El descaro de Ansu Fati revive al Barça

El joven delantero marca dos goles y decide un partido en el que los de Setién dominaron al inicio y acabaron dependiendo de Ter Stegen al final.

Santi Giménez
As
El Barça de Setién es un adolescente que está en un proceso de crecimiento que se podría resumir en el rendimiento de Ansu Fati, otro proyecto tan incontrolable como prometedor, que decidió el duelo ante el Levante con dos goles para que el Barça ganara por 2-1 y siga la estela del Real Madrid en un partido que tuvo de todo. Una primera parte para entusiasmarse y una segunda en la que los blaugrana volvieron a perder el control de un partido que tenían sentenciado y se encomendaron a su portero para acabar pidiendo la hora.


Después de la victoria del Madrid ante el Atlético al Barça le quedaban tres opciones en su partido contra el Levante: ganar al estilo de toda la temporada en plan patada a seguir, fracasar o bien ganar convenciendo de que la apuesta de Setién tiene recorrido. Todo se quedó a medias. Están en el camino, pero falta cocción. Como en la adolescencia.

A fuerza de experimentar el sistema de ensayo-error, Setién parece que va dando con la tecla que no es ni más ni menos que una versión ambiciosa del concepto anterior. Ante el Levante no es que mantuviera la defensa de cuatro olvidando lo de los tres centrales, sino que incluso apostó en defensa por un doble pivote en defensa con Rakitic apoyando a Busquets para capar cualquier intento del Levante de salir a la contra.

Asentado el centro del campo y la retaguardia, el resto era cosa de Messi, que tuvo media hora de escándalo. Desbordó en la banda, creó en el centro y remató, sin suerte, en punta. Y además, ha encontrado en Ansu Fati un socio. Que no es poca cosa. Para ser socio de Messi no basta con ser sensacional, hay que tener ese intangible que hace que Su Majestad te bendiga. Y ahí está Ansu Fati. Probablemente, Ansu no es el mejor jugador que ha jugado con Leo, como no lo era Pedro, pero despunta un brote que ilusiona.

Con un Barça intenso en la presión y bien ordenado en el repliegue, la primera parte fue estupenda para los de Setién, que únicamente echaron en falta colmillo en el área para matar el partido. Griezmann se movía y llegaba con claridad, pero falló de cara a puerta ante las internadas de un Semedo desatado que incluso disparó al travesaño en una de las mejores primeras partes que se le recuerdan de blaugrana.

De la mano de Semedo, de Griezmann y, especialmente, de Ansu, el Barça recuperó la verticalidad con un Messi ejerciendo de quarterback y repartiendo pases que el joven extremo de 17 años aprovechó para marcar dos goles en dos minutos cuando se superaba la media hora de partido.
El Camp Nou, que volvió a tener una muy floja entrada, volvía a creer.

Con el partido perfectamente encarrilado, le quedaba al Barcelona aprobar la asignatura de defenderse con el balón, matar el partido y no dejar que el Levante le creara dudas. Esa materia que disgustó a Setién en ciertos pasajes del partido contra el Leganés el jueves pasado. Y volvió a suspender.

A base de paciencia, el Barça quiso dominar el partido esperando a que la pelota llegara a Ansu o Messi para dar el picotazo definitivo ante un Levante que tuvo la oportunidad de acortar distancias en un momento en el que el Barça se fue del partido tras un saque neutral. Rochina, con todo a favor envió la pelota a las nubes.

A partir de ahí, el Levante vio que el Barça era débil atrás y Ter Stegen se tuvo que lucir ante Morales. Los blaugrana no lograban dormir el duelo y el equipo blaugrana volvía a fiar su suerte al portero alemán, que en el minuto 66 evitó el gol de Hernani. Para entonces, Piqué ya había visto la amarilla que daba la sensación de estar buscando desde el inicio del partido.

Para tratar de asentar el juego blaugrana entró Sergi Roberto por Griezmann y Arthur por De Jong mientras el equipo local, Messi se obsesionaba con anotar y Ansu por completar el triplete, mientras que los de Paco López no se rendían y seguían poniendo a prueba al guardameta alemán, que tenía más trabajo que Aitor.

Fue incapaz el Barcelona de mantener su portería a cero ante el asedio de los visitantes y Rochina, en el descuento puso el susto en el cuerpo de los culés al marcar desde la frontal el gol que se merecía un Levante valiente que acabó por hacer sufrir a un Barça que sigue creciendo como el adolescente Ansu, al que se aferró para seguir persiguiendo al Madrid.

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