Las claves de la selección argentina sub 23 de Fernando Batista

Mostrando una superioridad notable, analizamos las claves del juego argentino. El técnico ha dado con un once de garantías y suplentes que siempre han rendido.

Jorge Castro
As
Lo conseguido por la selección argentina en este Preolímpico de Colombia no es casualidad. Se trata de los frutos de un trabajo bien hecho que arrancó a finales de 2019, con la llegada de Fernando Batista. El técnico tenía la labor de armar un equipo competitivo aprovechando el talento de una gran generación.


En el Sudamericano Sub-20 se puso la primera piedra, y se fue armando la casa con el Mundial, el torneo de L'Alcudia y los continuos stages realizados a lo largo de 2019. Esta es la primera y más importante clave para conseguir resultados. Batista no solo armó un equipo, también un grupo de amigos. Han entrado y salido futbolistas pero ha reinado el buen ambiente y la ambición por conseguir el objetivo.

Para el Preolímpico, el asunto se puso difícil. A pesar del interés por acudir a Colombia, los equipos se mostraron contrarios ya que no querían perderles para el comienzo del año. Ninguno de los jugadores europeos ha podido ser convocado, y Batista tuvo que tirar casi en la totalidad de la lista del fútbol local. No sé notó. Argentina lució un fútbol fiable y fue superior a todos sus rivales.
Equipo junto y aprovechar las individualidades

La principal virtud del equipo argentino durante este torneo ha sido la capacidad de mantener el orden táctico. Las líneas siempre juntas, dejando poco espacio a la creatividad rival. Era muy difícil ver a la albiceleste romperse o entrar en un juego de ida y vuelta. Incluso era capaz de iniciar la presión en campo rival o de hacer un repliegue intensivo. Esto le dio fiabilidad defensiva y confianza en ataque.

El mediocampo ha sido el termómetro del equipo. Si eran capaces de controlar el juego desde la mitad de la cancha, el equipo conseguía imponerse. Lo pasaba mal cuando los rivales eran capaces de evitar la conexión de la defensa con Fausto Vera, Nicolás Capaldo y Alexis Macallister. Los tres han formado una sociedad perfecta. El de Argentinos Juniors aportaba equilibrio, el de Boca, recorrido y llegada, y el del Brighton, la magia entre líneas.

Sin dejar de ser cierto que la fuerza de este equipo estaba en la táctica, lo que ha marcado la diferencia han sido las individualidades. Batista preparaba la ofensiva con la idea de darle espacios a los futbolistas de más talento. Era consciente de lo útil que era Adolfo Gaich en ataque para fijar a los centrales 'pegándose' con ellos y tirando desmarques de forma continua. Esto abría espacios delante de la defensa y propiciaba acciones de uno contra uno en banda. Entonces, aparecían Alexis, Urzi y Álvarez para darle al equipo la eficacia y claridad ofensiva necesaria.
Balón parado y revulsivos de garantías

Otro aspecto importante ha sido el control de los jugadas a pelota parada. En ataque, siete de los goles conseguidos en el torneo han nacido de faltas, córners o penaltis. Pero lo más sorprendente es en defensa: solo ha concedido un gol y ha sido de penalti ante Venezuela. El equipo se ha mostrado muy fiable en todos los balones aéreos, teniendo en cuenta que en estas categorías es habitual ver errores en este tipo de jugadas.

Por último, cabe destacar la importancia de los hombres de banquillo. Batista tenía un once bien marcado, pero ha encontrado recambios de garantías cuando más lo necesitaba. Matías Zaracho ha sido el jugador número doce, pero otros como Belmonte o Castellanos han rendido a buen nivel cuando han tenido minutos. Los pibes que menos han jugado demostraron goleando a Venezuela que tenían la categoría para ser titulares.

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