Ferlaino: "Sólo Messi sería digno de la 10 del Nápol1"
Nápoles, AS
Corrado Ferlaino es el presidente que consiguió hacer realidad los sueños de los napolitanos: en 1984, con una negociación infinita, se llevó a Maradona del Barça y cambió la historia del fútbol. El que fue máximo mandatario de los partenopei durante 30 años, cuenta a AS su deseo: ver a Messi con la camiseta azzurra.
En una ciudad magnifica, a la que amo mucho, con un equipo excepcional y un jugador descomunal que se llama Messi.
Una ciudad que conoció bastante en 1984.
Bueno, yo solo me quedé una noche ahí: llegué, firmé el contrato, y me fui corriendo. Lo demás lo hicieron mis colaboradores. Un camarero me dijo que nos llevábamos a un paquete, a un gordo. Aún lo recuerdo.
¿Cómo nació la negociación para Maradona?
Núñez quería venderle porque Diego tenía un carácter muy distinto al de los catalanes. Era un talento maravilloso, pero indisciplinado.
Hubo un momento en el que cambió de idea...
Sí, pero en cuanto hizo así nos lanzamos a por jugadores del Madrid. Para evitar que se enriqueciese su rival, ya volvió a negociar.
¿Este Nápoli puede ganar al Barça?
No existen equipos imbatibles, y los azzurri tienen más motivaciones en este tipo de partidos. Veremos".
Por fin llega Messi a Fuorigrotta. La gran pregunta: ¿es mejor que Maradona?
Es difícil comparar épocas tan distintas. Eso sí, Diego ganó en España y fue leyenda en Nápoli y con Argentina. A Leo le falta algún triunfo con la selección, o en otro sitio...
¿Sabe que en este verano puede marcharse gratis?
Eso debe decírselo al presidente del Nápoli, no a mí.
¿Qué le diría a Leo para convencerle?
Cualquiera que llega de España, aquí está feliz. Él además es argentino, el heredero de Maradona... Sería como reanudar un discurso maravilloso interrumpido hace 30 años. Y Leo podría por fin demostrar que puede ser grande fuera del Barça.
Pero el Nápoli ya no tiene dorsal 10...
Creo que los hinchas azzurri permitirían volver a sacarlo sólo para Messi. Es el único digno de llevar esa camiseta después de Diego. Es muy difícil, pero por qué no soñar...
Corrado Ferlaino es el presidente que consiguió hacer realidad los sueños de los napolitanos: en 1984, con una negociación infinita, se llevó a Maradona del Barça y cambió la historia del fútbol. El que fue máximo mandatario de los partenopei durante 30 años, cuenta a AS su deseo: ver a Messi con la camiseta azzurra.
En una ciudad magnifica, a la que amo mucho, con un equipo excepcional y un jugador descomunal que se llama Messi.
Una ciudad que conoció bastante en 1984.
Bueno, yo solo me quedé una noche ahí: llegué, firmé el contrato, y me fui corriendo. Lo demás lo hicieron mis colaboradores. Un camarero me dijo que nos llevábamos a un paquete, a un gordo. Aún lo recuerdo.
¿Cómo nació la negociación para Maradona?
Núñez quería venderle porque Diego tenía un carácter muy distinto al de los catalanes. Era un talento maravilloso, pero indisciplinado.
Hubo un momento en el que cambió de idea...
Sí, pero en cuanto hizo así nos lanzamos a por jugadores del Madrid. Para evitar que se enriqueciese su rival, ya volvió a negociar.
¿Este Nápoli puede ganar al Barça?
No existen equipos imbatibles, y los azzurri tienen más motivaciones en este tipo de partidos. Veremos".
Por fin llega Messi a Fuorigrotta. La gran pregunta: ¿es mejor que Maradona?
Es difícil comparar épocas tan distintas. Eso sí, Diego ganó en España y fue leyenda en Nápoli y con Argentina. A Leo le falta algún triunfo con la selección, o en otro sitio...
¿Sabe que en este verano puede marcharse gratis?
Eso debe decírselo al presidente del Nápoli, no a mí.
¿Qué le diría a Leo para convencerle?
Cualquiera que llega de España, aquí está feliz. Él además es argentino, el heredero de Maradona... Sería como reanudar un discurso maravilloso interrumpido hace 30 años. Y Leo podría por fin demostrar que puede ser grande fuera del Barça.
Pero el Nápoli ya no tiene dorsal 10...
Creo que los hinchas azzurri permitirían volver a sacarlo sólo para Messi. Es el único digno de llevar esa camiseta después de Diego. Es muy difícil, pero por qué no soñar...