El MAS cedió el poder para sacar a Evo y Áñez pidió seguridad para su familia
Allegados a Luis Fernando Camacho, Carlos Mesa y Jorge Quiroga niegan la denuncia de un pedido de dinero, realizado por la activista María Galindo. En una reunión, el 11 de noviembre, Salvatierra y Rivero negociaron la salida de Evo a cambio de la sucesión constitucional
Luis Marcelo Tedesqui Vargas
El Deber
Hoy están divididos en tres frentes y rivalizarán en las urnas con la presidenta Jeanine Áñez y también el MAS. Pero hace pocas semanas, allegados a Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y Jorge Quiroga coincidieron en que se reunieron desde el 10 de noviembre para permitir una sucesión constitucional. Dicen que no hubo golpe de Estado y niegan que la ahora presidenta haya pedido un centavo. Coinciden en que el MAS cedió el poder a cambio de una sola cosa: que Evo salga del país a como dé lugar.
Una de esas reuniones se realizó en la Universidad Católica Boliviana. Fue la noche del 10 de noviembre, poco después de la renuncia de Morales. A ella asistieron los embajadores de España, Brasil, la Unión Europea, representantes de los partidos, expresidentes, representantes de la Fundación Jubileo y el Conade (entre los dos últimos hicieron encuestas electorales y conteo rápido que daban una segunda vuelta electoral). Waldo Albarracín asistió por Conade, pero recibió la alerta de que iban a quemar su casa, así que salió corriendo.
El encuentro, según el exministro de la presidencia Jerjes Justiniano, entonces abogado asesor de Luis Fernando Camacho, fue convocada por la Conferencia Episcopal para reunir a todos los actores políticos tras sostener reuniones con cada uno de ellos en los días precedentes al 10 de noviembre. Ese domingo, el informe que confirmaba el fraude emitido por la Organización de Estados Americanos ya había salido y Morales había renunciado. Para Justiniano, esto indica que la reunión no fue sediciosa, porque ya estaba pactada desde antes de la dimisión.
“Estábamos todos muy asustados, muy nerviosos, había mucha incertidumbre, porque el país estaba sumido en una ausencia de poder tras las renuncias del Vicepresidente, los presidentes de ambas cámaras y del primer vicepresidente del Senado”, recuerda el jefe de campaña de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz.
Constataron que la única persona en la línea de sucesión era Jeanine Áñez. El abogado Luis Vásquez Villamor puso en la mesa la sentencia constitucional 003/2001, que señalaba que no se podía permitir un vacío de poder bajo ningún concepto, y que cuando se presente, la sucesión operaba de manera automática, sin necesidad de votación. Además, había una disposición específica en el reglamento de debates de Senadores, que decía que, en caso de vacancia en la presidencia y primera vicepresidencia de la Cámara Alta, correspondía a la segunda vicepresidencia asumir esa responsabilidad. “Por lo tanto, había una teoría de conjunto perfecta para sostener la sucesión”.
Al día siguiente, entraron a la mesa de negociación dos nuevas actrices, la senadora Adriana Salvatierra, y la diputada Susana Rivero. La posición de ambas fue clara. Manifestaron que cualquier solución y debate se iniciaría en el momento en el que el expresidente Morales despegue del aeropuerto de Chimoré, rumbo a México. Un avión militar de ese país esperaba en Lima.
Todos los entrevistados y fuentes diplomáticas le atribuyeron esas gestiones al expresidente Quiroga. “La aeronave necesitaba una autorización específica para surcar el cielo boliviano. Como no había presidente, no había quién pueda tomar la decisión. Tuto asumió el liderato y convocó a los generales de la Fuerza Aérea, para pedirles que, ante el estado de ausencia de poder, asuman la responsabilidad de aceptar el ingreso. Fue complejo, hizo varias llamadas y los altos mandos de la FAB emitieron dicha orden”.
Además, existen los registros de los chats de Whatsapp, según Vásquez, en los que la senadora Salvatierra, insistía a Tuto para que se apresure con el pedido.
Paz Ballivián indicó que “el principal afán de ellas era preservar la vida del expresidente. Consideraban que estaba en riesgo, que era perseguido, mostraron incluso una orden de aprehensión”. Carlos Mesa aceptó.
Por su parte, Justiniano relató que no asistió a esa reunión, por una amenaza de atentado contra Camacho que los obligó a abandonar el hotel donde estaban. “Me llamó por teléfono el monseñor Eugenio Escarpellini y preguntó si estábamos de acuerdo con que Morales salga del país”, que esa era la condición del MAS para acceder a la sucesión presidencial.
El entonces representante del movimiento cívico le respondió que no tenían ninguna facultad para decidir. “Escarpellini me alertó que estaba en altavoz y volvió a preguntar. Yo respondí que, en mi opinión, mientras Evo Morales esté más lejos del país, mejor. Que, si él se quería ir, era su decisión y había que garantizarle que lo haga, con todos los mecanismos de seguridad para que no haya problemas”, rememoró.
Adriana Salvatierra es la única persona, que estuvo en esa reunión que queda en el país, Rivero se fue a Argentina. Cuando este medio le preguntó, la senadora prefirió ya no comentar nada.
En una entrevista anterior, el exvicepresidente Álvaro García Linera dijo que tuvo una comunicación a gritos con el excomandante de la FAB, al que le expresó que, si no dejaba salir el avión, asumiría las consecuencias del resultado del enfrentamiento con los cocaleros que rodeaban el aeropuerto. La orden se dio y Evo se fue. Entonces, la mesa, en la UCB planteó al MAS la sucesión, y la senadora Salvatierra preguntó: “¿Será que Jeanine quiere?”. Entonces Ricardo Paz la llamó, y le hizo la pregunta, también en altavoz. Según él, Jeanine respondió que sí. Justiniano agregó que pronunció una frase más: “Si es que el movimiento cívico me apoya”.
La activista María Galindo denunció que “pidió garantías, y eso era plata, y se la dieron. Ahora los actores son rivales políticos y eso va a saltar”. La respuesta de los tres entrevistados fue unánime: “No pidió un centavo”, Vásquez Villamor acotó que sí pidió garantías, “pero para la seguridad de su familia. Fue Tuto Quiroga el que se encargó de conseguir un avión para que la llevara de Trinidad a La Paz.
Luis Marcelo Tedesqui Vargas
El Deber
Hoy están divididos en tres frentes y rivalizarán en las urnas con la presidenta Jeanine Áñez y también el MAS. Pero hace pocas semanas, allegados a Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y Jorge Quiroga coincidieron en que se reunieron desde el 10 de noviembre para permitir una sucesión constitucional. Dicen que no hubo golpe de Estado y niegan que la ahora presidenta haya pedido un centavo. Coinciden en que el MAS cedió el poder a cambio de una sola cosa: que Evo salga del país a como dé lugar.
Una de esas reuniones se realizó en la Universidad Católica Boliviana. Fue la noche del 10 de noviembre, poco después de la renuncia de Morales. A ella asistieron los embajadores de España, Brasil, la Unión Europea, representantes de los partidos, expresidentes, representantes de la Fundación Jubileo y el Conade (entre los dos últimos hicieron encuestas electorales y conteo rápido que daban una segunda vuelta electoral). Waldo Albarracín asistió por Conade, pero recibió la alerta de que iban a quemar su casa, así que salió corriendo.
El encuentro, según el exministro de la presidencia Jerjes Justiniano, entonces abogado asesor de Luis Fernando Camacho, fue convocada por la Conferencia Episcopal para reunir a todos los actores políticos tras sostener reuniones con cada uno de ellos en los días precedentes al 10 de noviembre. Ese domingo, el informe que confirmaba el fraude emitido por la Organización de Estados Americanos ya había salido y Morales había renunciado. Para Justiniano, esto indica que la reunión no fue sediciosa, porque ya estaba pactada desde antes de la dimisión.
“Estábamos todos muy asustados, muy nerviosos, había mucha incertidumbre, porque el país estaba sumido en una ausencia de poder tras las renuncias del Vicepresidente, los presidentes de ambas cámaras y del primer vicepresidente del Senado”, recuerda el jefe de campaña de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz.
Constataron que la única persona en la línea de sucesión era Jeanine Áñez. El abogado Luis Vásquez Villamor puso en la mesa la sentencia constitucional 003/2001, que señalaba que no se podía permitir un vacío de poder bajo ningún concepto, y que cuando se presente, la sucesión operaba de manera automática, sin necesidad de votación. Además, había una disposición específica en el reglamento de debates de Senadores, que decía que, en caso de vacancia en la presidencia y primera vicepresidencia de la Cámara Alta, correspondía a la segunda vicepresidencia asumir esa responsabilidad. “Por lo tanto, había una teoría de conjunto perfecta para sostener la sucesión”.
Al día siguiente, entraron a la mesa de negociación dos nuevas actrices, la senadora Adriana Salvatierra, y la diputada Susana Rivero. La posición de ambas fue clara. Manifestaron que cualquier solución y debate se iniciaría en el momento en el que el expresidente Morales despegue del aeropuerto de Chimoré, rumbo a México. Un avión militar de ese país esperaba en Lima.
Todos los entrevistados y fuentes diplomáticas le atribuyeron esas gestiones al expresidente Quiroga. “La aeronave necesitaba una autorización específica para surcar el cielo boliviano. Como no había presidente, no había quién pueda tomar la decisión. Tuto asumió el liderato y convocó a los generales de la Fuerza Aérea, para pedirles que, ante el estado de ausencia de poder, asuman la responsabilidad de aceptar el ingreso. Fue complejo, hizo varias llamadas y los altos mandos de la FAB emitieron dicha orden”.
Además, existen los registros de los chats de Whatsapp, según Vásquez, en los que la senadora Salvatierra, insistía a Tuto para que se apresure con el pedido.
Paz Ballivián indicó que “el principal afán de ellas era preservar la vida del expresidente. Consideraban que estaba en riesgo, que era perseguido, mostraron incluso una orden de aprehensión”. Carlos Mesa aceptó.
Por su parte, Justiniano relató que no asistió a esa reunión, por una amenaza de atentado contra Camacho que los obligó a abandonar el hotel donde estaban. “Me llamó por teléfono el monseñor Eugenio Escarpellini y preguntó si estábamos de acuerdo con que Morales salga del país”, que esa era la condición del MAS para acceder a la sucesión presidencial.
El entonces representante del movimiento cívico le respondió que no tenían ninguna facultad para decidir. “Escarpellini me alertó que estaba en altavoz y volvió a preguntar. Yo respondí que, en mi opinión, mientras Evo Morales esté más lejos del país, mejor. Que, si él se quería ir, era su decisión y había que garantizarle que lo haga, con todos los mecanismos de seguridad para que no haya problemas”, rememoró.
Adriana Salvatierra es la única persona, que estuvo en esa reunión que queda en el país, Rivero se fue a Argentina. Cuando este medio le preguntó, la senadora prefirió ya no comentar nada.
En una entrevista anterior, el exvicepresidente Álvaro García Linera dijo que tuvo una comunicación a gritos con el excomandante de la FAB, al que le expresó que, si no dejaba salir el avión, asumiría las consecuencias del resultado del enfrentamiento con los cocaleros que rodeaban el aeropuerto. La orden se dio y Evo se fue. Entonces, la mesa, en la UCB planteó al MAS la sucesión, y la senadora Salvatierra preguntó: “¿Será que Jeanine quiere?”. Entonces Ricardo Paz la llamó, y le hizo la pregunta, también en altavoz. Según él, Jeanine respondió que sí. Justiniano agregó que pronunció una frase más: “Si es que el movimiento cívico me apoya”.
La activista María Galindo denunció que “pidió garantías, y eso era plata, y se la dieron. Ahora los actores son rivales políticos y eso va a saltar”. La respuesta de los tres entrevistados fue unánime: “No pidió un centavo”, Vásquez Villamor acotó que sí pidió garantías, “pero para la seguridad de su familia. Fue Tuto Quiroga el que se encargó de conseguir un avión para que la llevara de Trinidad a La Paz.