Sociedad por el Bernabéu. No le importó anudarse de principio a su portería, una postura que no se corresponde con el perfil de futbolistas que posee, aunque entendible por sus apuros clasificatorios. Siempre supo qué hacer en ataque, picando Aspas a la espalda de Kroos y Valverde y con Rafinha como enlace natural en la medular. Desde las transiciones, hiladas a través de su buen pie, rascó a un Madrid desacomodado en el balance e incapaz de sellar las grietas entre líneas. Fue un equipo largo y protagonista de desajustes en la zaga, mal parada casi todo el encuentro.
Los cambios de Óscar mejoraron al Celta cuando parecía todo perdido y se arraigaron en la valentía y control al mismo tiempo. La entrada de Denis dio juego; la de Santi Mina aportó verticalidad. Rafinha y Aspas se juntaron y el Madrid regaló espacio y balón. A Zidane le pudo esta vez el nervio conservador y no se percató de que el triunfo que acariciaban estaba en la gestión de la posesión. Aunque en positivo puede rescatar la generación ofensiva en la banda izquierda, con Hazard y Benzema como estiletes y el lateral compensando el posicionamiento de ambos, el Madrid se fue con un pinchazo que acerca al Barcelona y acentúa las dudas ante lo que se avecina.
Una jugada con futuro
El propósito de enmienda del Madrid esta temporada miraba al aspecto defensivo, pero algo se ha roto en este último mes. El Celta, un equipo con enormes jugadores, castigó su flojera, que parecía olvidada hasta el tremendo paso de la Real Sociedad por el Bernabéu. No le importó anudarse de principio a su portería, una postura que no se corresponde con el perfil de futbolistas que posee, aunque entendible por sus apuros clasificatorios. Siempre supo qué hacer en ataque, picando Aspas a la espalda de Kroos y Valverde y con Rafinha como enlace natural en la medular. Desde las transiciones, hiladas a través de su buen pie, rascó a un Madrid desacomodado en el balance e incapaz de sellar las grietas entre líneas. Fue un equipo largo y protagonista de desajustes en la zaga, mal parada casi todo el encuentro.
Los cambios de Óscar mejoraron al Celta cuando parecía todo perdido y se arraigaron en la valentía y control al mismo tiempo. La entrada de Denis dio juego; la de Santi Mina aportó verticalidad. Rafinha y Aspas se juntaron y el Madrid regaló espacio y balón. A Zidane le pudo esta vez el nervio conservador y no se percató de que el triunfo que acariciaban estaba en la gestión de la posesión. Aunque en positivo puede rescatar la generación ofensiva en la banda izquierda, con Hazard y Benzema como estiletes y el lateral compensando el posicionamiento de ambos, el Madrid se fue con un pinchazo que acerca al Barcelona y acentúa las dudas ante lo que se avecina.
Una jugada con futuro
Hazard recupera el balón y busca a Benzema, abierto en el pico del área. Marcelo dobla por fuera y encuentra el centro atrás para Kroos. La génesis del 1-1.