La vieja conducta de perder oportunidades
George Chaya
Infobae
Las conversaciones y el rechazo a la propuesta de paz ofrecida por Donald Trump a Israel y la dirigencia palestina terminan, una vez mas, con el largo sueño del pueblo palestino.
Con su rechazo rotundo cualquier posibilidad de dialogo. Las reacciones dirigenciales tanto de grupo terrorista Hamas como de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) al llamado “acuerdo del siglo”, no expresan nada nuevo ni diferente a sus conocidas posiciones a través de los años años.
Los israelíes sostienen que “el plan es un gran paso, aunque hay que ver en profundidad sus detalles”. Los palestinos repiten su antigua postura y en este caso la reducen a “rechazar el plan porque es un intento por salvar a Benjamin Netanyahu de la amenaza de prisión que enfrenta”.
Lo cierto es que ha pasado mucho tiempo desde los últimos proyectos de paz. De hecho, el mundo no deja de girar; los regímenes se han derrumbado, varios gobernantes como Muammar Khaddafi y Saddam Hussein ya no están, y las generaciones, las ideas y las fronteras han cambiado, Siria ha sido destruida y Libano e Irak se encuentran de cara a nuevas guerras civiles que amenazan sus existencias como estados. Aun así, la dirigencia palestina continua diciendo “no”.
El valor estratégico del petróleo de la región está disminuyendo y ha perdido la mitad de su valor y fortaleza. Sin embargo, la vieja generación de líderes no es consciente del peligro de los dramáticos cambios que se avecinan en todos los niveles. No importa cuántas críticas se hagan, algunas de las cuales son correctas.
Lo concreto es los anteriores acuerdos de paz sirvieron parcialmente al interés palestino. De alguna manera, Oslo otorgó a los palestinos una legitimidad internacional y una entidad administrativa sobre el terreno después de ser una organización violenta exiliada en Túnez. El acuerdo permitió el regreso de más de 150.000 palestinos a su tierra. Por otro lado. Sin embargo, a través de algunas facciones palestinas leales, Irán logro frustrar todos los intentos de negociación del pasado mediante bombardeos, sospechas, propagación del caos e incluso cuestionando la legitimidad del difunto presidente Yasser Arafat, y a su muerte, todos los intentos serios o no de negociación se detuvieron.
Los únicos perdedores de sabotear los proyectos de paz han sido siempre los propios dirigentes palestinos, no los iraníes o los israelíes; a pesar que los primeros han sido funcionales a los segundos, aunque los devotos de Teherán no lo reconocerán jamas.
El pretexto para negarse a negociar es que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se posiciona del lado de Israel, pero el hecho es que todos sus predecesores también fueron culpados de estar del lado de Israel.
Si revisamos las decisiones pasadas de Trump sobre Israel, vemos que trasladar la Embajada de los Estados Unidos a Jerusalén no significa un desconocimiento o violación del derecho internacional. Además, a pesar del anuncio de que los Altos del Golán son parte de Israel, los mapas de la ONU continúan sindicándolos -a efectos del derecho internacional- como territorio sirio ocupado, lo cual debería tranquilizar a los dirigentes palestinos.
Lo cierto es que más peligroso que las acciones de Trump es la retirada palestina de cualquier mesa de dialogo, ello ratifica su historia de manifestar rutinariamente sus “No” de antemano, y tambien la posicion de sus líderes de sentarse a esperar que ocurra un milagro.
En concreto, ha sido el presidente palestino Mahmmud Abbas quien se opuso antes de que el plan sea anunciado negándose a dar batalla por las nuevas negociaciones. Abbas es el líder más antiguo, aunque no el mas racional, pero a su favor hay que reconocer que sin él, pudo haber habido un mayor caos en el poder palestino desde el fallecimiento de "Abu Ammar (Yasser Arafat)" hace 16 años.
El más grande error de la dirigencia palestina es pensar que si acepta la invitación de Trump a dialogar el gesto equivaldría a que la ANP se colocaría en una posicion de completa sumisión. Lo cual, por supuesto no es así.
Lo que se esperaba de los dirigentes palestinos, incluso dentro de su pueblo, era que se sentaran a hablar mostrando buena voluntad ya que nadie impondrá una solución que los palestinos no quieran. Esto es lo que hacen los israelíes, a pesar de estar dispuestos a negociar sobre el statu quo.
Contrario sensu, los palestinos han elegido perder todo antes de ganar algo al sentarse antes a negociar. Infortunadamente su dirigencia no entiende que tratar positivamente con Trump, quien puede ser reelecto presidente en noviembre, puede ser beneficioso para ellos ya que podrían aprovechar el enorme poder del mandatario estadounidense en su favor, o al menos usarlo para minimizar cualquier perdida en futuras negociaciones en las que consideren que puedan ser adversas a ellos.
Infobae
Las conversaciones y el rechazo a la propuesta de paz ofrecida por Donald Trump a Israel y la dirigencia palestina terminan, una vez mas, con el largo sueño del pueblo palestino.
Con su rechazo rotundo cualquier posibilidad de dialogo. Las reacciones dirigenciales tanto de grupo terrorista Hamas como de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) al llamado “acuerdo del siglo”, no expresan nada nuevo ni diferente a sus conocidas posiciones a través de los años años.
Los israelíes sostienen que “el plan es un gran paso, aunque hay que ver en profundidad sus detalles”. Los palestinos repiten su antigua postura y en este caso la reducen a “rechazar el plan porque es un intento por salvar a Benjamin Netanyahu de la amenaza de prisión que enfrenta”.
Lo cierto es que ha pasado mucho tiempo desde los últimos proyectos de paz. De hecho, el mundo no deja de girar; los regímenes se han derrumbado, varios gobernantes como Muammar Khaddafi y Saddam Hussein ya no están, y las generaciones, las ideas y las fronteras han cambiado, Siria ha sido destruida y Libano e Irak se encuentran de cara a nuevas guerras civiles que amenazan sus existencias como estados. Aun así, la dirigencia palestina continua diciendo “no”.
El valor estratégico del petróleo de la región está disminuyendo y ha perdido la mitad de su valor y fortaleza. Sin embargo, la vieja generación de líderes no es consciente del peligro de los dramáticos cambios que se avecinan en todos los niveles. No importa cuántas críticas se hagan, algunas de las cuales son correctas.
Lo concreto es los anteriores acuerdos de paz sirvieron parcialmente al interés palestino. De alguna manera, Oslo otorgó a los palestinos una legitimidad internacional y una entidad administrativa sobre el terreno después de ser una organización violenta exiliada en Túnez. El acuerdo permitió el regreso de más de 150.000 palestinos a su tierra. Por otro lado. Sin embargo, a través de algunas facciones palestinas leales, Irán logro frustrar todos los intentos de negociación del pasado mediante bombardeos, sospechas, propagación del caos e incluso cuestionando la legitimidad del difunto presidente Yasser Arafat, y a su muerte, todos los intentos serios o no de negociación se detuvieron.
Los únicos perdedores de sabotear los proyectos de paz han sido siempre los propios dirigentes palestinos, no los iraníes o los israelíes; a pesar que los primeros han sido funcionales a los segundos, aunque los devotos de Teherán no lo reconocerán jamas.
El pretexto para negarse a negociar es que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se posiciona del lado de Israel, pero el hecho es que todos sus predecesores también fueron culpados de estar del lado de Israel.
Si revisamos las decisiones pasadas de Trump sobre Israel, vemos que trasladar la Embajada de los Estados Unidos a Jerusalén no significa un desconocimiento o violación del derecho internacional. Además, a pesar del anuncio de que los Altos del Golán son parte de Israel, los mapas de la ONU continúan sindicándolos -a efectos del derecho internacional- como territorio sirio ocupado, lo cual debería tranquilizar a los dirigentes palestinos.
Lo cierto es que más peligroso que las acciones de Trump es la retirada palestina de cualquier mesa de dialogo, ello ratifica su historia de manifestar rutinariamente sus “No” de antemano, y tambien la posicion de sus líderes de sentarse a esperar que ocurra un milagro.
En concreto, ha sido el presidente palestino Mahmmud Abbas quien se opuso antes de que el plan sea anunciado negándose a dar batalla por las nuevas negociaciones. Abbas es el líder más antiguo, aunque no el mas racional, pero a su favor hay que reconocer que sin él, pudo haber habido un mayor caos en el poder palestino desde el fallecimiento de "Abu Ammar (Yasser Arafat)" hace 16 años.
El más grande error de la dirigencia palestina es pensar que si acepta la invitación de Trump a dialogar el gesto equivaldría a que la ANP se colocaría en una posicion de completa sumisión. Lo cual, por supuesto no es así.
Lo que se esperaba de los dirigentes palestinos, incluso dentro de su pueblo, era que se sentaran a hablar mostrando buena voluntad ya que nadie impondrá una solución que los palestinos no quieran. Esto es lo que hacen los israelíes, a pesar de estar dispuestos a negociar sobre el statu quo.
Contrario sensu, los palestinos han elegido perder todo antes de ganar algo al sentarse antes a negociar. Infortunadamente su dirigencia no entiende que tratar positivamente con Trump, quien puede ser reelecto presidente en noviembre, puede ser beneficioso para ellos ya que podrían aprovechar el enorme poder del mandatario estadounidense en su favor, o al menos usarlo para minimizar cualquier perdida en futuras negociaciones en las que consideren que puedan ser adversas a ellos.