La (Santa) Fe de Boca

Le hizo ¡cuatro! a Colón después de un primer tiempo súper complicado y sumó los tres puntos que necesitaba para alcanzar a River en la cima de la Superliga, que no tendrá campeón hasta la última fecha. Ahora la ilusión está puesta en Defensa y Justicia...

Nicolás Migliavacca
Olé
Del River casi campeón -porque jugando así no había forma- a este Boca avasallante que tiene hambre de punta, que goleó a Colón a los cachetazos, que le mandó un whatsapp a River con la misma frase que Tevez dijo en la semana. El mensaje es ese: River se va a tener que pelar el culo si quiere ser campeón.


El salto de la sombra a la luz vino con el tiempo. Boca se ahogó en su propia urgencia: la necesidad de ganar lo llevó a salirse del librito de Russo, que salió una, dos, tres y hasta cuatro veces del banco con las palmas hacia bajo pidiendo calma. Colón, con muchas más urgencias porque el descenso le respira en la nuca, le propuso un partido áspero, cerrado y corto: lejos del arco de Burián. Osella rompió con una línea de cinco mediocampistas y le complicó la vida al Xeneize. Primero porque le cerró el circuito de juego que por lo general encabezan Pol Fernández y Tevez y segundo porque le puso un par de estampillas a Villa y Salvio, las dagas que tiene Russo por los extremos.

Por eso Boca casi que en el PT sólo apostó a alguna corrida de Villa -el mejor- y tan mal no le fue, ya que estrelló un remate en un palo cuando se baja el telón de los primeros 45. Pero eso y no mucho más. Le costó porque Tevez volvió a jugar como en el 2019, lejos del arco. Pero muy lejos en serio. Tanto que por momentos terminó al lado de Campuzano. Eso pasó porque la pelota no llegaba. No llegaba limpia, en realidad. Porque los pelotazos de Pol Fernández iban más afuera que adentro, porque Izquierdoz (llegó a la quinta y se pierde el partido con Gimnasia) tampoco fue efectivo con los lanzamientos largos a Soldano, que anduvo más en el piso que otra cosa.

El reto llegó en el entretiempo, pero Russo no se quedó sólo en eso. Adelantó líneas, tiró el equipo unos metros más cerca del área rival, y en la primera que quebró la línea de contención, la embocó. Y justo Pol, el más flojo de la primera parte. Ése es el mejor ejemplo para comparar la jerarquía individual de uno y otro: Boca tuvo dos chances, una dio en el palo y la otra fue gol. El tanto de Fernández obviamente rompió los esquemas. Los del Sabalero, más que nada, que ya no pudo apostar al plan inicial de esperar agazapado en su campo y tuvo que salir. Y cuando salió, la visita aprovechó, ya que con más espacios fue otro el tema para los delanteros.

El equipo después del gol se pareció más al de Russo. O al que quiere Russo, por así decirlo, el que tiene en Villa al Usain Bolt colombiano, que corrió más de medio campo en velocidad y asistió a Salvio, este superhéroe que lleva tres goles seguidos. Tevez otra vez mojó y sigue siendo el goleador del equipo en la Superliga y de Russo. La chilena imposible de Wanchope decoró la noche.

Así y todo, pese al esfuerzo y lo trabajo que fue, Boca sigue en carrera. Hoy no habrá campeón y River tendrá que bancarla. Porque Boca llegó a la Pol position.

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